Hablar de Café Tacvba es remontarse tres décadas atrás. Finales de los 80 y los 90 en todo su esplendor. Anoche, en La Laguna, se vivió un viaje al pasado con temas que acompañaron a una generación, la generación X, en una velada que pasaba de lo acústico a lo bohemio.
De lo ruidoso, a lo experimental, de lo melodioso a lo folclórico sin el menor reparo.
La peculiar banda de Satélite, encasillada en la ola del rock mexicano por mera cuestión temporal, aterrizaba de nuevo en la Comarca, varios años después desde la última vez. Su público fiel ahí estuvo presente, coreando una a una de sus canciones, aunque al inicio del concierto se viviera algo de desconcierto.
El “setlist” de “Cafeta” viene de fechas atrás, de sus presentaciones por los Estados Unidos. “Esa es de las nuevas”, se escuchó decir entre los presentes que miraban con asombro entrar al escenario a Rubén Albarrán.
Seguir siendo, Tengo todo, Cero y uno... El inicio de una nueva historia. Pero con Como te extraño mi amor (original de Leo Dan), la “raza” agarraba tono.
Debajo del mar, La zonaja, Ixtepec y Volver a comenzar siguieron para ir prendiendo al respetable.
La noche se fue calmada, pero sin mayores pausas. Dando paso al Futuro y un remanso de paz con Diente de león, el preámbulo para volver al primer gran hit: María, y la leyenda continúa.
De pronto, Rubén reflexiona sobre el uso del agua en el mundo actual, un mensaje ecológico para presentar Olita de altamar. Un par de pasos y palmadas y damos paso a Puntos cardinales, la locura está por estallar por completo. Así, Las flores y 1992 se instaló de lleno en el recinto lagunero, el tema con el que el incansable “frontman” aprovecha para invitar al público a levantar los brazos. Y todo se llena de luces y colores.
La “raza” se prende y canta. “Aquí los Chompiras rifan...”.
La agrupación está intacta. Rubén baila rodeado de cinco músicos: Meme, Joselo, Kike y un par de invitados. Es El fin de la infancia.
La noche es madura, como los que llegaron de Satélite. Es tiempo de rendir tributo a otra banda grande (de Chile): Los Tres; Déjate caer, estilo “Cafeta”. Y es en este momento que se apoyan de los “extras” para pasar los cuatro de origen a la pasarela del centro y montan una coreografía perfecta; existe armonía en la vieja banda. La música no se para.
“Muy bonito, muchachos, qué chin... cantaron”, agradece Rubén mientras se despide y anuncia a La chica banda... “Y yo le di mi amor, en un concierto en Torreón”.
Se apagan las luces... “Oe, oe, oeooo”; los fans quieren más de Café y Tacvba quiere más de los laguneros. Ahora, Eres, en la voz del inspirado Meme del Real. Momento cúspide.
Queda espacio para un par más. Primero, Quiero ver, ante la algarabía natural de los fanáticos. Se siente una atmósfera romántica en el ambiente que toma ritmo y se eleva. Ya solo queda El baile y el salón,¡Vaya faena la de hoy!
Rubén baila. Canta, brinca y aplaude. La gente con él. Ha llegado el final. “Muchas gracias, muchachos”, dice el cantante. Seacerca a saludar a algunos afortunados y se va. Uno a uno se van.
Éxitos. La banda deleitó con canciones como Seguir siendo, Tengo todo y Cero y uno (EL SIGLO DE TORREÓN/RAMÓN SOTOMAYOR)
Mensaje. En un momento de la noche Rubén Albarrán habló sobre el uso del agua (EL SIGLO DE TORREÓN/RAMÓN SOTOMAYOR)