Con el sexto juego, el sábado pasado concluyó la Serie Mundial 2022 con la coronación, por fin, de los Astros de Houston ¡y en su casa! Fue en general muy buena Serie Mundial (SM), como también lo fue toda la postemporada. Sin embargo, porque así suele suceder, finalmente al aficionado sólo le quedará el recuerdo de la serie final, a pesar de los formidables lances que vimos en las series previas.
Ahora a esperar la llegada del próximo octubre para disfrutar de nuevo el llamado Clásico de Otoño, que con excepción de sólo dos años se tiene como la gran fiesta del beisbol desde 1903. Claro, antes empezarán en abril su temporada regular las Grandes Ligas y nuestros circuitos de verano. Otra vez, como alguna vez escribió Vicente Leñero, tendremos a "este deporte rey que nos ayuda a vivir".
A lo largo de la postemporada vimos jugadas espectaculares, tremendos duelos de pitcheo, increíbles joyas a la defensiva, choques cerradísimos, uno de los cuales se fue hasta 18 innings.
El hecho es que a cada quien esta SM le dejará algo que jamás olvidará. Toda proporción guardada, como el juego perfecto que lanzó Don Larsen en la SM de 1956, o el inolvidable jonrón golondrino conectado por Bill Mazeroski en 1960 para dejar a los Yanquis de Nueva York tendidos en el terreno.
Muy probablemente un buen número de aficionados se quedará con lo ocurrido en el cuarto juego, el miércoles 2 de noviembre, en el que vimos en SM un juego sin hit ni carrera, aunque no lanzado por un solo pitcher, algo que ya no ocurre, sino de manera combinada por el abridor Cristian Javier, dominicano, quien cubrió cinco entradas, y tres relevistas, dos de ellos latinos: Bryan Abreu y Rafael Montero, más el formidable cerrador Ryan Pressley, quien por cierto en toda la postemporada no admitió carrera limpia alguna.
Desde otro ángulo, quizá nos quedaremos para siempre sin explicarnos porqué razón, en el tercer juego, el piloto de los Astros Dusty Baker aguantó en la lomita casi cinco entradas al abridor McCullers, durante las cuales los Filis le conectaron nada menos que cinco cuadrangulares, para empatar el récord de otros tres juegos de SM en los que también se batearon: por los Yanquis en 1928, por los Atléticos de Oakland en 1989 y por Astros de Houston en 2017. Varios comentaristas dijeron no entender esta actitud de Baker y menos en un juego de Serie Mundial; es decir, dejar a un pitcher así para que le den de garrotazos, fue para darle una lección o para que pagara algo que debía.