Perdónenme si no me uno al regocijo de tener a Marruecos en semifinales de la Copa del Mundo. No me gusta que equipos defensivos avancen llámense como se llamen. Todavía recuerdo el mal humor que me hizo pasar por un buen tiempo la selección de Grecia que ganó la Eurocopa del 2004 en Portugal venciendo uno a cero a los lusitanos con un balón detenido venido de un córner rematado por Charisteas. Fue el único disparo a gol del partido por parte de los griegos, que desplegaron durante todo el torneo un futbol nefasto pero efectivo. El equipo dirigido por el alemán Otto Rehhagel no atentó nunca contra las reglas, si no que atentó al espíritu del juego. Rehhagel con toda la razón argumentó que era la única manera de aspirar a algo, jugar siempre atrás del balón y esperando pacientemente para emboscar a un confiado rival. Un gol era más que suficiente, los defensas griegos defendían su magra ventaja como sus primos los espartanos.
Marruecos juega muy similar a aquella Grecia, su papel de víctima propicia provoca que sus rivales terminen desesperados y se equivoquen, con un error es suficiente, como en el juego de ayer, cuando el portero portugués Diogo Costa salió totalmente desorientado para que En-Nesyri (que saltó como Michael Jordan) cabecera a un marco vacío. Los periodistas de siempre defienden (como los mismos marroquíes) con fiereza el avance de los africanos a la mismísima semifinal, hecho inédito para una selección del continente negro. Hablan los que justifican el tipo de juego de Marruecos, porque "refresca la competencia", lo menos que hace un equipo jugando así es refrescar algo, entendemos la magnitud de los logros del equipo que dirige el nacido en Francia Walid Regragui, que al igual que Rehhagel por más críticas que reciban no van a cambiar un ápice su estrategia y hace bien, en este momento forma parte de los mejores cuatro del mundo y puede aspirar a ganar el título, ojalá y no.
Uno puede simpatizar con los seleccionados "cenicientas", mi "cenicienta" favorita era Canadá, que jugando absolutamente contrario a Marruecos siempre trató de agradar y de ganar sin especular, pero su propuesta fracasó estrepitosamente, perdió sus tres partidos divirtiendo a todo mundo menos a ellos, que siempre perder no es agradable. Al menos a los canadienses les quedará la satisfacción de ser los únicos que han podido vencer al extraordinario Bono.
En cuanto al pase en agonía de Argentina eliminando a Holanda y la forma en que celebró frente a unos dolientes neerlandeses quedará para la historia. Una historia que algunos se empeñan en convertir en los únicos villanos a los muchachos de Scaloni, en ese partido que se calentó mucho antes que iniciará no existen héroes o villanos, ni buenos y malos, son simplemente dos equipos competitivos que fueron a la "guerra" sin dar ningún tipo de concesiones. Decidieron los dos seleccionados llevar el asunto al callejón sucio de la burla continua, cada vez que alguien tomaba alguna ventaja aprovechaba para echárselo en cara al rival con burlas hirientes, obvio, uno de los rijosos se iba a quedar y le tocó a la naranja mecánica.
Y como dicen en el barrio "si te llevas te aguantas". Ahora Messi y Argentina mostraron el barrio y lo gamberro provocados por Van Gaal que intentó desconcentrar al mejor del mundo declarando que el diez de la Albiceleste no servía a la defensiva, ya que no marcaba ni se sacrificaba. Di María delantero argentino respondió por Leo declarando que Van Gaal había sido el peor entrenador que había tenido en su vida (coincidieron en el Manchester United).
Tanto europeos como sudamericanos se enredaron en un partido lo más alejado del fair play. Antes, el futbol castigó a Brasil cuando de manera insultante bailaban (con entrenador incluido) cada vez que le anotaban a los caballerosos coreanos. A ver cómo le va a los pérfidos argentinos contra los heroicos croatas, si el cuadriculado equipo se apunta otra hazaña, Argentina será bombardeada con burlas y críticas feroces. A eso te arriesgas con la máxima barrial: "el que se lleva se aguanta".