(VERÓNICA RIVERA)
Sus dos ramas genealógicas tienen vena musical. La herencia de Key Key (Keyla Lozano Velázquez) estaba definida desde que era pequeña. Su padre, fundador de un grupo local, siempre tocó la batería y contagió artísticamente a su hija, quien abordó el instrumento desde los 10 años.
“De parte de mi papá todo mundo toca un instrumento, todos mis tíos, algunos primos, mi hermano también. De parte de mi mamá, mi abuelo tuvo un grupo en su tiempo y mi tía desde niña cantaba con él, mi tío tocaba la batería, percusiones, sabía de audio también”.
Key Key veía a la música como su futuro oficio, por tal motivo amagó con trasladarse al Conservatorio de Durango, pero finalmente entró al Instituto Tecnológico de Estudios en Audio (ITEA), para estudiar la Ingeniería en audio y producción musical, en Torreón.
Carrera donde ella y una compañera serían las únicas mujeres.
“Se me hacía difícil ser la artista y dije que me gustaría crear uno, estar detrás de, conocer la producción musical y cómo se crean las canciones”.
La artista urbana se orientó más hacia la producción y comenzó a trabajar en proyectos escolares, hasta que una tarea le dio la libertad de escoger el género en qué desenvolverse. En ese entonces, Key Key estaba empapada por la sonoridad callejera del rap. En sus audífonos fluían artistas como Kendrick Lamar o Drake. Escucharse hacer rap le otorgó la dirección hacia donde dirigir sus esfuerzos.
Recientemente, la artista fue reclutada por el sello lagunero Golden Blade, mismo que apostó por ella para producir Witch, el sencillo con el que se ha presentado en escenarios de la región y diversas plataformas digitales.
“En esa canción describo cómo soy. Hay como dos partes distintas. A veces siento que soy una persona muy paciente, alegre, tranquila. Pero cuando se me termina la paciencia, exploto muy fuerte. Soy muy tranquila, pero cuando me molesto sí soy muy fuerte, por eso mismo el cambio de la canción, del ritmo, la letra y así”.
