Cultura

Julián Herbert

Julián Herbert percibe a la crónica como el género más cercano a la poesía

Los intereses del autor radican en deslizarse por el 'territorio del gonzo'

(CORTESÍA)

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SAÚL RODRÍGUEZ

En 1989, Julián Herbert (Acapulco, 1971) realizó su primer reportaje. El texto abordaba la quiebra de Altos Hornos de México. Ese fue el primer paso para que se animara a practicar su escritura en otros géneros, donde concibe a la crónica como un formato que lo ha acompañado toda la vida.

A más de dos años de su publicación, Herbert presentó su libro Ahora imagino cosas (Literatura Random House, 2019), por primera vez en Coahuila. El evento se realizó el pasado miércoles 20 de julio, en las instalaciones del Centro Cultural Vito Alessio Robles, en la ciudad de Saltillo, esto como parte de las actividades del Festival Internacional de las Artes Saltillo 445. El autor fue acompañada por la periodista Laura Luz Morales y el promotor cultural Sergio Saltillo. El volumen condensa ocho crónicas autobiográficas, siete de ellas redactadas en primera persona.

“La crónica, para mí, aunque suene extraño, es el género que me parece más cercano a la poesía, porque aunque ahora se discute mucho sobre crear una cierta pureza en la crónica, me parece que eso nunca ha sido el objetivo de la crónica. Al contrario, es un género totalmente impuro y creo que admite muchas perspectivas, desde el uso de una primera persona muy integrada, el uso de testimonios y esta vocalización casi faulkneriana que te da la entrevista. El rollo de deslizarte entre los eventos de interés público y las cosas que te interesan a ti, en lo particular”.

El autor recalca para El Siglo el placer que le produce escribir crónicas. A medida que los párrafos se construyen en este género, el autor también ejercita su capacidad para sorprenderse ante la aparición de nuevos elementos. Considera que la crónica ostenta una multiplicidad y complejidad que da color a su composición.

Chisme, realidad y ficción

Según el diccionario, la palabra chisme podría definirse como un comentario o noticia no verificada que circula entre la gente, generalmente de carácter negativo. Para Julián Herbert, la idea del chisme ostenta presencia permanente en la vida cotidiana. Recuerda que en su juventud, Elisa Robles fue una de las voces que lo capturó como lector, pues ella escribía reportajes que oscilaban en temas de política y espectáculo.

“A mí me interesa mucho ese territorio de la subcultura mexicana, que siento que ha sido menospreciado en el momento contemporáneo. Me parece que ahí hay cosas notables, y también otra voz lateral es Luis Spota y un gran estilista mexicano que es Ricardo Garibay, quien es un gran escritor de chismes mexicanos”.

Herbert marca el paso a su reflexión y opina que el chisme forma parte de un relato mayor, tanto en el retablo de lo nacional, como en la experiencia de lo humano. A final de cuentas, estas grandes figuras o eventos enmarcados en la sociedad. El chisme es un elemento presenta en las crónicas que dan vida a Ahora imagino cosas, donde las fronteras entre periodismo y literatura, y realidad y ficción, se rompen.

“Neurológicamente, en términos cognitivos, nuestro cerebro no tiene una distinción estricta entre la realidad y la ficción. En el sentido de que la retórica no es una invención social, la retórica es un proceso cognitivo. Por ejemplo, la experiencia de primera persona es algo que nos sucede a todos los seres humanos y procesar los conocimientos o memoria que tengamos de la realidad, haciendo paquetes, elipsis y utilizando todos estos recursos narrativos de la novela, están en la vida cotidiana”.

En todo momento, fluctúa un deseo de ficcionar la realidad, en el proceso de aprender de ella. A partir de este punto, el periodismo y la literatura sostienen un diálogo sumamente intenso. Para Herbert, el gran periodismo siempre ha jugado en ese territorio intermedio, donde se toma al tema desde el interés público, pero también aceptando que no existe la objetividad absoluta.

“La idea de que un periodista funja sólo como transmisor, también reduce mucho la fuerza del oficio, porque creo que parte del oficio del periodista es hacer un registro preciso, peor también dar tu punto de vista a la hora que editas y acomodas, qué va primero y qué va después”. 

Las crónicas de Herbert giran alrededor de cierto evento con peso social, toman su experiencia personal y luego se alimentan de datos a través de la investigación histórica. Los intereses del autor radican en deslizarse por el “territorio del gonzo”, pero atento a tratar otros aspectos de la realidad.

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Escrito en: Julián Herbert Periodismo literatura Ahora imagino cosas

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