
(CORTESÍA)
Vicente Fernández no solo marcó a la lagunera Adalinda Vázquez, siendo su padrino de 15 años junto con su esposa María del Refugio Abarca, sino que también cuidaron durante muchos años a un gomezpalatino.
"Chente" y "Cuquita" de igual manera se volvieron padrinos de bautismo de José Luis Monárrez Padilla. El 26 de enero de 1999 en la Parroquia de la Sagrada Familia de la Colonia Las Rosas ambos llevaron a José Luis a la pila bautismal.
Monárrez Padilla platicó con El Siglo de Torreón de las alegrías que le dio Vicente tanto a él como a su familia y la forma en que lo recordará siempre.
El lagunero comentó que sus papás tenían relación con la familia Fernández y que uno de sus tíos es primo del fallecido cantante.
"Cuando mis papás iban a Guadalajara visitaban el hogar de los Fernández. Desde ahí se fue haciendo más grande la amistad. Un día que estaban con ellos en el rancho, Vicente y 'Cuquita' preguntaron que por qué no tenían hijos, y mis papás respondieron que estaban batallando para embarazarse, y de ahí en adelante ellos siempre estuvieron al pendiente de ello".
Contó José Luis que el día que su madre resultó embarazada, les habló (A Vicente y 'Cuquita') para darles la buena noticia.
"Y entonces, 'Chente' y 'Cuquita' dijeron: '¿Para cuándo el bautismo?, estamos puestos para ser los padrinos'; durante el embarazo siempre estuvieron al pendiente, y cuando nací yo mi 'nina' 'Cuca' habló y les dijo a mis papás que Vicente tenía fecha libre para bautizarme el 26 de enero del 1999, antes de comenzar una gira".
El gomezpalatino relató cómo fue su bautismo, de acuerdo con lo que le han narrado sus progenitores.
"Me dijeron que fue un evento muy privado, solo con la familia más cercana a nosotros, porque a Vicente nunca le gustaba ser el centro de atención en eventos en los que él no era el protagonista", sostuvo.
Con una sonrisa de oreja a oreja, José Luis manifestó que siempre estuvo en contacto con los Fernández.
"Toda la vida nos frecuentamos, cuando él venía a cantar a La Laguna siempre nos invitaba para saludarnos, al igual que nosotros íbamos a su casa a saludarlos cada vez que teníamos la oportunidad", expresó.
Junto al intérprete de Mujeres divinas, Monárrez Padilla confesó que vivió momentos inolvidables que atesorará por siempre.
"Un sin fin de recuerdos guardados. Desde niño nos hizo sentir a mí y a mi familia como parte de la suya. Nunca se me olvidará mi primer regalo, fue un caballo miniatura, y fue inolvidable porque lo trajo desde Guadalajara en su avión hasta la Comarca Lagunera.
"Pero es imposible poner todos los recuerdos que me dejó, desde los paseos en su camioneta enseñándonos el rancho con tanta pasión y hasta las pláticas en su cuarto cantándonos canciones y mostrándonos sus nuevos discos por lanzar. Algo que tampoco voy a olvidar es el cariño de cómo nos recibían en su casa, desde la comida que nos hacían hasta nuestras charlas amenas en su terraza".
José Luis Monárrez dejó en claro que su padrino logró que la música mexicana trascendiera en niveles inimaginables.
"¿Qué no aportó Vicente a la música mexicana y al pueblo?, era y seguirá siendo el rey en la música mexicana, aquí en México y en otros países del mundo. No creo que exista o vaya a existir alguien que supere su trayectoria y su poderosa voz, y que a pesar de ser tan famoso tuviera un corazón tan humilde y bondadoso como el de él", puntualizó.