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PALIACATE Y MEXICANIDAD

CLAUDIA RIVERA MARÍN

El pasado domingo asistí a la "bendición de las danzas", evento en el que se reunieron diversos grupos de danzantes y con el que inicia la época de peregrinaciones en la región. En este espectáculo con ritmo de tambor me llamó la atención un elemento indispensable en los coloridos vestuarios que portan, ya sea en la cintura o en la cabeza, los bailarines: el paliacate. Recordé la sorpresa que tuve al enterarme de que este objeto no es originario de México, sino que nos llegó como una herencia cultural de la India. Si bien la Real Academia Española enuncia la raíz náhuatl pal 'color' y yacatl 'nariz', existen investigaciones que describen cómo esta prenda textil llegó a México debido al intenso intercambio comercial entre diversos países de Asia y Europa con el nuestro. Algunas teorías mencionan que proviene del Puerto de Calicut en el sur de la India (hoy Pazhaverkadu) y otras mantienen que su origen está en la costa oriental, en un pueblo que por muchos siglos se conoció como "Paliacate". Ambas poblaciones son famosas por su versátil producción textil y, aunque no se ha adoptado alguna de estas teorías como verdad absoluta, lo cierto es que sí podemos ubicar que nuestro paliacate, esa prenda que observamos en héroes revolucionarios, artistas, trabajadores del campo, músicos, danzantes y hasta en desfiles de moda, llegó para quedarse y proviene de India.

Su tradicional diseño con forma de gota o lágrima se conoce como boteh, patrón que se ha popularizado en diversas prendas de vestir y otros artículos tales como mochilas, bolsas, mascadas, alfombras. Aunque su origen también se ha interpretado de distintas maneras, la teoría más aceptada es que el mencionado diseño representa la palma datilera -que se consideraba sagrada-, un árbol que en la antigua religión zoroastriana se relacionaba con la vida y que además era ampliamente aprovechado para preparar alimentos, bebidas y fabricar telas. Su origen también se relaciona con Persia, específicamente Cachemira, en donde se le dio el nombre de boteh (palabra que significa flor). La historia y sus imágenes nos muestran que este peculiar dibujo fue utilizado por la realeza y alta sociedad de países europeos en su vestimenta, accesorios, muebles y alfombras. Debido a que India era una colonia británica, muchos de sus productos fueron popularizados en diversos países entre los siglos XVII Y XVIII. Dentro de esta mezcla de culturas es importante mencionar que en algunos países se conoce a este diseño como "paisley", debido a que, durante las Guerras Napoleónicas en las que hubo un bloqueo a las exportaciones hacia Inglaterra, un comerciante escocés que vivía en un pueblo llamado Paisley, aprovechó la contingencia para solicitar a sus tejedores que imitaran el estampado, lo que detonó el éxito de su empresa y provocó que la prenda textil se conociera también como paisley y que fue ampliamente popularizada por el cine "western", en el que se podía observar a los vaqueros usándolo en el cuello.

El paliacate es un claro ejemplo del mestizaje de culturas, una prenda profundamente mexicana, integrada a nuestras tradiciones, festividades, al trabajo y al deporte.

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