La función social de la universidad está íntimamente ligada a la realidad histórica en que se encuentra inmersa. Tal como lo dijo el P. Ignacio Ellacuría en el décimo aniversario de fundación de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas: "El sentido último de la universidad y lo que es en su realidad total debe mensurarse desde el criterio de su incidencia en la realidad histórica, en la que se da y a la que sirve". El actuar de la universidad será siempre político, ya que se encuentra en una realidad histórica determinada.
Evidentemente la función social de las universidades no es homogénea. Su incidencia política es diversa. Cada una de ellas, sea pública o privada, sea católica o no, responde de manera diferente a la realidad histórica en la que se encuentra inserta.
La Universidad Iberoamericana Torreón, al ser católica y estar confiada a una congregación religiosa (Compañía de Jesús), debe responder políticamente a esa realidad histórica de una manera particular. Su proceder debe partir de la realidad y para la realidad. Eso supone primero, entender y analizar la realidad histórica en la que se encuentra inmersa, a la luz de los valores y principios que le dan sustento y existencia y, a partir de esa experiencia reflectiva, actuar políticamente.
Ahora bien, ¿cómo debe ser ese actuar? ¿a beneficio de quién o de quiénes? ¿con qué objeto? Primero debemos tomar en cuenta que la universidad se ubica en una realidad histórica determinada, por lo que su actuar político siempre será a favor de y en contra de algo. En el campo de la política no hay espacio para la neutralidad. En este sentido, nuestra universidad y sus licenciaturas no son ni deben ser neutrales; sus políticas universitarias deben estar en primer término a favor de la vida, pero no solo de la vida humana, sino de todas las formas de existencia, especialmente de aquellas que el antropoceno y las estructuras humanas de
dominación excluyen, marginan y exterminan. Quizá esto se acerque a lo que ha dicho el Papa Francisco en su encíclica "Laudato Sí", cuando nos exhorta a que transitemos a una ecología integral, en donde se respete la vida en todas sus expresiones. En segundo momento, sus apuestas deben estar en contra de todo aquello que provoque la muerte; de todo aquello que mate la vida (humana y no humana), de todo aquello que margine, excluya y extermine. Una política universitaria que rehabilite la Política con mayúscula, al servicio del bien común, tal como lo afirma el Papa Francisco.
La Universidad Iberoamericana Torreón al estar confiada a una congregación católica, debe optar principalmente por los pobres. Esto quiere decir que todos sus esfuerzos deben enfocarse, en entender la realidad histórica mediante la generación de conocimiento, tanto empírico como científico, y después, desplegar dinámicas para su transformación, siempre a favor de los pobres, excluidos y marginados, con el fin último de propiciar condiciones de posibilidad que les permitan tener una vida digna, plena y en abundancia.
