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Fotógrafo lagunero participa en documental sobre las Rastreadoras del Fuerte

Un retrato de lo que miles de madres viven tras la desaparición de sus hijos

(FOTO: ESPECIAL)

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SAÚL RODRÍGUEZ

“Dios no me quiso dar muchos hijos, pero por desgracia perdí uno y has de cuenta que me quitaron la vida”, dice una de Las Rastreadoras del Fuerte, un grupo de mujeres que buscan a sus hijos y seres queridos desaparecidos en el norte de Sinaloa. Esta es una de las muchas organizaciones de civiles que han surgido en el país para realizar labores de búsqueda, ante la ineficacia de las autoridades. En La Laguna está el ejemplo de Grupo Vida, cuyos miembros salen al desierto con la esperanza de encontrar algún rastro, por minúsculo que sea, sobre el paradero de sus ausentes.

Las Rastreadoras del Fuerte son las protagonistas del documental Te nombré en el silencio (2021), dirigido por el cineasta mexicano José María Espinosa de los Monteros y donde el lagunero J. Daniel Zúñiga, egresado del Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC), participa como fotógrafo. La cinta se incluyó el año pasado en la Gira de Documentales Ambulante y estará disponible el 12 de mayo en las pantallas de La Laguna.

A pico y pala

La voz de José María Espinosa atiende el teléfono. Sus palabras dan contexto de la situación de violencia en Sinaloa. Decide no reservarse nada. Lo define como “un estado históricamente bañado en sangre”, que se ha acrecentado con el paso de los años y normalizado hasta cierto punto.

“Hemos normalizado la violencia. Somos una sociedad entumida. Yo lo veo por dos lados: o somos indiferentes o estamos tan entumidos que ya no sentimos y todo nos parece normal. Y eso es terrible para una ciudad como Culiacán y un país como México. Yo veo a México como un país enfermos y sus síntomas, que todos están en el contexto de Sinaloa: el feminicidio, la desaparición forzada, el desplazamiento forzado. Son todo esto que sentimos y que está ahí presente, que es ajeno para muchísimas personas. Como bien dices, creo que si estás alejado de estas regiones que son históricamente violentas, sí estás ajeno a una realidad que nos debería de competer a todos”, declara el cineasta.

Roberto Corrales desapareció el 14 de julio de 2014. Mirna Nereida Medina, su madre, acudió a las a autoridades sinaloenses para pedir ayuda. Pero le habló a un muro, se le negó el derecho y ella se negó a quedarse de brazos cruzados. Junto a otras madres fundó el grupo Las Rastreadoras, quienes tomaron picos y palas para adentrarse en el desierto en busca de sus hijos desaparecidos. Su lucha registra el enfrentamiento al abandono del estado, la complicidad de las autoridades con el crimen organizado y los gestos de una sociedad indiferente.

“La historia de Roberto es excepcional, porque, como bien ha dicho Mirna tras el documental, cuando ellos buscan, casi siempre encuentran cuerpos completos. Cuando Mirna había encontrado aproximadamente 90 cuerpos, fue cuando encontró a Roberto y fue de los únicos cuerpos que encontró incompletos. Encontró más o menos la mitad de su cuerpo y eso es algo demasiado trágico. Creo que marca muchísimo lo especial que es el caso de Roberto, un chamaco que vendía discos piratas en los camiones y que un día se subió a una camioneta a vender un CD, en la gasolinera donde trabajaba, y ya no volvió. Entonces, Te nombré en el silencio, quiere decir nombrarlos para que no se nos vayan de nuestra memoria. A mí me pareció importante mantener a Roberto en nuestra memoria”.

Como otros grupos similares, Las Rastreadoras salen en grupo al desierto. Buscan la tierra removida y en ocasiones clavan una varilla en la superficie, luego la huelen. Si un cuerpo está bajo la tierra, su olor quedará impregnado en la punta del fierro. Espinosa recalca que ellas realizan esta labor con sus propios recursos y protocolos. Luchan contra todo, desde el mismo narco hasta las autoridades, incluso contra sus propias familias que en ocasiones también se oponen a las búsquedas.

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“Ellas tienen ya sus protocolos. Han recorrido un camino grandísimo en cuanto al expertise que tienen para rastrear. Desde Mirna, que empezó hace años caminando por las veredas, porque le dijeron que a gente era muy floja, en el sentido de que asesinaban personas y las tiraban como a 15 metros de las carreteras. Entonces, ahí empezó, con ciertos consejos de cómo buscar y, a través de los años, se ha profesionalizado, creando diferentes herramientas para el rastreo e incluso yendo a simposios y asesorías en otros países para volverse una verdadera sabueso”.

Fotografía

Para abordar este complicado tema, José María Espinosa buscó simpleza en las imágenes. En este trabajo fue auxiliado por Daniel Zúñiga, quien propuso una fotografía austera, adaptada a cada locación. Se usaron pocas luces. La mayoría de las tomas fueron exteriores.

“Creo que lo importante en este tipo de documentales, es la confianza que tienes en tu fotógrafo. Yo confiaba, por su trabajo y por ser de Torreón, en Daniel, quien es excepcional. Yo confiaba en él, confiaba en su instinto”.

La fotografía en Te nombre en el silencio reacciona constantemente ante cada acontecimiento. La concepción del documental tardó aproximadamente cinco años, contando todos los procesos cinematográficos: preproducción, producción, filmación y postproducción. Se trata de una película independiente, sin fondos gubernamentales, para la que se tuvo que adoptar otro tipo de estructura.

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