Con la pandemia de coronavirus las prácticas de robo de identidad evolucionaron de múltiples formas.
El robo de identidad es un delito que deja en condiciones sumamente vulnerables a quienes lo padecen, pues además de ver expuesta su seguridad y la de su familia, son víctimas de fraudes, contratación de créditos y muchas otras acciones ilegales que se cometen haciendo uso de sus datos personales.
Por desgracia, esta conducta delictiva ha ido evolucionando y cada vez es más importante que la ciudadanía esté lo suficientemente informada sobre los nuevos métodos que los delincuentes adoptan para hacerse de información con la cual cometer ilícitos.
Hasta hace algunos años, la mayoría de quienes se dedican a estos delitos se hacían de los datos de otras personas por medios físicos, a través de las credenciales de identificación, principalmente.
Dejar las credenciales en manos de algún desconocido, es suficiente riesgo para que si éste asume conductas delictivas, le tome fotografías, elabore una credencial falsa con los datos de esa persona y al tener su dirección, obtenga de algún modo los comprobantes de domicilio, para solicitar créditos o préstamos a su nombre.
Al decir de Wolfgang Erhardt, vocero nacional del Buró de Crédito, hay quienes incluso hurgan en la basura para encontrar comprobantes de pago, estados de cuenta o demás papeles que tengan el domicilio de las víctimas para utilizar esa información a su favor.
EVOLUCIÓN
Con la pandemia las prácticas de robo de identidad evolucionaron de múltiples formas, pues al incrementarse el comercio electrónico por permanecer encerrados en el confinamiento, se dio también una creación de páginas web falsas de todo tipo, por parte de los ciberdelincuentes que se vieron limitados al no haber manera de encontrar físicamente la información que buscaban para delinquir.
Un ejemplo: al haber una necesidad masiva de cubrebocas por las disposiciones sanitarias, hubo quienes crearon páginas apócrifas de supuestas empresas que los distribuían, incluso de las firmas de paquetería más famosas. Si el comprador cautivo no tenía la precaución de verificar que se tratara de los sitios auténticos, caía en la trampa y al hacer pedidos, dejaba todos sus datos personales en manos de delincuentes.
Con ello, también se diversificaron las prácticas para engañar a la gente enviando mensajes de supuestos pagos por aduana que debían hacer para liberar pedidos que habían hecho en línea, volviendo más riesgoso este tipo de métodos de compra al grado de que muchas personas que se vieron afectadas, optaron por disminuir o definitivamente dejar de realizar compras por Internet.
En algún momento, también hubo quienes crearon páginas falsas del Buró de Crédito, que junto con perfiles falsos de empleados de esta institución, ofrecían diferentes servicios según las necesidades de las personas, todo con tal de allegarse su información para utilizarla en la comisión de algún fraude o delito.
A QUIÉN RECURRIR
Cuando una persona es víctima de robo de identidad, regularmente se da cuenta hasta después, si quienes utilizaron sus datos personales contrajeron algún adeudo o hicieron alguna compra mediante la solicitud de un crédito.
Esto es porque normalmente, los otorgantes de dichos créditos esperan un lapso de 90 días para ejercer cobranza, en este caso a quien pertenece la información que se les presentó, situación que pone en una grave situación a las víctimas porque asumen que deben cubrir esos adeudos que otros sujetos contrajeron a su nombre.
En esos casos, existen las vías indicadas para reclamar el no pago, que en el caso del Buró de Crédito, se pueden hacer dos reclamos al año sin ningún costo o bien, directamente con la empresa que otorgó el crédito.
Por otra parte, se puede recurrir a la Comisión Nacional para la Defensa de Usuarios de Servicios Financieros (Condusef) cuando son créditos financieros; a la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) si son créditos comerciales, o bien a la Procuraduría de la Defensa del Contribuyente (Prodecon) si son créditos fiscales.
Cuando esos casos llegan al Buró de Crédito, se da seguimiento y en no más de 29 días el afectado tiene una respuesta, que puede ser una de tres: totalmente favorable, cuando se modifica el reporte del crédito, éste se actualiza y se entrega a todos los otorgantes de crédito que consultaron el Buró en los últimos meses, en cuyo caso el récord de cumplimiento de pago queda intacto.
Otra situación es cuando el resultado es negativo y el adeudo queda registrado por las evidencias que aportó el otorgante del crédito; en este caso, el afectado puede volver a hacer la reclamación con esas mismas evidencias y probablemente obtener un fallo a su favor.
La tercera circunstancia es cuando transcurre el periodo de los 29 días y el otorgante no respondió a la solicitud del Buró; en esos casos se avisa y se da la razón al cliente.
Pero mientras se da esta respuesta, el delincuente ya cometió un ilícito y deben tomarse todas las precauciones que sean necesarias.
Es decir, que si la persona fue víctima de ello porque perdió la credencial del INE y se hizo un mal uso de ella, lo importante es hacer el reporte ante dicho Instituto, además de denunciar el robo de la identificación ante el ministerio público, además de hacer el reporte del crédito contraído ante el Buró, con lo cual la persona quedará boletinada y dejará de aceptarse su información en futuros créditos.
