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Sergio E. Avilés

Escritor y cineasta coahuilense Sergio E. Avilés presenta su nueva novela Joyas de la familia

El arte de los sonidos también habita en la novela, al nombrarse grandes obras de ópera y música clásica

(CORTESÍA)

(CORTESÍA)

SAÚL RODRÍGUEZ

Era 1992 cuando el escritor y cineasta coahuilense, Sergio E. Avilés, recibió la visita de una amiga. La mujer portaba una llamativa gargantilla de diamantes, se la había regalado la abuela de su marido. El objeto era la cuestión, habría que encontrar sus raíces, indagar en la historia que reveló su origen en la Corona rumana.

“En 1940, el rey Carlos II se enamoró de una pelirroja muy bonita, y decidió abandonar a su familia y a su reino. La princesa Elena era su esposa y tenía un hijo, Miguel. Se vino a vivir a México un rato. En Ciudad de México llegó al Hotel Regis y ahí se topó con un comerciante de Saltillo que le compró esta joya”.

Esta historia real detonó que Sergio E. Avilés soltara su escritura, se trasladara a la ficción y comenzara a confeccionar su novela Joyas de la familia (Alfaguara, 2022). El texto de 332 páginas es protagonizado por Rubén Pablo Alcocer, un detective quincuagenario de Saltillo, quien en su último trabajo investiga al paradero de una gargantilla de diamantes. El detective es capturado por un hombre y una mujer, y sometido para que revele el paradero de la gargantilla. En medio de la tortura, Rubén Pablo Alcocer hace un recuento de la historia de esta joya, donde también figuran pasajes de su vida.

Los objetos son así, punto de entrada para conocer diferentes historias, pues alrededor de ellos convergen las vidas de sus portadores.

“A las joyas siempre les hemos adjudicado poderes misteriosos. Se fueron integrando por propiedades de la Tierra y se crearon con fuerzas enormes, tanto de calor como de presión. Y pues las apreciamos y les damos un valor […] Las joyas siempre han sido motivo de ambición, de discordia, tanto como el poder mismo de la Corona”.

Sergio E. Avilés decidió hacer una relatoría basada en el cinismo de Rubén Pablo Alcocer, quien no quiere regresar el anticipo que se le dio para hacer la investigación sobre la joya. La narrativa muestra guiños a la música, al arte cinematográfico, pero sobre todo a la misma historia universal. El autor no es historiador, pero sí pretende ser un puente entre la historia y el lector.

“Me dedico a hacer extractor o a sacar entera la esencia de los pormenores que ellos relatan y pues, se me hizo una manera interesante de acercar al lector a los sucesos de la historia, que parece ya los vamos olvidando”.

A sus 54 años de edad, Rubén Pablo Alcocer experimenta un gran temor: comenzar a padecer Alzheimer. La novela comienza con el protagonista relatando su historia personal con la cabeza dentro de una bolsa de basura. Los episodios comienzan a circular en forma de recuerdos, pues se trata del último día de su vida.

“Es un personaje que tiene mucho de mí, en cuanto a que le gusta llegar al fondo de las cosas y que distrae mucho en el camino. Cuando teníamos que consultar el diccionario en el papel, de repente me clavaba en otra palabra y no llegaba a la que estaba tratando de consultar. Entonces, me enseñó porque en realidad la historia tomó un camino que no esperaba”.

Coahuila, un escenario

Como buen escritor coahuilense, Sergio E. Avilés recurre a su entorno para construir las escenas de esta novela. En Joyas de la familia aparecen paisajes de Saltillo, de San Buenaventura, de Monclova y de otros municipios del estado, mismos que de alguna u otra forma logran conectar con la larga historia de la gargantilla de diamantes.

“Definitivamente, porque soy coahuilense y quiero mucho a Coahuila. Ahí vivo, eso conozco y creo que lo tiene qué conocer más gente. No hay ninguna razón para que tengamos que narrar historias que ocurran solamente en la Ciudad de México o en las grandes ciudades como Nueva York o París. Se pueden narrar historias muy nuestras y tienen el mismo interés o el mismo arrojo humano que cualquier otra que hayamos escuchado”.

El escritor tampoco renuncia al cine, pues las incontables referencias de películas hacen visible su gran pasión por el arte cinematográfico. El arte de los sonidos también habita en la novela, al nombrarse grandes obras de ópera y música clásica que sirven de puente para conectar con episodios históricos.

“Uno de los mensajes que puedes extraer es que las cosas (los objetos) permanecen y tienen una posesión más grande del mundo que la que tenemos nosotros, que estamos aquí un ratito nada más”.

Por último, indicó que, en un futuro, habría la posibilidad en montar esta novela en una serie audiovisual. “Podríamos ir haciendo un viaje en el tiempo con esta historia”.

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