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Elsa Cross: embriagar con la vid de las palabras

La poeta mexicana desborda sus versos en la mitología y tradición milenaria del vino

(ESPECIAL)

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SAÚL RODRÍGUEZ.-

Recién se le ha otorgado el Premio Casa Bukowski Internacional de Poesía 2022. Elsa Cross afirma que la notificación le llegó por sorpresa y que el galardón se le entregará el próximo 3 de diciembre. También comenta que tiene cuatro libros en prensa y varios más en proceso, en los que explora lasáreas de la poesía, el ensayo y la traducción. Está rodeada de sus libros y, de igual forma, el trabajo es algo que la acompaña.

Nacida en 1946, en Ciudad de México, la reconocida poeta escribe sobre un gran campo cultivado por la mitología. Allí cosecha versos bajo un cielo cargado de imágenes y con la sonoridad del viento que envuelve a las palabras. La vida de los significados hecha raíces a profundidad, escarba en la tierra de un paisaje que se ha dibujado desde la temprana adolescencia.

Ganadora del Premio Nacional de Poesía Aguascalientes (1989) y merecedora de la Medalla Bellas Artes (2012), entre sus múltiples poemarios, Más rojo bajo el sol. Poemas sobre el vino, publicado por Vaso Roto ediciones, otorga una suerte de embriaguez al lector. Se trata de un estado que apunta hacia la expansión de la conciencia, donde el límite del lenguaje es desbordado gracias a la milenaria tradición de un elemento como el vino.

“Es una antología de poemas míos, escritos a lo largo de muchísimos años, porque empecé a publicar muy joven. Tengo 76 años ahorita. No es que escriba tanto, sino que soy muy vieja, y por eso hay tantos títulos. Reuní poemas que trataran sobre el vino o la embriaguez, y no sólo la embriaguez física, es decir, no solo de borrachera, sino también de embriaguez interior”.

Dioniso y Shiva son deidades que conviven en este poemario, donde la destrucción se aleja de la aniquilación y se aproxima a un volver a empezar. Esta renovación deja una huella invisible pero indeleble en el poeta, quien sensiblemente es capaz de embriagarse de los instantes vividos y así depurar los fotogramas de la experiencia.

“La antología tiene qué ver con estas cosas, con el vino, con la embriaguez, con esas formas de ir más allá de la conciencia ordinaria, cotidiana, que se conecta únicamente por la realidad más concreta e inmediata, para poder explorar otros niveles de realidad y de experiencia”.

La mitología ha sido un elemento recurrente en su obra. ¿Cree que la poesía pertenece a los dioses o a los humanos?

A todos. Haya dioses o no, cosa que no podemos demostrar, si hubiera pertenecería tanto a unos como a otros. Es quizá, como se decía también en la antigüedad, esa interacción entre lo humano y lo divino que brota mucho de la poesía y del arte, lo cual es una propuesta muy interesante, muy rica.

La embriaguez es una palabra que puebla Más rojo bajo el sol. ¿Cómo adentrarse a esta palabra, arribar a sus recovecos a través del acto poético?

Es llegar quizá al límite de la percepción habitual, de la capacidad habitual de sentir y de pensar, y de trascender, ir más allá, expandirse. Es un poco como se habló en los sesenta, en el movimiento hippie, que me tocó en mi época de joven. Se hablaba mucho de que lo que se estaba buscando no era un escape, no era un reventón, sino una expansión de la conciencia. Cosas de las que había hablado gente tan seria como pudiera ser Aldus Huxley, de ver esto como una búsqueda muy válida para ampliar el conocimiento, la experiencia del mundo, de uno mismo y de la propia interioridad. 

¿La poesía es una especia de expansión de la conciencia?

Puede serlo, pero puede también quedarse en la banalidad mas total. Me ha tocado oír lecturas donde los poemas hablan de cosas tan prescindibles, que uno casi se pregunta para qué se toman la molestia de escribir cosas tan obvias, tan sosas, por qué no se empeñan en una búsqueda más seria, incluso en las posibilidades de expresión poética. Entonces, sí, la poesía toma la forma que uno le dé y creo que un poeta tiene un poco la obligación de tratar de dar lo más posible, de no conformarse con esas cosas facilonas y huecas que en realidad no heredan nada, en primer lugar a un autor y menos a un lector. Creo que sí hay una responsabilidad aunada al talento que tenga cada quien, y que todo artista debe tomar muy en serio esa responsabilidad que le obliga a ser un mejor artista, y a no sentirse logrado por cualquier tontería. Lo aplico a mí también. He descartado libros enteros, quizá debería haber descartado más. Tengo muchísimos donde de repente veo “bueno, esto está totalmente hueco, ¿a dónde voy con esto?”.

¿Qué le embriaga más? ¿Las imágenes o las palabras que tratan de darles forma en un libro?

Todo. Puede ser la cadencia de un poema, la sonoridad de las palabras, el ritmo, también lo que están diciendo en cuanto a imagen y en cuanto a concepto. La poesía no se agota tampoco en el ritmo de imagen, está diciendo cosas. Entonces, hay ideas ahí también.

Cuando las tres cosas —el aspecto sonoro del poema, la imagen visual y el sentido de lo que se quiere expresar— se dan en una medida óptima, alta, es cuando se tiene un gran poema. Y me refiero a Muerte sin fin de Gorostiza y Piedra del sol de Octavio Paz, o Muerte de Narciso de Lezama Lima, voces de ese nivel.

¿El poeta se embriaga de todos los instantes que ha bebido y ha vivido?

Claro, claro. Depende se su capacidad de reminiscencia y de cómo puede actualizar aquello que ha formado parte de su experiencia anterior, y también de cómo puede depurarlo, porque creo que aún los propios recuerdos, la misma experiencia anterior, pueden refinarse con el tiempo; depurarse y hacer a un lado cosas superficiales

¿Y cómo se plante ante esta capacidad de reminiscencia?

Cuando me hace falta, cuando no, no. No tengo por qué estar recordando cosas. Estoy viviendo el momento presente. Lo otro son cosas que están dentro de las páginas de un libro o en archivos mentales del subconsciente, pero no tengo que estar recurriendo a eso.

¿Qué le dice la forma líquida de las cosas? En este caso, ¿qué poética percibe en el elemento del vino?

El vino es algo que tiene una tradición tan larga. Además, el vino como sustancia, hay evidencia arqueológica de que desde el noveno milenio, hace nueve mil años, ya se cultivaba la vid en Georgia, ni siquiera en Grecia, en Georgia. Así que imagínate, cuántos siglos, milenios, tiene esta tradición y la riqueza de la tradición literaria en torno al vino en muchas tradiciones distintas. Hay un peso muy grande con la sola evocación del vino. Luego llega a la tradición cristiana: “el pan y el vino”, todo lo que eso quiere decir y que se puede ver cómo lo rescata Hölderin, justamente en su poema Pan y vino.

Una deidad de la mitología griega relacionada con el vino es Dioniso. ¿Cuál ha sido el papel que lo dionisiaco ha ejercido en su obra durante su carrera, durante su vida?

Muchísima. El primer poema que escribí se llama Naxos, lo escribí a los 17 o 18 años. En el mito, Teseo abandona a Ariadna, de la isla de Naxos, después de derrotar al Minotauro en Creta. Teseo abandona a Ariadna, eso es lo que registra el gran poema, nada más, pero acto seguido Dioniso llega a donde está Ariadna y se casa con ella. O sea que ya está esa presencia desde mi primer poema y tengo un libro como lo es Bacantes, que totalmente se relaciona con la figura de Dioniso. Y un poco también otro libro que se llama Pasaje de fuego, y sigue en otro que se llama El vino de las cosas, eso fue publicado creo que en 2004. Tengo otro libro más reciente, de 2012, que se llama Escalas, donde hay toda una propia sección que se llama Baco, que es el propio Dioniso. En fin, está por todos lados y también muy ligado a la figura de Shiva, que igualmente aparece mucho en mis poemas. Desde la antigüedad, cronistas e historiadores fueron con Alejandro Magno en su campaña hacia la India, vieron a Shiva y sus cultos los relacionaron de inmediato con Dioniso, y dijeron que era el mismo Dios. Es una figura que siempre me ha atraído mucho, quizá porque me ha dado claves de una búsqueda interna, que tiene qué ver con lo que ya había dicho, ir más allá de los limites habituales de la percepción, del conocimiento, incluso de la propia expresión. Van juntas las cosas, en general se puede expresar aquello que se percibe.

Shiva es una figura que cierra Más rojo bajo el sol, el último poema lleva su nombre. Como estudiosa de la mitología, usted porta varias influencias, tanto occidentales como orientales. ¿Cuál es el hilo conductor de todas estas influencias que aparecen en el libro?

En el caso de este libro, concierne sobre todo a las figuras de Shiva y de Dioniso. El hilo conductor es que son dioses no idénticos, pero bastante similares. Son dioses muy ligados a la naturaleza, son realmente deidades de la naturaleza, ligados a los árboles, a los animales, al impulso de vida sabia, vital. Son dioses, al mismo tiempo, de la creación y de la destrucción. La destrucción es muy importante aquí, porque no es una destrucción en cuanto a aniquilación, no es una destrucción idiota como eso que lee uno todos los días en las noticias, en todos lados. Es espeluznante lo que está viviendo nuestro país a ese respecto. Es, de verdad, inverosímil que esté ocurriendo tanto. Creo que hay más muertos aquí que en Ucrania. A lo que me refiero con esta “destrucción” es a que es una destrucción que hace llegar las cosase, las regresa a la unidad primordial. Es destrucción en cuanto a renovación, destrucción de las cosas que se agotan y que tienen que dar lugar a algo nuevo, que es algo que está en uno mismo, todo el tiempo. Uno tiene que desarrollar la capacidad de renovarse como ser humano y no quedarse muy contento con lo que cree que ya es.

¿De qué cree que actualmente esté embriagada la realidad?

De violencia, aquí es una cosa horrible. Son las peores manifestaciones de la embriaguez las que doblan el entendimiento, las que ciegan, las que desatan los impulsos más primarios, más primitivos, más desastrosos. No esa embriaguez que lleva a un nivel más alto de percepción o de entendimiento, sino lo contrario. Como en todo, hay una parte positiva y una negativa.

Otras publicaciones de Elsa Cross

  • Naxos (1966)
  • Bacantes (1982)
  • El diván de Antar (1990)
  • El vino de las cosas: ditirambos (2004)

    En Más rojo bajo el sol, la autora explora la embriaguez de la poesía como una aproximación a la conciencia.
    En Más rojo bajo el sol, la autora explora la embriaguez de la poesía como una aproximación a la conciencia.

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Escrito en: Elsa Cross

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