EDITORIAL Caricatura editorial Columnas Editorial

A la ciudadania

El río efímero (II)

GERARDO JIMÉNEZ GONZÁLEZ

La columna anterior mencionamos el impacto ambiental que tuvo la presa El Palmito en la recarga del Acuífero Principal, al iniciar el desbalance entre extracción y recarga en este cuerpo de agua dulce subterráneo. También comentamos que con la construcción de la presa Las Tórtolas y el canal Sacramento ese desequilibrio se acentuó en la medida que el agua superficial del río Nazas deja de fluir sobre su cauce natural a partir de la presa San Fernando, en el municipio de Lerdo.

Aguas abajo de esta presa el río se fragmentó: por un lado, en el tramo que abarca de la presa Las Tórtolas a la represa de San Fernando, en alrededor de 56 km, se conservó vivo al continuar fluyendo agua por su cauce natural, y por el otro, en el siguiente tramo que abarca, en alrededor de 90 km, de esta última represa hasta Mayrán, en el municipio de San Pedro, donde desembocaba y formaba una laguna intermitente, se desecó, se convirtió en lo que los laguneros llamamos "cauce seco".

El desbalance entre entradas y salidas de agua en el Acuífero Principal se agudizó, al dejar de fluir el río por su cauce natural perdió su fuente de recarga más importante proveniente del agua superficial, solo continuó alimentándose con los flujos subterráneos originados en las partes alta y media de la cuenca, del agua de retorno de riego y de recargas locales como los abanicos aluviales. Las filtraciones del flujo que aún se mantuvieron en el último tramo vivo del río, en esos 56 km mencionados, alimentan el Acuífero de Villa Juárez, que está conectado con el Acuífero Principal, donde salvo sitios puntuales no se ha observado la presencia de altas concentraciones de arsénico y flúor, como en este último.

Tal parece que la idea de desecar el río al cambiar los flujos de agua superficial por los canales de Sacramento y Santa Rosa, destinados al riego agrícola, ha tenido consecuencias que entonces no se previeron. No solo se perdió una de las fuentes de recarga más importantes del Acuífero Principal, se perdió el río, que aun siendo intermitente en la medida que solo circulaba agua por él durante los riegos del algodonero, estaba presente, mostraba un paisaje con mejores valores escénicos que el actual lecho seco, también se perdió un rasgo de identidad de los laguneros en el cual encontramos nuestro origen.

El castigo sobre el Acuífero Principal se agravó en la medida que se permitió un excesivo bombeo de agua, incluso las fuentes de recarga locales como el retorno de riego agrícola ha disminuido en la medida que se tecnifican los predios, los métodos presurizados que se introdujeron proveen a las plantas cultivadas los requerimientos necesarios de agua, limitando las filtraciones que ocurrían con los anteriores métodos de aniego o entarquimiento, a la vez de que se han multiplicado las perforaciones en las calizas debido al agotamiento de los conos ubicados en las partes planas, donde se realizan la mayoría de los bombeos.

Parece que los laguneros nos hemos decidido a presionar al Acuífero Principal, lo estamos agotando y con ello no solo nos estamos acabando la fuente que en la actualidad nos provee de agua a las personas y las empresas, también estamos cancelando las reservas de agua que nos permitan enfrentar fenómenos meteorológicos extremos como las sequías que nos esperan. Ya no sabemos si solo ha sido el desconocimiento de la situación que guarda este cuerpo de agua, la ambición desmedida de quienes han depredado este recurso, o ambas.

La intervención que hemos hecho sobre los ríos y acuíferos a través de la historia, relativamente reciente de casi dos siglos, de represamiento y sobreexplotación, tanto nos evidencia como malos gestores del agua como también dos indica lo complejo que resulta reordenar esta situación para garantizar un desarrollo futuro de quienes vivimos en La Laguna, porque como están las cosas el horizonte no es muy convincente, estamos ante un crecimiento económico llano y no a algo que se parezca a un desarrollo sostenible, verificable con solo transitar por los caminos rurales del valle y ver la abundancia de las explotaciones agropecuarias frente a las comunidades vecinas pauperizadas.

Recuperar nuestro río, que no sea ese río efímero que vimos estos días, sino un río que quizás no podrá ser permanente porque el agua disponible esta concesionada y utilizada en la economía, donde dispongamos de una parte de esos volúmenes para ampliar el tramo del río que aún está vivo, también por cierto amenazado por la presión humana, se requerirá de un enorme esfuerzo colectivo que llevará tiempo, pero que es posible. Aún tenemos la oportunidad de recuperarlo y con ello avanzaremos en la recuperación del Acuífero Principal, solo hay que ponernos de acuerdo la mayoría de los laguneros en hacer los cambios necesarios para lograrlo.

Leer más de EDITORIAL

Escrito en: A la ciudadanía editorial editorial A la ciudadanía editoriales

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 2127238

YouTube Facebook Twitter Instagram TikTok

elsiglo.mx