Hoy que están de moda los diferentes médicos de muchas nacionalidades y supuestamente están apareciendo tales cantidades de enfermedades espeluznantes que requieren de VACUNAS, en suma que hoy la medicina es la estrella del mundo aterrorizado, conviene recordar el famoso JURAMENTO DE HIPÓCRATES, el mayor de los médicos griegos (460 a. C. - Tesalia c. 370 a. C.)
El JURAMENTO en cuestión fue escrito como el máximo lineamiento de ética médica pero las palabras que lo conforman han ido cambiando con los tiempos, así el contenido general sea más o menos el mismo sobre la medicina y la promesa a los enfermos de ser tratados de cierta manera. El Juramento "originario" dice:
"Juro por Apolo médico, por Esculapio, por Higea y Pancea, por todos los dioses y todas las diosas, tomándolos como testigos, que cumpliré, según mis fuerzas y mi capacidad, el juramento y el compromiso siguiente:
Respetaré a mi maestro de medicina tanto como a los autores de mis días, compartiré con él mis bienes y, si es preciso, atenderé a sus necesidades; consideraré a sus hijos como hermanos y, si desean aprender la medicina, se las enseñaré gratis y sin compromiso.
Comunicaré los preceptos, las lecciones orales y el resto de la enseñanza a mis hijos, a los de mi maestro, a los discípulos ligados por un compromiso y un juramento según la ley médica, pero a nadie más. Dirigiré el régimen de los enfermos en provecho de ellos, según mis fuerzas y mi juicio, y me abstendré de todo mal y de toda injusticia. No entregaré veneno a nadie, si me lo piden, ni tomaré la iniciativa de tal sugestión, TAMPOCO ENTREGARÉ A NINGUNA MUJER UN PESARIO ABORTIVO.
Aquí hago una pausa: NO ES POSIBLE que Hipócrates haya dicho algo tan especifico contra el derecho abortivo de las mujeres que hoy está en discusión en el mundo. Pero continuemos con el texto del Juramento:
Pasaré mi vida y ejercitaré mi arte en la inocencia y la pureza. No operaré del mal de piedra. En cualquier casa que entre, iré para la utilidad de los enfermos, guardándome de toda mala acción voluntaria y de corrupción, Y SOBRE TODO DE LA SEDUCCIÓN DE MUJERES Y DE MUCHACHOS, LIBRES O ESCLAVOS. De todo aquello que vea u oiga en la sociedad durante el ejercicio de mi profesión, e incluso fuera de ella, callaré lo que no necesita ser nunca divulgado, considerando la discreción como un deber en semejante caso. Si cumplo este juramento sin infringirlo, seré honrado siempre por los hombres; si lo violo y soy perjuro, que mi suerte sea la contraria".
Como es obvio el Juramento está dividido en partes. Y en la correspondiente al "derecho abortivo de la mujer" , que hoy por cierto están exigiendo muchos grupos, no es creíble que se haya siquiera hablado de él pues en la antigüedad las mujeres no eran como lo serían después "SERES DE SEGUNDA".
La prohibición del aborto no coincide con el pensamiento de Hipócrates, un griego del siglo V a. C. ni con sus principios y prácticas del propio Hipócrates, suyos y de su época por lo que se ha dicho que no fue el único que lo redactó esa frase de su Juramento:
"Una inconsistencia inmediata es la prohibición del aborto, ya que el Corpus Hipocraticus contiene varias alusiones a los métodos para abortar y el uso de ('pesarios' anticonceptivos antiguos que se ponían en la matriz para evitar el embarazo como hoy). Además, las prohibiciones del Juramento no hacen eco a los sentimientos del público en general, ya que, en la época griega, igual que en la romana, EL ABORTO SE PRACTICABA SIN ESCRÚPULOS".
"Una segunda discrepancia entre el Juramento y los principios hipocráticos, es la prohibición del suicidio, ya que en la antigüedad este no era censurado. El suicidio como un alivio para la enfermedad era visto como justificable, tanto así que en algunas ciudades-estado era una institución legalizada por las autoridades. En las religiones antiguas tampoco se prohibía el suicidio. Además, los griegos no pensaban en un castigo eterno para los que terminaban su vida en esa forma y las leyes y religiones dejaban libres a los médicos para hacer lo que su conciencia les permitiera".
Ahora bien, parece que en la Antigüedad los que seguían al sabio Pitágoras tenían otras opiniones, pero habría que ver que tan apegadas a la verdad son, pues es evidente que el actual Juramento de Hipócrates fue ma-ni-pu-la-do:
"La posición tomada en el Juramento parece estar de acuerdo con los principios de los pitagóricos, ya que entre todas las escuelas griegas de filosofía solo ellos sancionaban el suicidio y el aborto. El Juramento también está de acuerdo con las prohibiciones pitagóricas contra los procedimientos quirúrgicos de todo tipo y contra el derramamiento de sangre, ya que se creía que ahí residía el alma. De nuevo, es relativa esa prohibición especialmente contraria a varios tratados en el Corpus Hipocraticus, donde hay extensas reseñas sobre técnicas quirúrgicas y los procedimientos de las salas de operaciones".
Si como es sabido: "No se conserva obra alguna de Pitágoras, a pesar de su muy importante aporte a la Cultura Occidental, no es lícito citarlo en casos como este. La compilación más importante de su pensamiento filosófico data de 800 años después de su muerte, en el siglo III d. C.". Volviendo al texto que nos ocupa y que termina así: "Si cumplo este juramento sin infringirlo, seré honrado siempre por los hombres; si lo violo y soy perjuro, que mi suerte sea la contraria". El Juramento que se atribuye a Hipócrates, se mantuvo por necesidad del cristianismo primitivo que no tuvo empacho en el año 415 en arrancarle la piel hasta la muerte con conchas marinas a HIPATIA, una de las últimas "grandes científicas y filosóficas de la ciudad de Alejandría".
El cristiano arzobispo Cirilo fue canonizado por destruir la biblioteca de Alejandría y permitir el horrendo asesinato de Hipatia a la que consideraron una "pagana", es decir una "campesina", persona que adora a dioses que, desde la perspectiva de alguna de las tres religiones monoteístas (cristianismo, judaísmo e islam), se consideran falsos.