La cifra resulta apabullante: el 70% de la población mundial vive en la actualidad bajo algún régimen autocrático. Quienes deben sobrellevar las consecuencias de ello, son, en gran medida, las y los jóvenes menores de 30 años, esto es, el 50% de la población del mundo. Millones viven excluidos y están inconformes. Esta situación es particularmente grave en las sociedades musulmanas. En una reciente cumbre de Naciones Unidas sobre la transformación de la educación, una joven afgana señalaba sin ambages: "nos están negando nuestros derechos fundamentales, el derecho a recibir educación y a trabajar [tornándolo en un privilegio], a ejercer nuestro derecho a vivir con dignidad, a poder determinar y decidir libremente, por nosotras mismas, nuestra personalidad, movilidad y formas de expresión".
Estos potentes y contundentes reclamos cobran mayor significado e importancia después del asesinato de Masha Amini, una joven iraní de 22 años, de origen kurdo, víctima de la brutalidad policiaca luego de ser arrestada y golpeada en Teherán por llevar mal puesto el velo islámico y usar ropa inapropiada, de acuerdo con el código de vestimenta. Su muerte ha desatado, en los últimos doce días, demostraciones masivas de duelo y enojo y una ola de protestas en más de 50 ciudades de Irán y en muchos lugares del mundo. El crimen contra esta joven, perteneciente a una minoría acorralada en los países vecinos, ha suscitado una amplia condena en la opinión pública mundial.
A pesar de haber cortado parcialmente el internet, en particular las redes sociales que aun funcionaban, las protestas han ido en aumento, extendiéndose. Las movilizaciones sociales y la represión en la mayoría de las ciudades iraníes continúan agravándose. Según fuentes independientes, podría haber un centenar de víctimas mortales y miles de mujeres heridas o detenidas luego de ser atacadas de manera despiadada por policías o guardias revolucionarios infiltrados en las manifestaciones. Las fuerzas del régimen teocrático han hecho uso de gases lacrimógenos, bastones y porras, cañones de agua, también armas de fuego con municiones y balas, e incluso armas punzocortantes.
El régimen de la República Islámica de Irán ha rechazado las condenas, tratando de minimizar la crisis, buscando con ello ganar tiempo, diciendo que los manifestantes y las mujeres inconformes están cometiendo actos vandálicos, contrarrevolucionarios. Incluso han ofrecido indagar la muerte de la joven mientras estaba en custodia de la llamada policía de la moral, atribuyéndola a una supuesta condición cardiaca previa, infundio rechazado inmediatamente por su familia. Esto estando el presidente ultraconservador Ebrahim Raisi presente en la Asamblea General de la ONU.
Este último movimiento de protestas populares, encabezado principalmente por mujeres jóvenes, que reclaman sus derechos, tiene rasgos propios e inéditos, que van mucho más allá de los anteriores reclamos de justicia en Irán presentes en las muy extensas manifestaciones de hace tres años cuando hubo un alza en el precio de los combustibles. Incluso en las concentraciones políticas masivas de la llamada revolución verde ocurrida en ocasión de las elecciones presidenciales de 2009. Una serie de videos muestran ahora a miles de manifestantes gritando eslóganes como "mujeres, vida, libertad", "mataré a quien haya matado a mi hermana", pero también "muerte al dictador", clamando expresamente el fin del régimen. Mientras muchas mujeres se quitan el velo islámico o lo queman en público, desafiando su uso obligatorio, muestran su cabello o se lo cortan, miles de hombres jóvenes y adultos secundan sus acciones, enfrentándose a las fuerzas paramilitares, retando a las autoridades. La enorme diáspora iraní ha organizado manifestaciones de protesta en decenas de ciudades, incluida una celebrada ayer en la Ciudad de México, frente a la sede de la representación diplomática de Irán.
Leticia Bonifaz explicaba en un reciente artículo de opinión, intitulado significativamente: Irán: el velo o la vida, uno de los intríngulis de lo que se vive hoy en ese país extraordinario: "El movimiento busca que decidir qué ponerse sea un derecho que quede en el ámbito de lo potestativo, esto es, que las mujeres que voluntariamente, por sus creencias religiosas, quieran llevar el velo, lo lleven, pero que no sea una cuestión obligatoria y menos que amerite bofetadas, latigazos o prisión".
La mayoría de la juventud iraní nació después de la revolución de 1979 y solamente ha conocido las restricciones internas y los incontables desafíos de la República Islámica confrontada con las potencias occidentales. Ha sufrido en carne propia las prohibiciones dictadas por la religión y los efectos sociales de las sanciones económicas impuestas desde entonces y en los años recientes, como consecuencia del programa de desarrollo nuclear. No obstante, la educación, los movimientos estudiantiles y las acciones afirmativas, sobre todo de las mujeres, han tenido un avance notable.
La nación persa ha sido una de las más golpeadas por la pandemia, tras un pésimo manejo por parte de las autoridades. Las expectativas de la sociedad en los últimos meses, de un eventual alivio económico con la reanudación de las negociaciones nucleares destinadas prioritariamente a conseguir el levantamiento de las sanciones, ha provocado ante un nuevo impasse, una enorme decepción colectiva. La mermada legitimidad del régimen de los ayatolas está seriamente cuestionada. Antes que desestabilizarse, reprimirán sin clemencia.
Hadith Najafii se unió apenas a las protestas. Decidida, se recogió el cabello con una cola de caballo. Pronto se convirtió en símbolo viviente de la lucha. El domingo murió tras recibir seis disparos en el rostro, el pecho y el cuello.
@JAlvarezFuentes
