Miles de migrantes venezolanos continúan llegando a México. Su objetivo es, como el de tantos otros, llegar a los Estados Unidos. Esto está ocurriendo cuando las presiones para determinar o modificar las políticas migratorias y la actuación de los gobiernos federales, estatales y locales, cuando las situaciones de riesgo y vulnerabilidad para los migrantes de distintas nacionalidades, tanto en la frontera norte como en la frontera sur y en las regiones contiguas, aumentan y se extienden rápidamente. Con los desplazamientos constantes de decenas de miles de migrantes sin documentos en el territorio nacional crecen las dificultades y los problemas para darles acogida, para proporcionarles servicios básicos, mientras se suspenden de manera recurrente los trámites migratorios, con el ofrecimiento de que se adoptarán medidas alternativas, mediante el uso de formas migratorios múltiples, para regularizar la estancia y el tránsito por razones humanitarias. Estas nuevas dificultades están por alcanzar la capital del país, varias ciudades fronterizas e impactar poblaciones de tránsito en el interior del país.
Comunidades pequeñas como San Pedro Tapanatepec, en el Istmo de Tehuantepec, en Oaxaca, han comenzado a resentir, de manera directa, los efectos negativos de la llegada masiva de indocumentados de ese atribulado país sudamericano. A ellos se suman los flujos de miles de migrantes mexicanos, de aquellos procedentes principalmente de Centroamérica, de Honduras y Guatemala, también de algunos países extracontinentales. Decenas de miles los migrantes se encuentran varados en condiciones precarias, sin medios de subsistencia, muchas veces sin posibilidades de ser repatriados. La mayoría se encuentran desesperados, sin que sepan qué hacer o qué pueden esperar de la atención y protección que el gobierno de México dice ofrecerles, luego que la política de otorgarles a los venezolanos ingreso condicional, por razones humanitarias, fuera modificada por las autoridades estadounidenses apenas a mediados de la semana pasada, al tiempo que anunciaban el otorgamiento de unos exiguos 24 mil permisos humanitarios, destinados específicamente para migrantes venezolanos.
El controvertido -y presuntamente suspendido- programa "Permanecer en México", aquella imposición de la administración Trump aceptada por el gobierno del presidente López Obrador para que migrantes solicitantes de asilo que ya habían ingresado a territorio estadounidense, muchas veces entregándose a las mismísimas autoridades fronterizas estadounidenses, fueran devueltos a esperar la resolución de su solicitud fuera del mismo, preferentemente en México, en los hechos, está siendo reinstaurado, teniendo como base, nuevamente, un acuerdo verbal o entendimiento bilateral entre México y los Estados Unidos, de cuyos detalles y alcances las autoridades mexicanas apenas han informado. Ha sido el Departamento de Seguridad de los Estados Unidos el que, comentando a fuentes de prensa, confirmó haber alcanzado un acuerdo con el gobierno de México para reducir el número de personas que llegan a la frontera de ambos países, empezando por un plan para frenar inmediatamente el creciente flujo de venezolanos. El objetivo de ambos es abordar la migración irregular agudizada en las últimas semanas y ayudar a aliviar la presión sobre las ciudades y los Estados que reciben a esas personas. Con efectos inmediatos, habría quedado establecido que aquellos venezolanos que hubieran entrado a los Estados Unidos sin autorización serán deportados a México. En los últimos días, miles de venezolanos, hombres y mujeres han sido expulsados, en medio de las protestas en Matamoros y en la Ciudad de México, donde ha habido denuncias de maltrato, habiendo sido avisados que deberán de abandonar el país en un plazo de 20 días.
El gobierno mexicano, a través del Instituto Nacional de Migración, dependiente de la Secretaría de Gobernación y la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza por la parte estadounidense optaron por dar a conocer que las personas de nacionalidad venezolana que avancen en caravanas, desplazándose por tierra, con destino a la frontera norte verán cancelada la posibilidad de ser admitidos como solicitantes de asilo, lo mismo si con anterioridad fueron rechazadas o se internaron a territorio mexicano de manera irregular. Las nuevas reglas de procedimiento dictadas la semana pasada por Washington establecen que la recepción de solicitudes de asilo estará limitada sólo a aquellos venezolanos que lleguen a Estados Unidos por vía aérea, siempre y cuando vaya precedida de un trámite electrónico y los interesados cuenten con algún contacto familiar, de amistad u otro que resida de manera legal y documentada que les garantice apoyo financiero u otro que se requiera para ingresar, contando también con un esquema completo de vacunación y aprobar una evaluación sobre los riesgos de seguridad a partir de sus datos biométricos.
Conforme las declaraciones del Secretario de Relaciones Exteriores Marcelo Ebrard, la migración venezolana si habría sido objeto de conversaciones sostenidas al margen del segundo Diálogo de Alto Nivel en Seguridad, celebrado el jueves pasado en Washington. De manera explícita afirmó que el gobierno mexicano "veía con simpatía las medidas anunciadas". Según cifras oficiales mexicanas entre enero y agosto de este año las autoridades migratorias mexicanas tuvieron por "canalizadas o presentadas" a 249 mil 295 personas migrantes, de las cuales más de 35 mil serían migrantes venezolanos que ingresaron a territorio nacional en las últimas semanas. La comunidad de migrantes venezolanos estaría entonces conformada por más de 155 mil personas, la mitad de ellas con residencia regularizada en nuestro país y con permiso de trabajo, y, la otra mitad, cuyo ingreso fue permitido por razones humanitarias.
Todo lo anterior ocurre cuando faltan pocas semanas para la elección de los miembros del Congreso de los Estados Unidos.
@JAlvarezFuentes
