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El diálogo como alternativa a la crisis de agua en La Laguna

GERARDO JIMÉNEZ GONZÁLEZ

Con frecuencia se habla del tema del agua en La Laguna, de hecho, se puede preguntar a cualquier ciudadano si en nuestra región se padece algún problema de este tipo e indistintamente obtendremos respuestas que indican la percepción que tiene quien responda, podrá ser esta vaga o precisa, pero muchos de los interrogados tendrán algo que decir, incluso algunos dirán que pasamos por una crisis de agua.

Con mayor frecuencia encontraremos respuestas que hablen los recientes meses en que hubo desabasto, que tuvieron que buscar el suministro a través de las pipas, facilitadas por el municipio o pagando a los piperos. Una parte importante de los ciudadanos piensan que cada temporada de calor el desabasto se repetirá, algunos se prepararan equipándose con depósitos para almacenar agua como otros ya los hicieron este año.

También es ya generalizada la percepción que los ciudadanos sobre la contaminación del agua que sale de sus llaves, puedan acceder o no a otra fuente la gente sabe que no debe beber esa agua porque no es potable, que consumirla conlleva riesgos para su salud, por lo que el agua embotellada se ha vuelto una necesidad y un negocio para quienes la venden. Hace tres décadas todavía se podía consumir agua de la llave, ahora nadie quiere hacerlo.

Pero si le preguntamos a los ciudadanos adolescentes o adultos cual es la causa del desabasto o la contaminación, una parte importante de ellos contestará que es la sobreexplotación del acuífero, ya que saben que el agua que se nos suministra a nuestras viviendas o negocios proviene del subsuelo, que es bombeada de pozos que manejan los organismos operadores municipales. Son cada vez más aquellos los que saben que la sobreexplotación se debe a que se extrae más agua que la que se recarga en los acuíferos, pero quizás aún no sean la mayoría quienes opinen que el problema de desabasto o los daños a la salud derivados del agua contaminada, afectan de manera diferente considerando donde vivas o cuáles son tus ingresos, porque en gran parte de esto depende tus posibilidades de resolver ambos problemas. Lo cierto es que hay amplios sectores de las ciudades y los ejidos laguneros que batallan para hacerlo, ya contados por miles.

Ciertamente, los problemas de desabasto y contaminación del agua que se nos suministra para satisfacer nuestras necesidades básicas se originan en un mal manejo del agua en La Laguna, en que se está sobreexplotando los acuíferos y que incluso hay el riesgo de que esta fuente de agua se agote en dos o tres décadas. Pero ¿Qué opciones tenemos los laguneros para resolver esta problemática? La respuesta es obvia, dejar de sobreexplotar los acuíferos, recuperarlos para que nos garanticen el abasto de agua suficiente en cantidad y con la calidad necesaria que no nos dañe la salud. ¿Es esto posible? Desde luego que sí, pero para ello debemos ubicar donde y quienes lo causan.

Los gobiernos municipales hacen su esfuerzo perforando más pozos, reponen tuberías deterioradas para aumentar la eficiencia en la distribución, reciben apoyo de la federación para instalar filtros que secuestren el arsénico en los pozos, conectan pozos donde se extrae poca agua o más contaminada con otros que bombean mayores volúmenes o que tienen poco arsénico para mejorar la cantidad y calidad, o la novedad de este año de enviar pipas a las colonias y ejidos. Lo que debemos de saber es que estas son soluciones limitadas: los nuevos pozos que se perforan cada vez se abaten en menor tiempo, reponen las tuberías donde estas están muy deterioradas hasta donde alcance el presupuesto municipal y donde la presión ciudadana es más fuerte, los filtros han sido operados parcial y en algunos casos negligentemente, las conexiones de redes mejoran el suministro temporalmente y las pipas no son la solución porque no se dan abasto y no hay certeza de la calidad del agua que les suministran.

Pero se les reconoce su esfuerzo sabiendo que la pelota está en el campo del gobierno federal como responsable de cuidar los acuíferos, pero también es responsabilidad de quienes tienen concesiones para extraer agua de ellos, sin embargo, ni uno ni los otros están haciendo algo serio para resolver la sobreexplotación. El programa Agua Saludable, la megapotabilizadora que construye el gobierno federal no atenderá este problema, de operar pronto será un programa de mitigación frente al cambio climático (se espera que llueva menos y aumente más la temperatura en las próximas décadas), de alguna forma nos daría tiempo para recuperar nuestros acuíferos.

Pero la pregunta sigue en el aire. ¿Qué opciones tenemos para recuperar los acuíferos y asegurar reservas de agua para el futuro? Una opción sería que el gobierno federal aplique actos de autoridad y obligue a los concesionarios de pozos que bombean agua del subsuelo, principalmente a los grandes usuarios agrícolas que las han acaparado, que se les obligue a solo extraer los volúmenes que les son permitidos, que no continúen bombeando agua ilegalmente. Algunos creemos que esto no va a ocurrir, ni el gobierno federal ha mostrado que lo hará, ni los concesionarios expresan interés por dejar de bombear agua por encima de los volúmenes que se les han concesionado, y si el gobierno lo hace los concesionarios le acusarán de afectar la economía y lo presionarán para que no les mida el agua que bombean.

Entonces ¿Qué opciones hay? La ruta que tenemos inevitablemente nos conduce a recuperar nuestros acuíferos, no podrá sostenerse por mucho tiempo priorizar el interés privado de usar el agua como mercancía y las empresas que utilizan grandes volúmenes, que son ineficientes o que la extraen ilegalmente, tienen que ajustar sus procesos de producción al agua disponible para ese fin, para poder asegurar el abasto a la población y disponer de agua para diversificar y potenciar la economía local. Es posible acceder a esta ruta mediante el dialogo público, abierto y transparente, varias organizaciones de la sociedad civil lo estamos proponiendo, pero de eso hablaremos más delante.

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