De los quince municipios de la Comarca Lagunera diez están en Durango y solo cinco en Coahuila, aunque del total de la población comarcana más de la mitad habita en alguno de estos últimos y Torreón es la ciudad nuclear de la región. Tal vez por esto último lo que sucede en la llamada ciudad de los grandes esfuerzos tiende a considerarse como lo de mayor relevancia para la Comarca. Las páginas de los diarios locales contienen más información de lo que pasa en Torreón que del resto de los municipios laguneros en su conjunto. Esto que es común en las noticias deportivas, sociales, culturales y económicas también es notorio en las políticas y podemos notarlo, por ejemplo, en las campañas electorales.
A la Comarca Lagunera de Durango le ha tocado la trastienda en términos de recepción mediática y también en percepción. Mientras que para La Laguna coahuilense las voces locales tradicionalmente han demandado un reconocimiento significativo a las estructuras estatales (es una práctica establecida exigir mayores recursos y un trato más digno por parte del gobierno estatal), pero no sucede algo semejante en volumen, aunque sí en sentimiento, por parte de las voces comarcanas de Durango. Lo anterior es paradójico si consideremos que en números gruesos la Comarca Lagunera coahuilense le representa a su estado un tercio de su economía mientras que la duranguense significa más de la mitad para Durango. Lo más lógico sería que una región donde se genera más del cincuenta por ciento de la economía estatal debería recibir un trato acorde a ese tamaño y relevancia estratégica.
Estamos a pocos días de la jornada electoral donde la Comarca Lagunera duranguense habrá de decidir quiénes estarán al frente de las presidencias municipales y quién ocupará la gubernatura. Como desde hace décadas lo que se repetirá es salir a las urnas, y qué bueno, pero también en términos de opinión publicada y la vocería de los sectores organizados se han repetido prácticas que en poco difieren de aquellas que se presentaron en ejercicios anteriores y no han acarreado mayores beneficios para esa porción de la región. Quizá en un contexto electoral es el momento menos adecuado para exigir un trato acorde al tamaño y necesidades de una región porque invariablemente todas y todos los candidatos se comprometerán con los planteamientos que les hagan y hasta ofrecerán más. Lo importante, sin embargo, es el desempeño cuando ya se encuentran al frente de su responsabilidad pública.
Dice un dicho que en el pedir está el dar y si lo aplicamos a la relación entre ciudadanía y gobiernos hemos de suponer que la atención prestada a una comunidad organizada será mucho mayor que la otorgada a una sociedad dispersa y desvinculada entre sí. En ese sentido habrá que reconocerle a la comarca coahuilense respecto a la duranguense el protagonismo adquirido por sus grupos organizados desde la sociedad civil y gremios del sector productivo. Eso ha hecho que su voz tenga un mayor impacto a la hora de dar seguimiento al desempeño gubernamental pero también a los compromisos establecidos. Puede verse como ausencia, pero también como oportunidad para la comarca duranguense el fortalecer el brazo asociativo, de manera que la participación ciudadana no se limite a los procesos electorales.
De regreso al tema de la percepción del peso que para su estado tiene la Comarca Lagunera duranguense habría que enfatizar que lo tiene no solo para Durango, sino para la comarca entera y en ese sentido para Coahuila. No está demás tener presente que la dinámica socioeconómica de la zona metropolitana de La Laguna implica ambas porciones de la región y no se puede explicar y comprender la una sin la otra. Desde esta perspectiva lo que vote el electorado lagunero duranguense en su próxima jornada tendrá repercusiones en la población de la comarca entera, y lo mismo habrá de suceder cuando las elecciones toquen en Coahuila el próximo año.
@EdgarSalinasU
