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¿Subimos o bajamos?

MARÍA DEL CARMEN MAQUEO GARZA.-

No ha dejado de sorprender la manifestación de mujeres en Irán, en contra del uso obligatorio del velo. Tras el severo castigo que recibió una de ellas por llevarlo mal colocado, se organizaron las mujeres en una protesta muy civilizada: salir a lugares públicos sin el velo. No conozco la religión musulmana para saber qué significado tiene el uso del velo, en ocasiones ocultando el rostro de las mujeres. Es evidente que, sea cual fuere el principio religioso de ello, las doctrinas tienen que ir avanzando conforme lo hace el mundo.

En días recientes veía un documental de las protestas ocurridas en la ciudad norteamericana de Los Ángeles hacia 1992, tras el juicio de cuatro uniformados que torturaron y mataron a un afroamericano llamado Rodney King, pese a que sobraba evidencia audiovisual que los implicaba.

Lo que inició como una protesta tras el veredicto, se convirtió en una secuencia de actos de violencia urbana y saqueos a grandes comercios, cuestiones que desvirtuaban completamente el sentido original de la protesta. Había detrás de lo ocurrido un escenario de segregación racial que, en su momento, lesionó profundamente a norteamericanos de un origen distinto al anglosajón, y que en cierto sentido aún continúa vigente.

Ahora bien, en nuestro país se conmemoró el octavo aniversario de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa. El dolor original de los familiares se ha ido revistiendo, año con año, con capas de intereses ajenos al sentido inicial. El asunto se va politizando, y lo utilizan muchas facciones para su propio interés. El presidente se atrinchera. Hay evidencia de los desmanes que los supuestos marchistas vinieron realizando a lo largo de todo su recorrido, y las pintas que llevaron a cabo en el pedestal del monumento a la Independencia. Con los rostros cubiertos y la violencia en las manos, no existe congruencia con el sentir original de los papás de los desaparecidos.

Viene dos días después la marcha por el Día de la Acción Global a favor del Aborto Legal, Seguro y Gratuito. Simultáneamente se corrió el rumor de que la senadora por MORENA Martha Lucía Mícher preparaba una propuesta para permitir la interrupción del embarazo hasta el término de la gestación, procedimiento que sí existe en otras latitudes. Médicamente equivale al homicidio de un recién nacido que cuenta ya con todas sus capacidades para sobrevivir, y es entrar a asesinarlo antes de que vea la luz fuera del aparato reproductor femenino.

Si hacemos un poco de memoria recordaremos la forma como los espartanos procuraban la eugenesia. Recién nacido que presentara una malformación externa, era lanzado desde el Monte Taigeto en el Peloponeso, al sur de Grecia, para que muriera. Dicha tradición volvió a surgir en la Europa del siglo XIX y se agravó dentro de la Alemania Nazi, donde los experimentos del Doctor Mengele, a favor de la pureza de la raza aria, provocaron tantas desgracias. Sigue ocurriendo en la China Roja a partir del decreto de que la pareja podía tener un solo hijo. Al nacer niña, bien podrían deshacerse de ella sin mucha dificultad. Afortunadamente en fechas recientes el permiso para tener hijos en China se amplió a dos.

Viene pues la profunda reflexión que estamos obligados a hacernos como humanos: ¿hacia dónde vamos? ¿Qué principios estamos transmitiendo a las nuevas generaciones? Como diría Galeano, no estamos terminados en nuestra confección, y queda mucho por hacer -o por retomar, o por corregir-.

Quienes hemos tenido la fortuna de estar en contacto con niños, vemos las cosas de otro modo. Yo pasé los últimos veinte años de mi ejercicio institucional manejando recién nacidos, y aún el prematuro extremo que luchábamos por sacar adelante, iba dando muestras de su temple, de su fortaleza, de sus ganas de vivir.

Los recién nacidos al término de la gestación eran todos unos personajitos con los cuales yo podía comunicarme de una forma única. Más de una vez hubo quienes me cuestionaron mi gusto por la Pediatría, a lo que yo replicaba que es más sencillo interpretar los datos clínicos de un pequeño que los de un adulto. Y sí, desde la etapa de recién nacidos ellos se manifiestan para expresarse. No me imagino el dolor para el niño en formación, cuando van y lo arrancan con violencia de lo que hasta ese momento ha sido su hogar. Menos todavía si su sensibilidad está perfectamente desarrollada al término del embarazo.

Logramos que un artefacto creado por el hombre impacte un asteroide para desviar su curso y evitar un posible daño a nuestro planeta. Hay grandes avances científicos y tecnológicos por el mundo. Un acceso absoluto a lecturas que nos humanizan. Mi pregunta final sería: ¿estamos moralmente a la altura de nuestras creaciones?

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Escrito en: contraluz

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