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Contagio

ÉDGAR SALINAS URIBE

Tengo un amigo a quien le gusta leer mucho. Corrijo, tengo la fortuna de contar con varios amigos y amigas decididamente lectores. Curiosamente no había reparado tanto en ello hasta este momento. A propósito, como feligrés de las salas de cine cada vez que el Tour de cine francés pasa en Torreón, llama mi atención constatar año tras año cómo en escenas desarrolladas en interiores de casas y departamentos siempre hay paredes forradas de libros. Pareciera como si los libros fueran un mueble indispensable en esas construcciones. Por cierto, ocurre lo contrario con el cine norteamericano que de ordinario se difunde más por acá: sus interiores suelen ser páramos en cuanto a libros de refiere y con mayor frecuencia es más fácil encontrar pistolas que libros en su narrativa visual. Normalizar uno u otro paisaje seguramente tiene repercusiones sociales también distintas. Pero quería decir, antes de este rodeo, que un amigo, afanoso lector, me regaló "Contagio: la evolución de las pandemias", libro escrito por David Quammen y publicado por editorial Debate. El título original en inglés fue "Spillover: Animal infections and the next human pandemic".

Acerca de este libro comenzaría por decir que el mejor resumen lo da la suma de ambos títulos. Al final del extenso volumen se tiene una visión amplia de la evolución de las pandemias, principalmente las zoonóticas o de origen animal no humano, y la certeza de futuras pandemias humanas. Sí, escribí certeza. Generalmente los libros de divulgación científica buscan ser amables con quien de modo neófito se acerca a temas de su interés, pero del que para nada es conocedor. Quammen logra con facilidad esa tradicional cortesía y añade un elemento literario para contagiar el gusto de quien se atreve con estas más de quinientas páginas. Contagio, por virtud del autor, se lee también como un thriller soportado con datos e investigación. Nueve capítulos dan cuenta de la evolución de las pandemias y la condición de origen animal de un número significativo de ellas. Adviértase que origen no necesariamente es causa, y esta diferencia el autor la hace patente en el apéndice titulado: "Fuimos nosotros quienes creamos la epidemia del coronavirus".

Otra vez estamos en alerta ante la irrupción de la variante Ómicron. El número de contagios hace que las gráficas tengan curvas muy cercanas a la vertical. Los contagios registrados por día en México -necesariamente menores a los reales- han saltado en los últimos siete días. Los memes, en la simpleza del humor, han dado cuenta de la obcecación con medidas inútiles y sin evidencia científica que las soporte: "¿cómo es que crecen los contagios si en el súper entramos por una puerta y salimos por otra?, ¿cómo es que suben los contagios si tenemos tapetes sanitizantes?", ¿cómo es que suben los contagios si dicen las autoridades que estamos en semáforo verde?, "¿cómo es que suben los contagios si en el restaurante tenemos códigos QR en lugar de cartas?" Afortunadamente, la evidencia de la eficacia de las vacunas es contundente y emerge como la principal defensa creada, lo necesario es que llegue adonde aún hace falta.

Pero decía que el origen no necesariamente es causa. En palabras de Quammen, una consecuencia de la abundancia humana y su capacidad para acaparar recursos y de los consiguientes trastornos ecológicos es el aumento de los intercambios víricos, primero de animal a humano, y a continuación de humano a humano hasta alcanzar en ocasiones escala pandémica", y es que con facilidad "invadimos los bosques tropicales y otros espacios salvajes, que albergan un enorme cantidad de animales y plantas; y, en el seno de esas criaturas, multitud de virus desconocidos." No soy dado al pesimismo, pero ante lo visto en estos dos años, "cuando dejemos de preocuparnos por este brote, tendremos que preocuparnos por el siguiente", como escribe Quammen. Seguramente querría decir ocuparnos, hacerlo de manera sistémica y no esperar a la siguiente reacción. Por eso concluye su libro señalando: "cuando la peor parte haya pasado, debemos recordar que el SARS-CoV-2 no fue un suceso novedoso ni un infortunio. Fue y sigue siendo parte de una serie de decisiones que estamos tomando los humanos".

@EdgarSalinasU

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Escrito en: editorial Edgar Salinas Uribe editoriales

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