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Consultorio Deportivo: Hidratación

JORGE GALVÁN

Las elevadas temperaturas que estamos viviendo y la entrada en pleno a la canícula nos hacen insistir en la importancia de la hidratación, uno de los aspectos más importantes dentro de la actividad física y alcanza gran relevancia ante la exposición a las altas temperaturas que insisto estamos enfrentando, ofrezco algunas consideraciones al respecto.

El agua corporal ocupa un 50 a 70% del peso corporal total, los niños presentan un mayor porcentaje que los adultos. De esta cantidad dos tercios corresponden al agua intracelular y un tercio al agua extracelular, que incluye los espacios ocupados por el líquido intersticial y el plasma.

El agua se encuentra en todos los tejidos del organismo y tiene muy variadas funciones, como la refrigeración, el transporte de nutrientes la eliminación de deshechos metabólicos, la lubricación de las articulaciones y la digestión y absorción de nutrientes.

El agua presente en el plasma (fracción líquida de la sangre) participa en el transporte de oxígeno, en la eliminación de bióxido de carbono y otros desechos metabólicos, así mismo, transportan algunas hormonas que regulan el metabolismo y actividad muscular. Los líquidos corporales contienen agentes que permiten el equilibrio ácido básico cuando aparece el lactato (producto del trabajo muscular); el volumen plasmático sanguíneo es determinante de importancia en la tensión arterial y por lo tanto en la función cardiovascular.

Para mantener el balance diario del agua, los ingresos del vital líquido deben ser equivalentes a la pérdida. Los alimentos y bebidas son la base principal de ingresos, complementan las necesidades el “agua metabólica” que se produce como producto de la síntesis de la digestión completa de proteínas, grasas e hidratos de carbono.

La pérdida normal de agua se produce por orina, heces, la transpiración y una cantidad imperceptible al hablar y respirar. En la actividad física se presenta la sudoración como mecanismo de termorregulación, lo que representa una pérdida de agua frente al reposo, por este motivo los deportistas deben añadir al consumo promedio de 1.5 a 2 litros, los calculados por la pérdida por sudoración, que en situaciones extremas y exposiciones mayores a una hora de actividad llegan a alcanzar hasta 6 a 10 litros de acuerdo al entorno climático en que se esté ejercitando. Por lo tanto, es muy importante planear una muy buena estrategia de hidratación, a fin de evitar riesgos fisiológicos o exponerse a una deshidratación, ya que no existe ningún mecanismo de adaptación para la deshidratación, por lo que no se puede “entrenar” el no beber durante la actividad física, situación propia de añejas costumbres en la preparación física. ¡Hasta la próxima!

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