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A la ciudadania

Agenda ambiental pendiente (I)

GERARDO JIMÉNEZ GONZÁLEZ

Al finalizar cada año hemos reflexionado sobre la agenda ambiental pendiente en la Comarca Lagunera, en esta ocasión repitamos ese ejercicio sobre los temas más importantes porque sería imposible cubrirlos todos en un espacio reducido como este. Son muchos para una región que presenta escasos rasgos de desarrollarse por el camino de la sostenibilidad.

Inevitablemente, y así será por muchos años más, el tema del agua seguirá siendo el principal pasivo ambiental de la Comarca Lagunera. Si bien Agua Saludable, el programa federal que potabilizará aguas superficiales extraídas del río Nazas, atenderá temporalmente el problema social de abastecer agua potable a la población, pero deja pendiente el grave problema ambiental de abatimiento y contaminación del Acuífero Principal (y de otros tres acuíferos más, que si bien son más pequeños tampoco tienen disponibilidad).

La sobreexplotación de la más importante y más segura fuente de agua para la economía y la población continuará, y con ello seguirán aumentando las concentraciones de arsénico, flúor y quizás algunos más, también tóxicos, como los señalados, para la salud humana. No se observan cambios en la postura omisa que históricamente ha asumido el gobierno federal frente al deterioro ambiental del agua del subsuelo lagunero, ya que después de un año en que grupos organizados de la sociedad civil le plantearon esa limitante de Agua Saludable, no se ha concretado la instalación de mesas de dialogo en las que se aborde una Agenda Hídrica Paralela, donde se traten los temas que representan las causas estructurales que provocan la problemática hídrica regional, y no solo los efectos como ocurre con la potabilizadora.

En tanto esta obra inicia como se afirma, en el otoño de 2024, nos esperan dos ciclos de primavera-verano con escasez y estrés hídrico durante los años previos, quizás se continuará cubriendo el abasto a las familias a través de pipas y la gente que toma agua contaminada, si no tiene otras opciones, continuará haciéndolo. Los riesgos de inseguridad hídrica que podríamos enfrentar los laguneros en un futuro próximo persisten, ya que las reservas de agua del subsuelo que nos permitirían enfrentar los impactos del cambio climático están agotadas con la sobreexplotación de los acuíferos.

Las predicciones científicas y gubernamentales sobre este fenómeno global nos obligan a trazar una ruta que conduzca a prepararnos, y la mejor opción para ello es recuperar los acuíferos. Se estima que aumentará la temperatura y descenderá la precipitación, por lo que se espera una disminución de la disponibilidad en las aguas superficiales y un aumento de la demanda urbano-doméstica, de ahí la importancia de recuperar las aguas del subsuelo para tenerlas como reservas futuras que nos permitan enfrentar tales contingencias ambientales. Esto, incluso, podría modificar las estimaciones de demanda urbano-doméstica proyectadas para los próximos veinticinco años, que se pretende satisfacer con la potabilizadora.

Los laguneros sabemos que Agua Saludable es un atenuante de la crisis hídrica, no la resuelve y la difiere para años posteriores, por lo que de alguna manera se convierte en el programa regional de mitigación temporal ante ella y su posible agudización en la medida que se presenten las predicciones del cambio climático. De operar como tal, es la oportunidad que tenemos los laguneros de empezar a atender el desorden que caracteriza la gestión insostenible del agua en La Laguna, regulando las extracciones para evitar el bombeo ilegal de agua del subsuelo que se realiza desde hace varias décadas, causa de la sobreexplotación de los acuíferos.

En esa ruta que se debe trazar es fundamental pensar en una primera etapa de recuperación del Acuífero Principal, controlando las extracciones ilegales que operan en los pozos concesionados y cancelar los pozos ilegales que tanto se mencionan, teniendo como meta solo permitir extraer el agua concesionada para después pasar a una segunda etapa de solo extraer agua con base a la recarga natural estimada cada año, hasta lograr estabilizar el acuífero. Para los laguneros sería un logro extraordinario realizar un manejo sostenible del agua que garantice el abasto a la economía y la población durante esta centuria, ya que tener agua disponible daría seguridad hídrica a la población y haría atractiva la región para que en ella se establezcan empresas que proyecten sus actividades a mediano y largo plazo. También ayudaría a ordenar la zona metropolitana lagunera.

La respuesta clave para atender este pasivo ambiental esta, ineludiblemente, en recuperar las aguas del subsuelo, en cantidad y calidad suficiente para cubrir la demanda antrópica actual y futura. Este propósito no se logrará en el corto plazo si partimos de que el Acuífero Principal tiene más de setenta años en desbalance, requerirá tiempo y un esfuerzo considerable que nos exige tomar ya las medidas necesarias para recuperarlo. Esto se traduce en una verdadera voluntad política del gobierno federal y una respuesta responsable de los grandes usuarios agropecuarios, esperemos que el año próximo avancemos algo al respecto para que en el balance que hagamos a fines de 2023 lo señalemos. Por lo pronto en este siguiente año desde la academia y los grupos ciudadanos habremos avanzado en conocer el agua que se usa en La Laguna y la calidad del agua del subsuelo.

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