Estela va a cumplir seis días que no logra dormir más de dos horas continuas por falta del ventilador que aminoraba los efectos del sofocante calor en su comunidad al norte de Veracruz. La piel se pega a la ropa, el sudor se confunde con vaho, y la comida perdida a cada hora genera una atmósfera de putrefacción que le parece imposible de soportar. Hace seis días vive sin energía eléctrica tras el paso del huracán "Grace".
Este jueves decidió, junto con otras vecinas, emprender un viaje de 40 minutos desde el municipio de Cazones hasta Poza Rica con la esperanza de pedir ayuda a los medios de comunicación y que de alguna manera se sepa lo que están viviendo.
Pero al llegar a esa ciudad se encontró con una realidad similar: muchas colonias de ahí tampoco tienen energía eléctrica, la comida se pierde, los niños lloran del calor; no hay agua y el hielo se vende como la mercancía más cotizada: hasta 80 pesos una bolsa. Poca comida y poca agua, debido a que muchos pozos se utilizan con bombas que no están funcionando.
Probablemente, coinciden especialistas en energía y desastres, esto no se estuviera presentando si no se hubiera desaparecido el Fondo Nacional de Desastres Naturales (Fonden) ni si la Comisión Federal de Electricidad (CFE) fuera eficiente y tuviera capacidad de respuesta inmediata.
Lo que no se ha podido atender del todo es la suspensión de suministro de energía, aun cuando oficialmente la CFE reportó que logró restablece el servicio en un 93%.
El periodista y economista Santiago Alamilla ha resaltado la tardanza para restablecer el servicio, comparado con otros eventos en el pasado, que podría deberse a esta crisis económica de la empresa mexicana.
Esto puede verse al revisar los informes anuales de CFE al Senado de la república y los datos disponibles del Sistema de Portales de Obligaciones de Transparencia (Sipot) donde se muestra cómo la gráfica de cartera vencida va en claro incremento desde diciembre de 2018 al último registro de 2020, de más de 60 mil millones de pesos, lo que merma la salud financiera.
Además, la eficiencia operativa de la CFE se ha venido para abajo: por primera vez desde 2009 se registró, el año pasado, un incremento en la energía que no se factura, una especie de "huachicol de luz". También, como primera vez en al menos una década, en 2020 se reportaron resultados financieros negativos de más de 85 mil millones de pesos
Y como en toda empresa, si no se le invierte, no se le gana: el informe de valor de almacén en refacciones (como transformadores, postes, etcétera, que sirven para este tipo de desastres) muestra también un declive pronunciado al pasar de 3 mil 700 millones, a mil 800 millones en 2020; que para ser este el primer año sin Fonden, la empresa debió prever tener en almacenes el material disponible para hacer frente a este tipo de desastres.
Quizás a Estela y los demás habitantes del norte de Veracruz no les importen estos números, pero no debería serlo así para el gobierno de Andrés Manuel López Obrador y demás legisladores que quitaron un fideicomiso cuyos fondos al menos servían en emergencias para la reconstrucción (incluyendo postes de luz), y que no han cuidado a la única empresa proveedora de energía eléctrica que hace la diferencia entre la vida y el casi infierno en estas zonas de calor.
Twitter: @Sandra_Romandia