La polarización discursiva es el pestilente corolario en el que se encuentra la plaza pública en México. Lo que dice A es de inmediato descalificado por B. Esa es la normalidad en medios y redes sociales. El ataque ad hominem es, con mucho, el recurso por excelencia en esta circunstancia. Hay una obsesión por montar una narrativa de buenos y malos, de hipócritas y virtuosos. La diversidad no se admite y los colores varios son reducidos a la fuerza a blanco o negro. Desgraciadamente, argumentos soportados en ciencia, razones y prácticas deseables, han sido descalificados por quienes en su cabeza solo atinan a acomodar las cosas desde un pensamiento estrecho, binario y maniqueo.
Las campañas electorales apenas concluidas parecían ser la causa inmediata del acentuamiento de esa pugna de narrativas. Sin embargo, aquellas han terminado y no así los enfrentamientos cuyas características hemos señalado arriba. No es difícil anticipar las desventajas sociales que trae consigo la eliminación práctica del diálogo constructivo a manos de la obcecación por la descalificación permanente. Reitero cuán lamentable en un ambiente así, donde las voces razonables son proscritas. Adama Dieng, asesor de la ONU, comentó en alguna entrevista: "todos debemos recordar que los discursos de odio anteceden a los crímenes de odio…el holocausto no comenzó con las cámaras de gas, comenzó mucho antes con discursos de odio…", el discurso es precedente de realidades atroces.
Concediendo que hay elementos que incitan al planteamiento de posiciones extremas, no es posible construir una mejor sociedad si nos mantenemos en esa arena. Como país, y también en el ámbito local, no se debe olvidar el ejercicio de la construcción desde el acuerdo. No significa esto que se elimine la diferencia o se suprima el pensamiento diverso. Quiere decir, por el contrario, que precisamente porque existe la diferencia y diversidad tenemos un llamado a la construcción de convivencias que impulsen oportunidades y condiciones de desarrollo social. Pero se necesita aprender a dialogar y a escuchar, y tener la soltura para ir más allá de posiciones a priori defendidas.
Voy a referirme a un ejemplo sumamente lógico y de apabullante sentido común que, no obstante, precisamente por el clima enrarecido de discursos distanciadores no se había puesto en práctica. Se trata de la colaboración del sector privado, las empresas, en el proceso de vacunación. Califico como muy buena noticia, de esas que nos hacen mucha falta, la decisión de la delegación federal de la Secretaría de Bienestar en Coahuila de explorar puntos de vacunación en instalaciones empresariales aprovechando las condiciones logísticas y de personal capacitado a fin de multiplicar los alcances, la atención y rapidez para la aplicación de la vacuna anti COVID-19.
El ejercicio implicó una primera experiencia de valoración. En el caso de Torreón los módulos iniciales se ubicaron en instalaciones de Grupo Lala, Peñoles y SIMSA, a la par de que, en coordinación con Canacintra, se habilitaron carriles especiales para trabajadores de empresas del gremio en las instalaciones de la Feria y el Coliseo de Torreón. El resultado fue el deseado y, para un segundo ejercicio, se agregó la participación de la Cámara de Comercio. Cada punto ha tenido ventajas específicas, la primera de ellas fue despejar la saturación en los espacios habilitados para las etapas previas de vacunación; la segunda, ha sido la incorporación de personal de salud de las empresas en el proceso mismo, lo que complementa las capacidades que se tenían hasta antes de esta experiencia; la tercera, la garantía de que el traslado y agrupamiento tanto de colaboradores y sus familiares, así como de personas que viven en zonas aledañas, facilitan el acceso a quienes se vacunan y la aplicación por parte de las autoridades.
El desafío y la amenaza que ha significado la pandemia obliga a altura de miras y a actitudes de colaboración al margen de cualquier diferencia. El cuidado de lo básico, la vida y la salud, son motivos de sobra suficientes para encontrar espacios comunes eminentemente comunitarios. El ejercicio de vacunación en instalaciones empresariales propicias impulsado por la delegación federal de Bienestar con la participación del Ejército, Guardia Nacional y Secretaría de Salud del estado de Coahuila es una muestra de que también podemos y debemos darnos oportunidad para encontrarnos y para usar el discurso y la palabra como puentes de acercamiento para el beneficio colectivo.
@EdgarSalinasU