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La consumación de la Independencia: una tarea permanente

ARTURO MACÍAS PEDROZA.-

Nuevamente la Conferencia Episcopal de nuestro país saca un documento (3 de septiembre del 2021, No.69/21) con motivo de los 200 años de la consumación de la independencia, haciendo una reflexión sobre nuestra identidad y destino como país, para darnos aliento y esperanza en medio de la crisis sanitaria, económica y social y agradeciendo los dones de tener Patria, unidad y libertad. He aquí una breve semblanza de este documento de diez páginas que pueden encontrar en la pagina de la CEM. (cem.org.mx)

El acontecimiento de la consumación de la independencia es iluminado por datos históricos que corrigen insostenibles versiones del pasado y es iluminado con la reflexión de la fe en el Señor de la historia. Es una Invitación a ser protagonistas y fermento para construir una sociedad fraterna, justa y pacífica, corrigiendo rezagos e injusticias.

Reiterando lo escrito en otro documento con motivo de la celebración de los doscientos años del inicio de la guerra de independencia (1 de septiembre de 2010), debemos celebrar la presente efemérides de nuestra historia Patria con espíritu de reconciliación, de reconocer los méritos y las culpas, con lucidez crítica y actitud solidaria. Con la Consumación de la Independencia nacional, hemos visto un movimiento político y social con profunda raigambre religiosa católica. Hoy, nuevamente es necesario construir "la casita sagrada" que pidió la Guadalupana, creando unidad desde una diversidad derivada de formas de vida, costumbres e incluso visiones divergentes, mostrándonos disponibles para contribuir al bien común con justicia e igualdad. Sirva de ejemplo la manera en que la consumación de la independencia se realizó conciliando, uniendo, construyendo sobre la razón, la fe, la experiencia, y la búsqueda de consensos.

El modo mexicano de ser libres, a diferencia de la Constitución española, supuso la igualdad de derechos ciudadanos para todos los habitantes, la independencia absoluta, una mayor representación y participación políticas, así como una división territorial más acorde con la realidad administrativa y geográfica de esa inmensa América Septentrional, y coincidiendo con el reconocimiento de los derechos del hombre.

El documento está lleno de datos históricos bien fundados mencionando los personajes y grupos que apoyaron la independencia, no obstante la variopinta sociedad de entonces: indígenas, criollos, castas y peninsulares; eclesiásticos y militares, comerciantes y funcionarios; ciudades, villas y pueblos; letrados y universitarios, corporaciones y gobernantes, quienes coincidieron en el deseo de paz y de independencia. La unidad propuesta y deseada por este modo de ser libres, no hizo ninguna diferencia entre los habitantes del nuevo Estado por razón de su origen racial o geográfico, a quienes prometió la igualdad civil desconocida en el texto constitucional español. La Consumación ha de entenderse más como una obra colectiva del pueblo mexicano en búsqueda de su independencia, de su unidad, de su igualdad, de su constitución y de la paz, que como resultado de una acción individual.

"La forma inteligente, oportuna, eficaz, realista y prudente con que se consiguió la consumación de nuestra independencia, mediante este modo de ser libres, debe alentarnos hoy a todos para esforzarnos en el camino de la unidad, del acuerdo, de la paz, de respeto a la Constitución y de la paz". Aquel 27 y 28 de septiembre de 1821 nos demostró lo que podemos hacer los mexicanos cuando nos ponemos de acuerdo.

Actualicemos el significado original de los colores de la bandera Trigarante: el verde la Independencia, el blanco la Religión y el rojo la Unión, para no perder la identidad en medio de un mundo inter-dependiente, no desconocer el carácter profundamente religioso que aún define a nuestra sociedad y que la unión sea convivencia fraterna en la diversidad y no uniformidad. "Hemos de defender la unidad dentro de una vida plenamente democrática y plural, donde los más altos valores del espíritu y todos los derechos fundados en la naturaleza humana sean reconocidos y eficazmente salvaguardados por el poder político y por todos y cada uno de los habitantes del Estado, así como por los fieles de todas las asociaciones religiosas".

2021 debe ser el año que señale el verdadero compromiso de los mexicanos por convertir a nuestra Nación en un país y en una sociedad ¡por fin! Verdaderamente justos e igualitarios. Brillante oportunidad la que nos brinda esta celebración por el Bicentenario de nuestra Independencia para orientar los pasos de la Iglesia católica para anunciar y construir la dignidad humana, promover la paz, denunciar las injusticias, proponer modelos de organización eclesial que pongan en práctica la comunión y la sinodalidad, y asimismo reaviven el carácter misionero y evangelizador.

Que la Guadalupana, siga acompañando y protegiendo nuestro pueblo, nuestras familias, nuestra cultura y nuestros valores más auténticos.

piensalopiensalo@ hotmail.com

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