Columnas Social columnas editoriales SOCIALES

PEQUEÑAS ESPECIES

CARTA A MI ESPOSA

M.V.Z. FRANCISCO NÚÑEZ GONZÁLEZ

Que tarde me di cuenta lo inmenso que significas en mi vida, por qué necesitamos de un escarmiento para saber valorar lo que tenemos. No me explico que pecado cometiste para haber merecido un marido como yo, nos has entregado toda tu vida, sin haber dejado algo para ti. Has sido la mejor esposa, una excelente madre, la amorosa abuela, la enfermera, la institutriz, y quien está pendiente de todo en el hogar, cocinar, lavar, planchar, zurcir, pintar, conducir, sin recibir paga alguna, ni disfrutar un día de asueto.

Agradezco a Dios treinta y ocho años de unión en nuestras vidas, no alcanzaría los calificativos para describir la misión que has otorgado en la familia, responsable, cariñosa, trabajadora, delicada, abnegada, tierna, inteligente, fuerte, sensible, modesta, orgullosa, persistente, sutil, bondadosa, juvenil y siempre bella. Reconozco cuánto te he fallado, como hemos extrañado tu presencia en casa, orando por tu salud y por haber iluminado a los doctores en tu cirugía. Nunca será tarde para enmendarnos y reconocer todo lo que has hecho en nuestras vidas. Te agradezco Señor por todas las bondades, que no supimos valorar al gozarlas a plenitud durante tantos años de matrimonio; amor, comprensión, respeto, cuidados, paciencia, trabajo, sacrificio, sinceridad, libertad, tolerancia, unión, fidelidad y perdón.

Jamás emitiste queja alguna desde que te desposé, iniciaba modestamente mi profesión, no solo apoyabas mis labores, sino que me alentabas a continuar mi preparación para disfrutar de nuestro futuro que ya lo estamos viviendo. Al regresar de tu trabajo, apresurada nos dabas de comer lo que preparabas de madrugada antes de ir a trabajar, continuabas con lavadoras, tareas escolares, la cena, preparar uniformes y la ropa del día siguiente, concluías a media noche con labores de tu trabajo que llevabas a casa. Nos bendijeron cuatro hijos, llegando todos de parto natural, sanos y revoltosos, alérgicos al pañal, utilizando durante años la mantilla de algodón sin reclamo alguno. Pasaron los años y un cruel enemigo hizo el intento de entrar a nuestro viejo hogar, la rutina, fue entonces cuando ocurrió el milagro más grande de nuestras vidas, llegaron los nietos, siendo este bello acontecimiento la confirmación a nuestra comunión. Hemos envejecido de la mano, de dos generaciones has sido formadora, ahora abuela consentidora, columna vital de la familia, que a nuestros viejos años, el amor que nos juramos continua siendo la llamarada eterna de nuestro hogar.

No conoces la palabra "rendición", jamás has encontrado obstáculo alguno que te haya superado, acabas de vencer al cáncer con ayuda del Señor, por lo que nos encontramos eternamente agradecidos. Solo espero continuar juntos durante muchos, muchos años más, y ser yo quien acuda primero al llamado del creador, que caso tendría la vida si algún día me llegaras a faltar…Paquita.

[email protected]

Leer más de Columnas Social

Escrito en: Pequeñas especies

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Columnas Social

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 1858318

YouTube Facebook Twitter Instagram TikTok

elsiglo.mx