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Premio Julio Torri 2021

La prosa filosófica de Alan Argüello

El coahuilense resultó ganador del Premio Julio Torri 2021

Estilo. Los cuentos breves de Alan Argüello tienen raíz en las obsesiones personales del autor y su puente con la filosofía.

Estilo. Los cuentos breves de Alan Argüello tienen raíz en las obsesiones personales del autor y su puente con la filosofía.

SAÚL RODRÍGUEZ

A sus tres décadas el coahuilense Alan Argüello considera que llegó a la literatura de manera tardía. Si bien su infancia no se caracterizó por amplias lecturas y el primer contacto con las letras se tornó áspero, su paso por la universidad le brindó otra perspectiva.  

Oriundo de Saltillo, Argüello migró hace diez años a la ciudad de Querétaro, donde se graduó como licenciado en Filosofía por la universidad local (UAQ). La falta de oferta educativa para profundizar en el pensamiento filosófico fue una de las razones por las que salió de Coahuila.

"Yo tenía una actitud de sospechosismo, de rebeldía ante lo establecido y así fue que empecé a leer a Nietzsche, a ese sí lo leí en la preparatoria. Yo empecé a leer filosofía primero, leí Más allá del bien y del mal y me fascinó, me volvió loco, me sentía muy identificado con esta lectura temprana que se tiene de Nietzsche".

Si bien la filosofía es una de las pasiones tatuadas en su intelecto, Argüello no se conformaba con el típico ensayo filosófico que se gesta en las aulas. Su escritura demandaba otro modelo de pensamiento, uno que ofertara la misma visión profunda, pero con distinta forma. Entonces, un amigo le compartió la obra de Jorge Luis Borges y el coahuilense encontró el principio de su amplia respuesta.

"No tenía una preconcepción demasiada alta sobre la literatura, pero con Borges entendí que había un puente y que la cosa por la que a mí me gustaba la filosofía, que era la profundidad del pensamiento, también estaba en la literatura, pero estaba de otra forma: más sutil, pero al mismo tiempo más viva, más encarnada".

Este encuentro borgiano resultó tras leer los cuentos de El Aleph. Aquellas páginas presentaron ante Argüello la posibilidad de imaginar sin desprenderse del razonamiento. El convertir objetos, situaciones o eventos a un problema filosófico, fue lo que realmente atrapó al coahuilense y lo instó a explorar narrativas similares en otros autores.  

ABORDAR LA BREVEDAD

Clara característica en las obras narrativas de Alan Argüello es su inclinación hacia la brevedad. Los géneros de corta redacción son su actual campo de trabajo. Afirma que se trata de una etapa no superada, ubicada por su propia experiencia al momento de escribir.

"Yo empecé a escribir cuentos más largos. El primero que publiqué fue en 2015 y tenía como 12 o 14 cuartillas. Pero después de eso tuve un periodo bastante largo de unos cuatro años donde no escribí nada. Y por cualquier cosa había entrado ya en el género de la minificción, había conocido a los exponentes o por lo menos a los más famosos (a Julio Torri incluido). Y me fascinaron las formas breves".

Al igual que su encuentro con Borges, el coahuilense experimento deseos de plasmar palabras. La lectura de A Cirse de Julio Torri le provocó cuestiones sobre cómo era posible que una forma tan breve estuviese dotada de tanto sentido.

"Como son tan condensadas, la minificción termina y de repente sientes una especie de golpe, además me sentía más productivo. Eso vino a romper ese bloqueo que tenía de no poder escribir cuentos largos y me empecé a sentir muchísimo más afín a las formas breves".

PREMIO JULIO TORRI 2021

Alan Argüello es uno de los dos coahuilenses que resultaron ganadores en el Premio Nacional de Cuento Breve y Literatura Digital Julio Torri 2021, certamen convocado por la Secretaría de Cultura de Coahuila. El saltillense triunfó en la categoría de Obra Inédita con el trabajo El jardín de los prodigios, una recopilación de 55 relatos breves

"Diría que fue un maravilloso accidente, porque en ese momento en el que me estaba interesando por la minificción, salió un concurso de Radio UNAM para hacer una minificción sobre la radio. Entonces, escribí una minificción para ese concurso. Tenía muchas esperanzas de ganar. Hubo tres primeros lugares y 29 menciones honoríficas, y no estuve en ningún lugar".

Lejos de lamentarse, aquella experiencia sirvió de motor al momento de trasladarse al teclado, pues se percató de que la raíz de su escritura no se encontraba en el reconocimiento de los premios. Pero se necesitaba pulir la técnica, palear vicios de redacción, entonces el escritor Daniel Zetina apareció para guiarlo en un taller.

"Yo me clavé muchísimo, me encantó la idea. No había tenido disciplina hasta ese momento. No conocía una forma de trabajar mis propios hábitos literarios que me permitiera producir tanto. Otra cosa que lo motivó fue que Zetina decía que el escritor debe escribir sobre sus obsesiones".

Las secciones de El jardín de los prodigios responden precisamente a obsesiones personales del autor. Su estructura está dada a partir de que en el borrador, Alan se percató de que los textos se relacionaban a partir de ciertos temas. Allí surgieron sus inquietudes: rebeldía ante la religión, la culpa del pecado y pasajes filosóficos como la inclusión del pensador cínico Diógenes, las artes oscuras a partir de premisas fantásticas y distopías".

Por último, el autor se pronunció ante la obtención del Premio Julio Torri 2021. "Me siento completamente abrumado, muy orgulloso, siempre he tenido a Torri como alguien que puso a Saltillo en el mapa, por lo menos desde el punto de vista literario".

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Escrito en: Premio Julio Torri 2021 Alan Argüello

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