Es como jugar al modo carrera del videojuego FIFA. Inyecciones económicas que violan al Fair Play Financiero, equipos Estado y ahora, nuevas propuestas para cambiar las reglas del juego, y que sobre todo, atentan contra el balance deportivo en búsqueda de un falso espectáculo.
La temporada pasada fue el Chelsea de Román Abramóvich que, en medio de una pandemia que azotó a todo el mundo en todos los sentidos (entre ellos el económico), los Blues salieron al mercado a gastarse los millones que acostumbra. Hasta cierto punto, fue un acto cínico.
Hoy, el PSG se asemeja a los Galácticos del Real Madrid de hace casi 20 años. Hasta el momento han traído a Ramos, Wijnaldum, Donnarumma, Hakimi y se habla de Pogba. No se entiende cómo cuadrarán números en salarios, pero al menos es de suponer que en costo de fichajes se ahorraron ciertos millones ya que algunos de los mencionados llegaron a coste cero. Esto también incentiva a que de momento, Mbappé se quede en la capital francesa.
Del Manchester City lo cierto es que esta ventana de fichajes ha estado tranquila a comparación de años atrás. Y aunque sus prácticas son censurables, por fin parece que Guardiola encontró (sobre todo en defensa) los elementos indispensables para constituir un proyecto sólido. Recordaremos aquellos años en el que batacazos como el de Walker, Otamendi, Mendy, Stones o Laporte fueron llegando uno tras otro superándose entre ellos y posicionándose entre los zagueros más caros del mundo en su momento. Práctica que ha emulado su otro vecino: el United. Caso Harry Maguire, cerca de 100 millones por un defensor que francamente no los vale, pero que sí ha mejorado la situación en el conjunto de Old Trafford. Otros ejemplos son la propia repatriación de Pogba, estrellas estrelladas como Alexis Sánchez, Ángel Di María o Radamel Falcao.
SEGUNDO TIEMPO
Otra noticia que ha hecho eco recientemente es sobre la propuesta que está experimentando la FIFA en cuanto al reglamento del juego. Se habla de dos tiempos de 30 minutos de juego, aunque eso sí, serían efectivos (esto es, el reloj se detiene si el balón sale o el encuentro de para) y el reloj iría en cuenta regresiva, también habría cambios ilimitados, en caso de haber una tarjeta amarilla el jugador amonestado saldría de la cancha por cinco minutos y los saques de banda, así como los tiros de esquina, se reanudarían con el pie y sin que un compañero toque el balón: esto abriría la posibilidad a más dinamismo de juego y creación de jugadas de mayor peligro cerca del área.
Y sí, todo suena bien: se acabarían los futbolistas teatreros, podrían disminuir las faltas desmedidas de equipos que se avocan a golpear al rival sin buscar generar futbol y sobre todo existiría la posibilidad de que los futbolistas se cuiden por problemas físicos con los cambios ilimitados. Sin embargo, este último punto es el que a mi parecer, desbalancea por completo el espíritu competitivo, y que va de la mano con lo mencionado en un inicio.
Me explico. Los equipos con una plantilla tan profunda, como el City, PSG o Chelsea, tendrían una ventaja infinita contra equipos más modestos, ya sea a nivel local o continental. Justo por ello en Inglaterra se volvió a los tres cambios en vez de los cinco instaurados por pandemia. Ello abriría una puerta a que los Guardiola o los Pochettino cambien de sistema y jugadores excesivamente por encuentro. No sé, no me parece del todo justo, pero habrá que ver, porque en lo que sí estoy de acuerdo es en que los cambios son necesarios. Pero para muestra, ahí está el VAR y sus deficiencias.
TIEMPO EXTRA
FIFA prueba cambiar las reglas del futbol en un torneo juvenil europeo, las cuales consisten en: Dos mitades de 30 minutos efectivas, saques laterales con el pie, así como saques individuales (cada que se reanude el juego el jugador podrá salir individualmente), en caso de amonestación el jugador saldrá por cinco minutos y cambios de jugadores ilimitados.