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Wong Foon Chuck y el Banco Chino de Torreón

Yo río libre

JULIO CÉSAR RAMÍREZ

La historia como autobiografía. Hay una imagen muy peculiar que ilustra los últimos días de Wong Foon Chuck, artífice del Banco Chino de Torreón-Compañía de Tranvías Wah Yick, cuyo edificio existe todavía en la Plaza de Armas de la ciudad lagunera. Es la siguiente: Se anuncia el invierno de 1950. A los 87 años de su edad, el hombre amarillo se encuentra a la orilla del río Guayalejo. Le mete orden a sus recuerdos, sentado en su hacienda, pequeña propiedad de 124 acres completamente pegada al pueblo El Limón, a doce kilómetros de Ciudad Mante, Tamaulipas. Siembra frutas tropicales y una hortaliza. -¿Por dónde empezar?

Decide el camino. De su nacimiento en Kwantung en medio del espectacular derrumbe de la dinastía manchú y el fracaso de la rebelión Tai Ping en 1863, al inicio de la gran emigración de campesinos, pescadores y mineros coolies a Indochina y América. Y de ahí, al torrente caudaloso de los negocios más productivos, tráfico de chinos incluido, origen de la fortuna, en la ruta San Francisco, Chinatown, Texas, Piedras Negras, Sabinas, San Buenaventura, hasta la piedra que estuvo a punto de aplastarlo en la mina de la Coahuila Coal Company, de San Felipe Coahuila, en 1893, días antes del viaje definitivo a la villa de Torreón. Contaría en seguida el resto. Una historia narrada por él mismo, traducida del inglés por César Méndez Osuna, nieto del General Gregorio Osuna.

-Mi nombre es Wong Foon Chuck. Nací en Hoy Ping, provincia de Kwantung, en 1863. Dejé China para irme a Estados Unidos; llegando a San Francisco, California, el 22 de octubre de 1875, para vivir con un tío. Fui enviado a una escuela (misión) para aprender inglés, que era dirigida por el doctor Lummis, quien posteriormente me llevó a su casa en el 1150 de la calle Jones para trabajar como sirviente. Trabajé para el doctor Lummis por espacio de dos años hasta que un primo me encontró trabajo de mesero en el hotel Jackson de la calle California. Allí fui bien visto por los clientes, lo que me trajo propinas considerables; por eso mi tío pensó que era demasiado dinero para un niño de mi edad y que yo debería ser supervisado, por lo que me regresó a la casa del doctor Lummis por tres años más.

La señora Stuart, que era pariente del doctor Lummis, era muy cariñosa y considerada conmigo y nunca se olvidó de mandarme a la escuela. Permanecí en casa del doctor Lummis hasta 1881, cuando decidí regresar a China para visitar a mis familiares. Salí de San Francisco el 5 de octubre de 1881 a bordo del SS Garrik y después de una visita corta de cinco meses regresé a San Francisco el 15 de abril de 1882. A mi regreso mis parientes me propusieron empezar un negocio ya que yo hablaba muy bien el inglés, cosa que no acepté porque no estaba de acuerdo con las costumbres y las prácticas de los chinos de esa ciudad.

Tratando de alejarme de la mala influencia del ambiente de San Francisco y en especial de Chinatown, decidí pedir prestada una pequeña cantidad de dinero a uno de mis primos, con lo que me trasladé a Texas. En esa época la compañía de trenes Southern Pacific estaba construyendo la línea de Los Ángeles, California, a San Antonio, Texas.

Llegué a El Paso, Texas, en 1883, donde encontré trabajo como cocinero por seis meses. No sólo pude ganar dinero para pagarle a mi primo sino también para enviar a mis padres en China. Un día conocí a un joven que trabajaba en Valentine, Texas, quien me propuso fuéramos a Del Río o a San Antonio para empezar un trabajo que él iba a financiar.

Dejé El Paso en julio de 1883 para ir a San Antonio, pero antes nos detuvimos en Del Río para valorar las posibilidades del negocio en ésa ciudad. Caminando por una calle fui detenido por un extraño (Richard Lombard), que me preguntó qué era lo que hacía, explicándole nuestras intenciones de establecer un negocio en San Antonio o Del Río. El señor Lombard nos sugirió que Eagle Pass era un pueblo fronterizo con 3 mil habitantes, la mayoría mexicanos. Tenía una tienda general cercana a la vía del ferrocarril y muchas tiendas grandes en el patio del ferrocarril. Estando caminando por la tienda, el gerente se me acercó y me ofreció trabajo como cocinero en el restorán del señor Monroe. Éste era un contratista de Los Ángeles, California, que formó el restorán para dar servicio a los trabajadores en la International R.P. Company, construyendo las vías del ferrocarril de Piedras Negras a Sabinas, Coahuila.

(Continuará)

@kardenche

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