Qué difícil es quedarse sin argumentos. Justo cuando los programas deportivos en televisión llegaban a extremos de la ridiculez, vino una pandemia que los dejó sin mucho más qué decir.
La crisis de contenido no es nueva. Ya hasta perdí la cuenta, pero desde hace mucho que la televisión y sus “periodistas” se han vuelto predecibles, repetitivos y vergonzosos. En los programas de análisis, abundaban ya las discusiones montadas, mal dirigidas y poco entendibles.
Peor aún, comenzaron a surgir personajes haciéndole al payaso, alejándose de temas meramente deportivos para volverse merolicos o bufones vulgares y hasta irrespetuosos .No es necesario decir nombres, están al alcance de las redes.
En lo personal, me alejé hace años de la televisión abierta (salvo partidos de futbol, básicamente), y en mi casa, desde antes del Mundial de 2018, no tengo sistema de cable por televisión. ¿Cómo he sobrevivido? Fácil. Lugares para ver los partidos interesantes, sobran. Redes. En fin. Porque del Mundial de Rusia, puedo decir que casi no me perdí ningún encuentro.
Puedo contar también que asistí al último encuentro del Corona este año. Hubo quien me cuestionó “cómo” le había hecho y la respuesta “trabajo” parece que le fue insuficiente, pero cada quien sabe el camino que ha tenido que trazar. Desde ahí, sí he extrañado el futbol, pero no pienso tanto en eso; tenía (y tengo) tantos pendientes por atender.
Extraño ver un partido de mi equipo en la liga local, o ver a River Plate en un duelo importante de un torneo continental. Extraño ver “la Champions” a mediodía comiendo palomitas y la convivencia con amigos apasionados al deporte y las apuestas. Pero, al menos por ahora, el futbol no ha sido la principal preocupación; podemos sobrevivir a eso... O tal vez no.
La vieja frase “es solo futbol”, utilizada para tantos casos durante tantos años, hoy podría tener diferentes sentidos. Lamentable resulta para quienes sí dependían del futbol como modo de vida, aunque igual de lamentable ha sido esta recesión para la mayoría de la población en el mundo. Muerte, sicosis, preocupación, tristeza y más pobreza. Y en el fondo, casi al fondo de las redes, puede asomarse un dejo de esperanza; área de oportunidad, le llaman. Las crisis significan también oportunidades para el cambio; es hora de deshacernos de lo que no sirva y, de seguir aquí, arrancar de nuevo motores rumbo a una meta clara.
Dejo un saludo para el Lic. Téllez, quien me mantenía al tanto de lo que sobrevivía de contenido hasta hace poco tiempo en la televisión de paga. Un saludo para los colegas (os) y trabajadores de los medios y en general, un saludo para todos, en este encierro voluntario y bien intencionado.
Llegó la hora de leer y pensar en el futuro: ¿qué vamos a hacer para salir bien librados en el partido más complicado?
*Eduardo Sepúlveda *@Foko_54