
Maestro de la ciencia ficción. El escritor Ray Bradbury en su casa de París, Francia, en 1990.
Cuando Ray Bradbury publicó Fahrenheit 451 en 1953, imaginó un mundo dominado por la cultura audiovisual y en el que la palabra escrita quedaba prohibida, una preocupación, la del predominio de la imagen, que resuena en el centenario del nacimiento de este escritor estadounidense.
El 22 de agosto de 1920 nacía en Illinois un joven que se convertiría, de manera autodidacta, en uno de los maestros de la literatura estadounidense, con una capacidad analítica deslumbrante y una imaginación capaz de imaginar futuros tan creativos como pegados a la realidad.
Ya "no es necesario quemar los libros para destruir la cultura, sino que basta con dirigir a la gente para que no los lea" y "eso es lo que está ocurriendo", afirmó Bradbury a un diario italiano hace veinte años.
Casi medio siglo antes, el escritor había publicado su obra cumbre, "Fahrenheit 451", cuyo título hace referencia a la temperatura a la que el papel empieza a arder, una historia futurista sobre una sociedad que da la espalda a las letras y que hoy sigue atrayendo lectores y nutre incontables referencias.
CONTRARIO A INTERNET
Las declaraciones que Bradbury dio antes de morir en California, en el año 2012, anticipaban muchos de los debates que en 2020 cuestionan la dependencia de las redes sociales, la obsesión por internet y la deshumanización de la tecnología.
"Tenemos demasiados teléfonos móviles. Tenemos demasiadas redes. Tenemos que deshacernos de esas máquinas, tenemos demasiadas", aseveró en una entrevista con Los Ángeles Times en 2010.
Por entonces Facebook estaba despegando y la gente empezaba a entender qué era eso de los "teléfonos inteligentes" que hoy sirven para casi todo.
Pero Bradbury siempre se adelantó a su tiempo, mostrando su disconformidad con el abuso de la imagen cuando las televisiones llegaban a los hogares en el siglo XX, presumiendo luego de no usar computadoras y finalmente expresando su escepticismo sobre el valor de internet para la sociedad.
De la red de redes llegó a afirmar que había reducido la capacidad de las personas para comunicarse y mantener conversaciones con los demás.
SUEÑO MARCIANO
El estadounidense tenía grandes esperanzas en que el hombre iba a ser capaz de asentarse en Marte algún día, para "dejar atrás los problemas de la Tierra y comenzar de nuevo".
Haciendo gala de su gran sentido del humor, Bradbury aseguró que le hubiera gustado ser enterrado en Marte, donde esperaba que se leyeran sus libros y que estos causaran risas entre los colonizadores por lo inexactas que serían sus descripciones.
Tras "Crónicas Marcianas" siguieron "El hombre ilustrado", "El vino del estío", "La feria de las tinieblas", "Las doradas manzanas del sol", "Remedio para melancólicos", "Las maquinarias de la alegría" y "It Came from Outer Space", adaptada al cine por él mismo.