A pesar de que el divorcio puede ser una buena solución para algunas parejas, no es la solución para todos los matrimonios.
El divorcio termina con muchos problemas. Pero, también abre la puerta para nuevos retos y otro tipo de dificultades. Existe la creencia que uno puede encontrar una mejor pareja, que sea mas comprensiva, tenga mejor trabajo y económicamente se viva con mejores condiciones. se puede caer en la fantasía de todo va a ser mejor que como se vive con la pareja actual.
¿Por que no? Todo puede ser posible, siempre se puede tener mejor suerte. Pero el divorcio, deja su huella, aunque el tiempo la suaviza, se queda como una marca que lastima a todos las personas que forman parte de esa familia.
Hay ocasiones que el divorcio es la única salida, hay abuso, violencia, carencias, sufrimientos excesivos, en cambio, hay situaciones donde el divorcio no es una buena solución.
Cuando se vive en un ambiente tenso donde abundan las discusiones y el sufrimiento, es fácil preguntarse ¿por que vivir en este martirio, si un divorcio puede solucionar este problema y se puede recuperar la calma y vivir en paz? cuando las cosas no funcionan es mejor terminar y dejar de sufrir. Sin embargo, al matrimonio no es una comodidad, una conveniencia o un estado temporal.
El matrimonio es una relación compleja que cuando es solida y estable, mejora la calidad de vida, fomenta el sentimiento de pertenecía, nutre la seguridad y enriquece las cualidades que fortalecen el carácter personal.
¿Seria conveniente romper el lazo familiar? cuando hay hijos pequeños por medio y no hay una razón trascendente más que el sentimiento de que uno no esta tan feliz como quisiera…o siente que su relación no es lo que le gustaría, porque se compara con otros. Quizá siente que no hay buena comunicación, ni pasión, diversión y mucha discusión.
Habría que tomar algunas consideraciones, antes de pensar que el divorcio es la mejor solución. Hay que reconocer que hay ciclos difíciles en la vida y estos se superan, problemas personales que se pueden resolver, los cuales no tienen que ver con la pareja. Expectativas irreales que se deben ajustar antes de disolver ese matrimonio.
Si bien las parejas se pelean, el discutir no es señal de que todo esta mal. Las personas que se atraen tienen un carácter distinto y en casos son opuestos hasta en su manera de reaccionar, así se complementan y sus cualidades se enriquecen.
Existen discusiones perpetuas y problemas que nunca terminan resolviendo, pero tampoco impiden que la relación siga funcionando. Hay cuestiones que no tienen que sanar por completo y sin embargo se puede tener una buena relación.
La realidad es que se puede aprender a vivir con algunos conflictos. Se puede reconocer que hay que trabajar asuntos internos propios, y dejar de echar culpas, tener sueños irreales y dejar de comprarse con la vida de los demás.
Los matrimonios no tienen que ser perfectos para poder vivir bien.
LA RECETA
Viviendo con discusiones perpetuas.
INGREDIENTES:
Aceptación - reconocer que nadie es perfecto y cada quien tiene lo suyo.
Valor - fuerza para cambiar lo que se puede y tolerar lo que no se puede cambiar.
Visión - perspectiva a largo plazo y global de la vida, enfoque de las cualidades.
Compromiso - responsabilidad personal para nutrir y mejorar personalmente la relación.
Serenidad - calma y paciencia para superar los malos ratos.
La conexión emocional y el amor incondicional crean lazos íntimos que ayuda a cruzar los puentes más peligrosos de la comunicación.
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