Usted sabe cómo somos los mexicanos de respetuosos a la hora de utilizar el lenguaje, ¿a poco no? Bueno, al menos eso pretendemos ser, con ciertas frases que utilizamos y que, para personas de otro país en el que también se hable español, puede resultar confuso.
Me cuenta un amigo mexicano (sin agraviar) que alguna vez conoció a un brillante profesor sudamericano en un evento. Al final del evento, mi amigo se le acercó y platicaron muy amenamente, como si se conocieran de hace mucho tiempo. Para seguir con la rica plática en un día posterior, mi amigo decidió invitar al eminente profesor a una comida, algo también muy acostumbrado por los mexicanos.
"Por favor, permítame invitarlo el día de mañana a una comida en su casa…" le dijo al profesor, que por un momento se le quedó viendo un poco extrañado. Luego accedió, pero al día siguiente nunca se presentó en casa de mi amigo para comer. ¡Claro! Porque mi amigo le dijo "su casa" y el profesor pensó que "en la suya de él", o sea en la casa del profesor. Seguramente pensó: "Qué raro, los mexicanos se invitan solos a casas ajenas". Todo hubiera estado bien si mi amigo hubiera dicho "mi casa" en lugar de "su casa".
Así somos los mexicanos, que cuidamos mucho algunas frases porque "no se me vaya a ofender" el interlocutor. ¿Habrá alguna persona que se haya realmente ofendido porque no le dijeron que equis casa es suya, aunque en realidad esté escriturada a nombre de quien habla?
Si se fijó, al comienzo de esta anécdota, al referirme a mi amigo, le puse "sin agraviar". Porque esa es otra cosa en la que tenemos mucho cuidado, ya que cuando le contamos algo a un amigo acerca de otro amigo que no está presente y que él no conoce, hay que decir: "sin agraviar al presente" porque, según esto, se nos puede ofender el amigo al que le estamos contando… ¡va a pensar que el otro amigo -el de la historia- es un mejor amigo de nosotros que él, y lo considerará un agravio! ¿En serio?
¡Qué fuerte! Porque un agravio es "una ofensa al honor de alguien", así que no decir "sin agraviar" no es poca cosa, ¿eh? Por cierto, el verbo agraviar proviene del latín aggraviare que quiere decir "agravar o empeorar la situación".
Ya se me acaba el espacio de hoy y antes de que esto termine en agravio, me despido de usted, mi querido lector y amigo… ¡sin agraviar!
Soy Don Juan Recaredo… compártame sus dudas y comentarios.
[email protected] Twitter: @donjuanrecaredo.
ME PREGUNTA:
Rolando Macías: "¿Existe la palabra 'poltronizarse'?"
LE RESPONDO:
Sí. "Poltronizarse" es hacerse poltrón, y poltrón es alguien flojo, haragán, un enemigo del trabajo.
LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA:
La intención hace el agravio.