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Coahuila

Sin lugar a dudas

PATRICIO DE LA FUENTE
"Un guerrero acepta la derrota como una derrota, sin intentar transformarla en victoria"— Paulo Coelho

Existen dos versiones sobre la reacción del presidente Andrés Manuel López Obrador tras el desenlace de los comicios en Coahuila e Hidalgo. Públicamente, el mandatario aseveró que "lo importante no es quién gane las elecciones, sino que sean limpias y exista participación ciudadana".

"En este caso, lo que celebro es que no haya violencia, que acudió la gente a votar, muy poca, pero participaron y eso es lo más importante, lo más destacado, ya que las autoridades electorales van a decidir quién gana, y si hay inconformidades, hay procedimientos para acudir a esas denuncias", señaló el titular del Ejecutivo en su tradicional conferencia de prensa.

Sin embargo, algunos analistas cuentan que en privado López Obrador montó en cólera e incluso sufrió un aumento de presión arterial que lo llevó a tener que ser atendido por su médico. También señalan que el pasado domingo desde Palacio Nacional se realizaron diversas llamadas para meter en cintura a la dirigencia nacional de Morena y así evitar que ocurra algo parecido rumbo al 2021. Según el periodista Alejandro Aguirre, López Obrador habría dicho que "es claro el complot para buscar debilitarnos desde el propio INE, pero no nos vamos a dejar, en mis conferencias seguiré hablando, el pueblo me apoya, se los recordaré cuando venga la consulta popular para renovación de mandato".

La molestia presidencial obedece en parte, dicen, al desastre interno que traen en Morena y a la imposibilidad de nombrar a una nueva dirigencia. Ello, según el presidente, influyó en los resultados de Hidalgo y Coahuila. Por su parte, liderazgos locales de Morena en Coahuila se niegan a reconocer el resultado, aduciendo desde prácticas clientelares, coacción del voto y escaso apoyo por parte de la dirigencia nacional.

No coincido totalmente con el juicio anterior. Por lo menos aquí en Coahuila, la elección local no puede observarse como un termómetro de lo que podría ocurrir hacia 2021, dado que la circunstancia del estado es particular y atípica.

Más allá de entrar en detalle y señalar el manejo clientelar de su estructura y presuntas irregularidades (vamos, las hubo), el PRI obtuvo carro completo porque en lugar de enfrascarse en grillas internas, desde hace varios años se encuentra abocado a fortalecer dicha estructura y realizar trabajo interno de mediano y largo aliento.

Miguel Riquelme, quien, guste o no, siempre fue un operador político experimentado, ha hecho un buen trabajo como gobernador en el manejo de la pandemia del COVID y también en lo alusivo a su participación como integrante de la Alianza Federalista. 

Ello y el haber echado mano de sus hombres de confianza en La Laguna -Eduardo Olmos, por citar un ejemplo- lo colocan como el gran vencedor de estos comicios y un rival de peso rumbo a las elecciones del 2021. Tras la victoria, el PRI hará lo posible por hacerse de las alcaldías y diputaciones federales en disputa y evitar a toda costa el crecimiento de Morena en la entidad.

En tanto, el histórico bipartidismo de Coahuila podría haber llegado a su fin. Desde 2018, Acción Nacional no ha sabido recomponerse como oposición y encontrar su sitio tras los comicios presidenciales. Para ser justos, lo mismo ocurre con gran parte de las fuerzas políticas y tal parece que la crisis nacional hizo mella en lo local. Pese a contar con buenos perfiles y propuestas, las pugnas internas en Coahuila derivaron en que el PAN haya obtenido uno de los peores resultados de su historia. También pesaron algunos desaciertos de la autoridad municipal, particularmente respecto a la pandemia, el alza de impuestos, retrasos en obra pública y abusos por parte de las corporaciones policiacas. Si Acción Nacional busca recuperar terreno rumbo al 2021, la elección del domingo representa una fuerte llamada de atención para hacer las cosas de manera distinta en el futuro inmediato. 

El efecto Andrés Manuel López Obrador por sí solo no alcanza en Coahuila. Ni hablar de Morena, organización que sigue en "veremos" mientras no se defina y deje de comportarse como apéndice de los caprichos y vaivenes presidenciales. Además, el que el presidente no aparezca en la boleta hace de Morena un proyecto de pronóstico reservado que brilla más por divisiones y pugnas internas que otra cosa. Quizá de ahí la obsesión de López Obrador por realizar una consulta innecesaria y onerosa para enjuiciar a los expresidentes y seguir en la conversación.

Como tradicionalmente ocurre, las elecciones para renovar al Congreso estatal generaron poco interés y una escasa participación ciudadana, pero eso sí, merece especial reconocimiento el que jóvenes emanados de todas las fuerzas políticas hayan decidido participar. Varios de ellos realizaron buenas campañas, generaron propuestas de valía e imprimieron frescura, demostrando que también en la arena de lo público las cosas pueden hacerse de manera distinta y el relevo generacional resulta urgente y necesario. Fuera de eso, carro completo para el PRI con todas las lecturas a favor y en contra que deriven del caso.

Twitter @patoloquasto

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