La experiencia de sentirse traicionado por parte de otro, o una institución social, puede tener un impacto debilitante en la estabilidad emocional de una persona. En algunas circunstancias puede ser traumatizante y destructiva.
La información diaria diseminada por las diferentes agencias de noticias, mensajes por medio de las redes sociales, y probablemente las conversaciones de café con las amistades, regularmente reportan y comparten temas relacionados a la expresión de descontento, decepción, frustración, temor, inseguridad, y otras experiencias emocionales, como resultado de una percepción de mucha gente de diferentes niveles socioeconómicos y culturales sobre la respuesta de algunas instituciones sociales. Ejemplos de estas conductas institucionales son las reducciones de presupuestos a programas de ayuda esenciales para la comunidad, corrupción, falta de efectividad en controlar la violencia y la delincuencia, programas educativos deficientes, desigualdad social, violaciones a los derechos humanos, la economía del país, entre otros problemas de tipo social.
Estas experiencias emocionales ocurren cuando ciertos individuos, grupos o instituciones sociales de quienes mucha gente depende para salir adelante, o en algunos casos sobrevivir, fallan en cumplir sus obligaciones, o peor, cuando se cree o especula que estos individuos o instituciones están involucradas en alguna violación legal. Por ejemplo, algunos líderes comunitarios y políticos, agencias de seguridad, instituciones educativas, y hospitales o centros médicos o de salud que proveen servicios por debajo de los estándares éticos y profesionales básicos, los cuales carecen de capacidad profesional o los recursos necesarios para proveer elementos esenciales como son medicinas, y en casos extremos quizá están asociados con la delincuencia.
Una de las experiencias de la gente es la pérdida de confianza y la sensación de sentirse traicionado, engañado, y abandonado a su suerte. Como consecuencia, aquellos que son más afectados y, también con más valor y conciencia social, se aventuran a salir a las calles a manifestarse para permitir que las entidades responsables de las fallas o incompetencia reciban un mensaje de injusticia, descontento, desaprobación, y rechazo. Otros de plano no tienen la opción de hacer algo, o se mantienen pasivos a esperar que alguien con poder social o político, o alguna fuerza divina, enfrente las situaciones para su solución. En ocasiones se presenta una especie de "ceguera" a esa sensación de traición debido a que no pueden hacer nada para una solución o se haga justicia, decidiendo aparentar que no se dieron cuenta. Esta sensación de sentirse traicionado debido a las fallas de sistemas que se supone existen para apoyar, proteger, infundir la ley, y desarrollar a la gente (familia, hospitales, universidades, la policía, etc.) con cierta frecuencia genera estrés, ansiedad, y a veces ideas de escaparse por medio de irse a vivir a otro país, o del hogar en casos de problemas familiares.
La psicóloga Jennifer Freyd, investigadora y catedrática de la Universidad de Oregon, en un artículo sobre el trauma producido por una sensación de ser traicionado (Betrayal Trauma, enero 2020), afirma que un trauma emocional puede ocurrir cuando una persona se siente violada de sus derechos por alguien, o por un sistema social, de quien se depende físicamente, psicológicamente, y/o de su supervivencia en general. Ejemplos pueden ser el caso de una persona quien es despedida de su trabajo injustamente, es encarcelada por un crimen no cometido, es violada sexualmente y no es protegida por las autoridades legales o los padres, es maltratada durante la infancia, un adolescente que es acosado (bullying) en la escuela, etc. De acuerdo a la Dra. Freyd, otros casos donde no existen síntomas de un trauma pueden causar inestabilidad emocional. Por ejemplo, algunos situaciones de adulterio, discriminación en el trabajo o la sociedad, o rechazo en una relación interpersonal significante. Muchos para poder adaptarse y seguir funcionando, y mantener la conexión con la persona o institución de quien se depende, deciden "olvidar" o ignorar la traición como forma de ceguera a la experiencia emocional negativa.
La experiencia de una traición por parte de una persona, grupo, o institución, no es fuera de lo común y puede ser un factor en la inestabilidad emocional. Quien se siente traicionado se siente burlado y minimizado, y por lo mismo puede resultar en un dolor psicológico difícil de aliviar. Afortunadamente puede tener solución y la persona puede salir adelante. La asistencia de un psicólogo clínico con experiencia en el tratamiento de trauma puede ser una buena estrategia para manejar el impacto destructivo que deja una traición. Gracias por su interés en esta columna.