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Encuentre las siete diferencias

EDUARDO SEPÚLVEDA

Las Guerreras del Santos Laguna consiguieron un histórico pase a liguilla… histórico porque es la primera vez que lo hacen. En partido del lunes por la noche, derrotaron 3-1 al Atlético San Luis antes 957 aficionados con boleto pagado. ¡Qué diferente escenario! 

Desde que uno se va acercando al estadio, por la carretera Torreón – San Pedro, se nota que no juega el equipo “tradicional”. Las arterias de la ciudad que conducen a la casa guerrera están bastante despejadas, sin necesidad de poner ni sola patrulla de Vialidad afuera del TSM, es más, ni en el trayecto. Sin problema, alcanzamos todos estacionamiento dentro del complejo deportivo y sin pagar.

El filtro sanitario consiste en una persona con su botellita de gel en taquilla, donde aún se pueden comprar boletos sin problema (30 módicos pesos más uno de comisión; 2x1 a estudiantes o acceso gratuito para abonados). Adentro, con abrir la parte oriente basta para albergar a la afición; la sana distancia se vuelve natural.

No hay necesidad de abrir tantas concesionarias de alimentos o bebidas, un par basta, es suficiente. No hay pantallas prendidas y la cerveza es más barata. A lo lejos, en la torre destinada a medios de comunicación, no se distingue a nadie en el balcón.

Dentro del campo, veintidós mujeres, muy jóvenes, entregan todo su esfuerzo y pundonor. El partido que disputan se transmite por televisión de cable; quizá los que no acudieron al estadio prefirieron seguirlo ahí. Era un encuentro muy importante para la institución albiverde; la calificación inminente a su primera liguilla, de manera anticipada, luego de años de estar en el olvido, de “pagar” derecho de piso. Pero la entrada al inmueble no fue muy diferente a lo que están acostumbradas.

Las voces de los guardias de seguridad se distinguen incluso desde sus radios. ¡Qué decir de los gritos de quienes están en el campo o en las bancas! Uno que otro apasionado en la tribuna suelta algún reclamo al árbitro, al de la banda, que solo atina a sonreír. Y de pronto, una voz infantil suelta un “se cayó sola”, que desata las risas de los 957.

“No dejes que tire”, exclama la jugadora con el número 3 del San Luis. Las Guerreras ya iban 3-0 arriba en el marcador y no dejaban de atacar, mientas que las potosinas, evidentemente superadas, seguían intentando ir arriba en busca de acercarse en el marcador. Se percibe un juego limpio en general, honesto y de mucha entrega por ambos lados.

Al 69, Rebeca Villuendas consigue el de la honra para la visita, un tiro lejano que se anida de manera espectacular en la portería; cualquier jugador de la varonil habría envidiado ese disparo perfecto. Pero la loza que construyeron antes Alexxandra Ramírez (11’), Cinthya Peraza (13’) y Alexia Villanueva (35’) era demasiado pesada para cualquiera.

Aldo Ballesteros pitó el final y las jugadoras estallaron de alegría; el esfuerzo había obtenido recompensa. Pronto, se acercaron a los 957 y les dedicaron el triunfo a esos “santos” más fieles. Hubo jugadores que respondieron a llamados puntuales de la grada, quienes obsequiaron alguna prenda, para finalmente tomarse una foto con el marco de los encendidos aficionados. La escena no es nueva en este equipo; las chicas saben ser agradecidas.

¿Cuándo veremos algo así entre los varones, quienes prefieren guardar la foto para el vestidor? No sé si fui claro, pero… ¿encuentra usted las siete diferencias? Nos seguimos leyendo: @Foko_54 en Twitter. También respondo en @Champs_MX (Instagram y Facebook).

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