
Desde hace cinco años, Natalia, Karina, Paulina y la profesora María Elena García inician la empresa Lady Meche. (EL UNIVERSAL)
Más de mil 500 voces de mujeres contaron una historia similar. Comenzaron a los 13 o 14 años. Vivían en Puebla, Veracruz o Tlaxcala cuando se enamoraron de un hombre que les prometió una vida diferente en la capital. Pero lejos de casa, las convencieron de rondar en las mismas calles del barrio de La Merced para comerciar con lo único que tenían: su cuerpo.
"Son víctimas de explotación sexual que crecieron en hogares de pobreza y machismo, originarias de lugares donde es normal que las niñas se casen. Sin historial laboral ni estudios, [estas mujeres] carecen de opciones para mantenerse con una actividad distinta", narra Natalia Martínez, quien desde hace cinco años, junto con sus compañeras Karina López, Paulina Flores y la profesora María Elena García, inició Lady Meche.
Se trata de una empresa de cosméticos naturales y artesanales destinada a las mujeres que se dedican al comercio sexual en La Merced, quienes participan activamente en la creación de los productos para tener una alternativa laboral mediante una economía circular que beneficia a todas. Natalia, Karina y Paulina se conocieron cuando cursaban la licenciatura de Trabajo Social en la UNAM. Su empresa comenzó en 2014, como un proyecto de la materia Práctica Comunitaria impartida por la docente María Elena.
El trabajo escolar se convirtió en una marca: Alba Malva. Cuentan que escogieron ese nombre para referir un "despertar morado", color simbólico del movimiento feminista. Su colección se llama Sonora en referencia al mercado capitalino del mismo nombre. Su primer producto es un bálsamo para labios, natural y artesanal, elaborado con materia prima de productores locales del Istmo de Tehuantepec, en Oaxaca. El resto de la colección son artículos de higiene personal, como cremas, jabones, aceites y mascarillas.
Realizan ventas en línea mediante el sitio web Kichink y anuncian en sus redes sociales las fechas que se presentan en bazares. Lady Meche apuesta por la reducción de daños, es decir, que los riesgos a la salud e integridad que enfrentan las mujeres que practican la prostitución sean mínimos.
"Cuando terminamos la licenciatura, nosotras decidimos seguir de manera independiente. Ya no teníamos ninguna obligación o compromiso, pero seguimos con presencia en la comunidad, explicando cómo podían estar en la empresa. Decidimos buscar con Lady Meche soluciones a las problemáticas que habíamos visto y escuchado", afirma Paulina Flores.
UN LABORATORIO PROPIO
La primera vez que escucharon a una trabajadora sexual del barrio de La Merced fue mientras pintaban sus uñas en un sencillo puesto ambulante en la calle Limón, cerca de Circunvalación, una de las avenidas más frecuentadas por mujeres sexoservidoras. Para establecer contacto con ellas, las jóvenes acordaron hacerlo mediante un servicio gratuito de manicura, el cual fue llamado "estrategia gancho" para que les permitiera crear un diagnóstico. El plan funcionó.
Durante seis meses, el puesto ambulante se convirtió en un sitio de historias, motivaciones, dudas y preocupaciones que las trabajadoras confiaban durante el tiempo invertido en el cuidado de sus manos. "En aquel entonces no teníamos un conocimiento profundo de cómo viven. Nosotras sólo conocíamos La Merced para realizar compras, pero descubrimos calles repletas de historias sobre comercio sexual. También sabemos [de] trata de personas y explotación de menores de edad", narra Natalia.
En las calles del barrio las fundadoras escucharon las problemáticas detrás del comercio de todos los días: consumo y venta de drogas, robo, asaltos, así como extorsión (cobro de piso) por parte de la delincuencia organizada.
El trabajo en La Merced se ejerce plagado de violencia, dice Natalia. Más allá de la que reciben por dedicarse a la actividad sexual, las mujeres son agredidas de manera verbal y acosadas sexualmente por hombres que las graban o fotografían, además de ser estigmatizadas por otros comerciantes.
Pese a las condiciones, el peligro y desgaste físicoemocional en el que trabajan, las fundadoras de Lady Meche han escuchado decir a las mujeres miles de veces: "No me gusta, pero lo hago por mis hijos".
Esa es una de las principales motivaciones de la mayoría: son madres solteras buscando que sus hijos reciban educación, tengan cubiertas sus necesidades básicas, como salud, alimento, vivienda, y disfruten una vida digna. Las fundadoras de Lady Meche explican que se busca una reducción de daños mediante estrategias de intervención, las cuales tienen el objetivo de disminuir los riesgos a la salud e integridad física que puedan enfrentar sectores como las trabajadoras sexuales por la actividad que realizan. Esta estrategia empleada por la empresa de cosméticos está acompañada de la denuncia por los derechos que les han sido negados desde que eran niñas víctimas de explotación sexual a las mujeres sexoservidoras.
"La reducción del daño no apuesta por la prohibición, pero tampoco queremos que el comercio sexual se decrete como un trabajo. Lo que buscamos es ayudarlas y brindarles una alternativa segura para cuando sean mayores", asegura Natalia. Lady Meche tiene el apoyo de la Incubadora de la UNAM, la cual las puso en contacto con asesores financieros, de marketing y de diseño para poder lanzar su primer bálsamo. Actualmente, destinan una parte del año para elaborar lotes de 200 piezas.
Sin embargo, comentan que aún no logran los resultados esperados. Su dificultad es el financiamiento para comprar materia prima. Además, la producción y contratación de especialistas es complicada ante falta de recursos. "Nuestro propósito siempre ha sido poder establecer nuestro laboratorio en el barrio de La Merced para estar en contacto con las mujeres, pero necesitamos un financiamiento mayor para poder acondicionar un espacio que cumpla con la calidad e higiene específica", afirma Natalia.
DIGNIDAD Y CASTIGO
No hay cifras exactas para la prostitución ejercida en La Merced o datos que la diferencien de la trata de personas en el barrio. La mayoría de las veces, el cliente ignora si la mujer ejerce de manera independiente o es víctima de explotación sexual.
Según la organización Brigada Callejera, se calcula que hay un promedio de 3 mil 500 personas en el comercio sexual que lo ejercen sin realizar pago a un padrote; sin embargo, todas se enfrentan al cobro de piso. En la Ciudad de México, el diputado Temístocles Villanueva presentó una iniciativa para reformar la Ley del Trabajo No Asalariado, que incluye a sectores como aseadores de calzado, organilleros, fotógrafos, así como trabajadoras sexuales.
"El trabajo sexual ya es reconocido como no asalariado, por eso se contempló. Al día de hoy, en el Congreso de la capital, se han presentado seis iniciativas. La nuestra tiene el objetivo de atender la desigualdad en la que viven las personas trabajadoras sexuales. Además, busca crear una mejor relación con las distintas autoridades", afirma el diputado Villanueva.
Sin embargo, las iniciativas han recibido quejas por los diversos gremios, los cuales el pasado martes 12 de noviembre se reunieron afuera del Congreso capitalino para entregar un pliego petitorio. En el documento se incluyeron puntos como el rechazo al cobro de impuestos, debido a la baja remuneración que obtienen por sus oficios (un promedio de 150 pesos diarios); el pago por uso del espacio público, y la discriminación que les impide instalarse en zonas remodeladas. Además exigieron contar con derechos laborales que nunca han tenido, como seguridad social.
De manera particular, algunas mujeres dedicadas al comercio sexual acudieron a la manifestación con el objetivo de exigir no pagar impuestos. Villanueva informó que, tras siete mesas de diálogo, se rechazó un cobro del espacio público a estas mujeres por parte de cualquier autoridad. Sin embargo, algunas de las otras iniciativas sí contemplan impuestos.
Para Rosi Orozco, presidenta de Unidos vs Trata, la solución no está en legalizar y regular el comercio sexual. "No hablo jamás de criminalizar a quienes ejercen la prostitución. El castigo debe estar en la demanda. Países como Suecia, Noruega e Islandia han realizado acciones para cambiar la cultura patriarcal machista del hombre que se cree con el derecho de comprar el cuerpo de una mujer", afirma en entrevista.
"El gobierno que de verdad quiera acabar con la violencia hacia las mujeres cerrará todos los lugares donde una mujer sea explotada, comprada, vendida, humillada. Y mucho menos cobrará una parte de la prostitución", asegura Orozco.
Las fundadoras de Lady Meche comentan que "la mayoría de las mujeres no tiene una postura política. Lo que tienen es mucha desconfianza. Notamos que hay desilusión, piensan que las leyes no servirán de nada porque siempre las están violentando". Natalia agrega que, sin importar el contexto político, ellas seguirán trabajando en la reducción del daño.
La violencia es el principal factor que vulnera, no sólo a las trabajadoras, también a las integrantes de Lady Meche, quienes tienen medidas de seguridad cuando acuden al barrio. Además reciben constantemente comentarios ofensivos y de carácter misógino en sus redes sociales.
"El riesgo siempre está presente. Hemos sido blanco de ataque por el machismo, pero eso no nos importa, creemos que las ofensas no son la realidad. Tal vez ellas tienen un pasado, pero estamos aquí para ayudar a mejorar su calidad de vida", concluye Natalia.
Algunos datos sobre la explotación
Estas son algunas cifras:
*Según la organización Brigada Callejera, se calcula que hay un promedio de 3 mil 500 personas en el comercio sexual que lo ejercen sin realizar pago a un padrote y además les cobran derecho de piso.
*El diputado Temístocles Villanueva presentó una iniciativa para reformar la Ley del Trabajo No Asalariado, que incluye a sectores como aseadores de calzado, organilleros, fotógrafos, así como trabajadoras sexuales.