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Personajes en la Historia de México

Reproducción de artículos publicados en la revista cultural El Puente No. 5 de fecha julio y agosto de 1991

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José León Robles de la Torre

Artículo de la autoría de María Rosa Ortiz de Bredée y Carmen Pámanes de Haces Gil, titulado Oropeles laguneros.

El 21 de febrero de 1991 se llevó a cabo, en el Centro Cultural anexo al Teatro Isauro Martínez, el coloquio Las fiestas de Torreón. Las informantes fueron doña María Rosa Ortiz de Bredée y doña Carmen Pámanes de Haces Gil. La moderadora fue doña Pilar Madero de González.

María Rosa Ortiz de Bredée: empezaré platicándoles la primera vez que oí hablar de Torreón. Vivíamos en Monterrey, iba a haber una convención rotaria aquí, y mi papá estaba componiendo una canción para traerla como saludo a los rotarios de Torreón. Esa canción se popularizó muchísimo. Es aquella que todos conocemos: La Laguna tiene dinero y La Laguna tiene algodón... Decía mi papá que para el día siguiente ya se cantaba por toda la ciudad. Eso debió haber sido por el año 25 o 26. Ya en el 27 nos vinimos a vivir a Torreón, nada más que nosotros seguimos en el colegio, hasta el 32, cuando ya me quedé aquí.

Mis papás nos inculcaron muchísimo toda la cuestión musical: el piano, los bailes. No faltaba que en el colegio saliéramos en las fiestas bailando.

Cuando llegamos a Torreón teníamos un grupo muy alegre. Recuerdo los bailes del Casino de la Laguna, el Club Lagunero de Gómez Palacio, las Huertas de Lerdo, el Salón Novedades donde las señoras organizaban siempre cenas de Navidad con concursos de bailes... También en los ranchos había fiestas muy bonitas; recuerdo Lequeitio, La Rosita, Florida, en fin, todos los ranchos...

Pues en 1932, cuando ya regresé del colegio, el doctor Carlos Finck me invitó a que pusiera unos bailables para una revista que se iba a presentar en las Bodas de Plata de Torreón, para la coronación de la reina, Ofelia Larriba, una de las personas más hermosas que han vivido en Torreón. La revista se llamó Luces de La Laguna, la escribió el doctor Samuel Silva. La música era del profesor Anaya, la decoración artística de Froylán Torres, las decoraciones del maestro Salvador Tarazona. Y cuando me lo dijo el doctor, francamente yo me alarmé un poco, porque él me dice "Es muy fácil, María Rosa, nada más ponga unas evoluciones...". Les aseguro que yo nunca había oído esa palabra. Pues total, se presentó la revista con bastante éxito. Eso fue en 1932.

También teníamos fiestas en el teatro, primero en el Princesa, después en el Isauro Martínez. Conciertos muy bonitos, de mucha categoría. El Cónsul norteamericano, porque entonces había aquí consulado americano, tocaba el piano hermosísimo. Tocaba el arpa la señora Ana María Gutiérrez y una violinista hermosísima era Gloria Treviño; ella era semiprofesional. Tocaba también la señora Hermelinda Faya de González. Cantaba hermoso la señora Guadalupe Reyes Espíndola.

En 1933 estuvo en Torreón Pepe Guízar, no sé por qué, trabajando con Rosina Coter, una señora que vivía aquí, muy entusiasta, muy linda, muy amante del teatro, le daba por promover toda actividad cultural. Presentamos una revista musical con música de Pepe, que se llamó Deja que te bese. Las solistas en los bailables, éramos Carmen, Eva Viesca de Maisterrena y yo. Cantando eran Ana María Cárdenas, Margarita Tumoine de Gurza, Ramón Castañeda, Amador Cárdenas; en los pianos, Pepe Guízar y Armando Ramos. Fue un éxito la famosa revista...

Carmen Pámanes de Haces Gil: De chiste me decían Carmen Pámanes de Haces fiestas, porque creo que realmente nací con unos ángeles faranduleros que me han ayudado mucho en todos mis fandangos. Desde chica organizaba funciones y fiestas, después me casé y mi marido me tuvo guardada algunos años. Luego de repente me dio permiso...

Bueno, allá en mi lejanísima juventud, cuando Torreón era un pueblo chico, donde todos nos conocíamos, los bailes más espectaculares eran los del Casino, el 16 de septiembre y el primero del año. La gente sacaba sus mejores galas, se "curriaban" mucho para ir, arriba había un balconcito donde estaba la gente que no quería bailar; allí se quedaba viendo y criticando y charlando. Del Casino la gente luego se seguía a los desayunos en casas particulares; la gente era muy mitotera...

Continuará.

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