
DICHOS DE SOR JUANA
Me consuela no esperar ningún consuelo, sería una paráfrasis demasiado prosaica del par de versos arriba citados donde los malabarismos de la poesía barroca de Sor Juana sienten la necesidad de hacer una elipse para evitar la presencia, por segunda vez, de la palabra consuelo. Pero ciertamente lo que en prosa llana dice el proverbio es: me sirve de consuelo no esperar ningún consuelo. Además, el par de versos se constituyen claramente en una paradoja, hecho explicable ya que la paradoja es uno de los recursos que la Décima Musa desliza por su pluma con frecuencia a causa del contrasentido de su arquitectura y, como dice la voz popular, ella se engolosina en la contradicción.
El paradójico dicho sorjuanino puede ser enunciado por alguien muy agobiado, demasiado consternado, tanto cuanto el único consuelo que puede mencionar es el de no esperar consuelo, y al no esperar implica que, para agravar su situación, vive desesperanzado. El que da motivo a estas líneas, es un dicho que con sus pocas palabras sugiere abundante y honda pesadumbre, característica que singulariza a todo el poema al que pertenece; es un dicho imaginable en quien se encuentra presa de una desolación devastadora tan avasallante y abrumadora que lo coloca en el más hondo desamparo.
Tal vez nadie quisiera mirarse en tan ingrata situación por ninguna causa. Advirtamos que la razón del poema de La Americana Fénix es un desengaño amoroso que quizás haya vivido, o quizá sólo haya interpretado y escrito lo que padecía una tercera persona, tarea que muchas veces cumplió. Sin embargo, en una u otra circunstancia de abrumador sufrimiento se puede enunciar: como Sor Juana dice: "El no esperar alguno / me sirve de consuelo".