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Votantes ¿consumidores, inteligentes o idiotas?

DAVID PÉREZ

Después de un proceso larguísimo de propaganda electoral que va más allá del periodo oficial de campañas partidistas, por fin llegamos al día de las elecciones. Será un enorme descanso dejar de ver tanta publicidad de candidatos, dejar de leer mensajes que invitan a la vulgar descalificación, a la confrontación sin argumentos. Tres días serán muy pocos para limpiarse de la propaganda visual y auditiva que se difundió en las campañas electorales.

Sin embargo, tal como están las reglas establecidas hasta hoy, no hay más tiempo. Setenta y dos horas de reflexión del voto y el domingo se convoca a ejercerlo. A elegir un gobierno dentro de las opciones que el actual sistema político ofrece. No se elige si queremos esta forma de gobierno u otra, si a la que actualmente tenemos le queremos modificar algo, o actualizarla. Tampoco se puede elegir mucho más allá de los representantes que el sistema partidista propone, las propuestas independientes son pocas, ya que el árbitro electoral los anula o los promueve con criterios difíciles de identificar. ¿Qué se puede elegir?

El filósofo coreano Byung-Chul Han en su reflexión crítica sobre los actuales sistemas de dominación, afirma: "El neoliberalismo convierte al ciudadano en consumidor. La libertad del ciudadano cede ante la pasividad del consumidor. El votante, en cuanto consumidor, no tiene interés real por la política, por la configuración activa de la comunidad. No está dispuesto ni capacitado para la acción política común. Solo reacción de forma pasiva a la política, refunfuñando y quejándose, igual que el consumidor ante las mercancías y los servicios que le desagradan. Los políticos y los partidos también siguen esta lógica del consumo. Tienen que proveer. De este modo, se degradan a proveedores que han de satisfacer a los votantes en cuanto consumidores o clientes." (Psicopolítica, Herder, 2014).

Este "votante consumidor" está obligado a elegir entre la oferta que le presenta un sistema político del que ya no es parte. Byung-Chul Han pone en cuestión incluso el interés que el consumidor tiene por la política argumentando que su participación es sumamente limitada porque no tiene ni los elementos necesarios ni la voluntad de participar en procesos de configuración social ni de involucrarse en acciones que tienen que ver con la vida de todos.

En el caso mexicano este consumidor no se ha provisto de un organismo efectivamente imparcial que regule la relación de compra venta que establece con el proveedor. Por lo que al votante mexicano "refunfuñar y quejarse" le sirve de poco. Bajo la sentencia del "haiga sido como haiga sido" los que proveen los actuales productos electorales que se ponen en el mostrador este domingo no están obligados a necesariamente satisfacer a sus a clientes.

A pesar de lo anterior, hay una gran insatisfacción acumulada en la población consumidora de productos electorales en México, que según la mayoría de las encuestas de satisfacción quien mejor ha sabido leer esa demanda es el proveedor que por tercera vez consecutiva pone a la venta su producto político. En el proceso de gestación de insatisfacción en el cliente participaron los otros proveedores que se ofertan el próximo domingo, éstos en las urnas podrán encontrar también una especie de buzón de sugerencias.

Los ciudadanos inteligentes o idiotas. En el mismo texto, Byung-Chul Han afirma que: "el idiota es un hereje moderno. Herejía significa elección. El herético es quien dispone de una elección libre. Tiene el valor de desviarse de la ortodoxia. Con valentía se libera de la coacción a la conformidad. El idiota como hereje es una figura de la resistencia contra la violencia del consenso." .

Más adelante explica Byung-Chul Han que el inteligente es el que está atrapado en un sistema que le impide una elección libre, solamente le permite una elección dentro de unas ofertas muy concretas. Ser un idiota es tener la capacidad de escapar a la inteligencia de un sistema cerrado e impuesto, es no caer en la trampa de limitarse a la opción de elegir entre uno u otro, sino recuperar la libertad.

Twitter: @davidsecular

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