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Retos coyunturales y el BNCE

JULIO FAESLER

Hay muchos hechos que coinciden en estos días y que apoyan la creencia generalizada de que México, como muchos otros países, se encuentra en una coyuntura de transición, cuya profundidad aún desconocemos.

Tras de haberse aplicado desde finalizada la II Guerra Mundial las fórmulas económicas de desarrollo más conocidas, no se ha logrado cerrar la brecha que separa los exageradamente ricos de los intolerablemente pobres, mientras que la impunidad asociada con la criminalidad aparentemente incontenible se ha arraigado y consolidado en nuestra comunidad nacional. Hay un fuerte fastidio popular frente a estas realidades que no han cambiado pese a todo lo que se ha intentado. A lo anterior se añade la impreparación, la escolaridad insuficiente, por no decir supina ignorancia que caracteriza nuestra población.

Dichas deficiencias se han magnificado como un efecto del crecimiento demográfico. El saldo social es que se ha desplomado la calidad de vida de cualquier mexicano, de clase popular o media, en cualquier lugar de la República. Lo insoportable se convierte en peligroso, y el deterioro que hace muchos años Oscar Lewis describió en Los Hijos de Sánchez, convirtió en mafia lo que era simple familia rural.

Este panorama poco alentador y claramente antidemocrática está ya tomado en cuenta en los planes de la UNAM y otros centros de estudios.Es ya un lugar común declarar que se ha agotado el "modelo neoliberal" de desarrollo. El simple hecho es que el ánimo general converge en una ansiedad general por un cambio. El contenido del cambio que tanto se demanda está por determinarse. Mucho del fenómeno mencionado se finca en la completa desesperación popular que luego es capaz de estallar y descender a las negras profundidades criminales de linchamientos contra el primer ejemplar a la mano que les personifique la incompetencia oficial.

En todo esto luce la intensa urgencia de difundir educación en todos sus grados en el país. La educación que se imparta en todos los planteles oficiales y privadas debe ser integral, abarcando absolutamente todas las clases y niveles sociales.

Se trata de lograr un equilibrio entre el potencial personal del individuo y las condiciones socioeconómicas reales de la comunidad en que se encuentra el ciudadano medido en términos de tener la oportunidad de emplearse en un trabajo que le rinda un nivel digno de vida. Por esta razón es inútil y dispendioso dedicar recursos públicos o privados a la formación de profesionistas que el país no requiere. La verdadera dimensión del mercado de trabajo Coyoacán es ejemplar.

La insuficiencia del "modelo" de desarrollo que hemos usado en México se comprueba mes con mes en términos de las insuficiencias nacionales que se padecen. La nueva administración federal se ha comprometido durante sus discursos de campaña a realizar el sistema escuela-industria y propalarlo por todo el país mucho más que hasta ahora.

Estamos frente a novedades en todos los campos del devenir humano. Para ello hay que planear curricula novedosos en la educación popular. México registra un muy bajo nivel de patentes de sus investigadores, hay un buen número de nuevos productos desarrollados por inventores mexicanos que están en espera de ser explotados, esos productos provienen de la agricultura, o al igual que de laboratorios nacionales que deben confirmar el progreso y fama de nuestro talento. Una de las áreas indispensables para poner la agricultura, la industria y los servicios al nivel internacional es la logística. PRO MÉXICO que ha atendido a la extensión de estos campos ha dejado de existir.

Una de las funciones importantes de la banca de fomento mexicana es apoyar programas de capacitación que se relacionan con las exportaciones de México. Es por esto que no debe desaparecer el Banco Nacional de Comercio Exterior fundado a mediados del Siglo XX y que confirmó su utilidad después del intento de eliminarlo hace pocos años.

Hay muchos trabajos que están pendientes de realizarse y muchos otros que sin grandes olas de publicidad se desconocen más allá de sus numerosos beneficiados. Ellos tienen que continuar en bien de la continuidad del desarrollo nacional. Construir una nación respetada y poderosa se hace con sentido de respeto a lo que se va logrando y no su destrucción.

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Escrito en: Editorial Julio Faesler

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