Nosotros Desayunos Eventos Salud

ensayo sobre la cultura

EL ARMA DESPERDICIADA

El arma desperdiciadaEl arma desperdiciada

Desde el siglo XIX, en el mundo se presumen los medios masivos de comunicación que han sido capaces de acercar a las diferentes culturas que existen en el orbe. Comenzando con la prensa, posteriormente el cine, la radio y la televisión; en la actualidad, el Internet y sus derivados, proveen de información y conocimiento a todo aquel que quiera acceder a ello. Aun así, los medios masivos son un arma desperdiciada, ya que, principalmente, se les ha explotado en su aspecto comercial y no se han sabido usar como un motivador fundamental en el desarrollo cultural.

Si nos referimos a México, estamos en la calle. Los medios masivos están diseñados para ser un negocio. Bajo el principio de que es lo que le gusta a la gente, se promociona producto de escasa calidad, y en los últimos años, simplemente se compran programas extranjeros que se adaptan al país. La apertura de los medios, en lugar de promover la diversidad, ha venido reduciendo las opciones de contenido. Detrás de esto, las voces locales se van apagando porque ante lo internacional, nada tiene que decir. La tendencia ha sido dejar que un centro ajeno a nuestros intereses culturales nos imponga lo que hay que ver y escuchar; en estas circunstancias, lo nuestro no tiene ninguna importancia.

Desde hace muchos años, la esencia de lo nacional se ha ido perdiendo. Las nuevas generaciones desconocen totalmente la riqueza de lo nuestro. Por ejemplo, la gran riqueza artesanal de nuestro país es más valorada por los extranjeros que por nosotros mismos; si mucho, se oye hablar de los alebrijes, pero se ignora que nuestros artesanos saben trabajar todos los materiales en las formas más diversas, lográndose, en muchos casos, verdaderas obras de arte. Ejemplo: árboles de la vida del Estado de México, los diablos de Ocumicho, las guitarras de Paracho, las piñas de Michoacán, el barro negro de Oaxaca, el tallado de madera de muchas regiones, lo mismo que los tejidos en telares de cintura, los bordados, la orfebrería en todos los metales, el rebozo de bolitas de San Luis Potosí y muchísimos productos más.

En el caso de la música, pasa lo mismo. La gran diversidad se ha ido reduciendo al mariachi, que no del todo es de origen popular. Se han ido perdiendo las manifestaciones locales; en nuestro caso, la redova, podría ser. Los jóvenes norteños desconocen la marimba chiapaneca o veracruzana, la música yucateca, la verdadera tambora sinaloense, o las canciones autóctonas de los pueblos indígenas.

Hace poco, en la Ciudad de México, se realizó un desfile, supuestamente tradicional, del Día de Muertos. Era un subproducto de la realización de una película americana del 007. Algunos carros alegóricos llevaban las figuras de una caricatura que retomó el tema de los muertos, también americana, lo cual nos indica que nuestra propia cultura la estamos consumiendo según los parámetros de culturas más fuertes porque somos incapaces de descubrir nuestras propias riquezas y asimilarlas. En contraste, los medios masivos poco nos reflejaron de las verdaderas fiestas locales, como la que se realiza en el Lago de Pátzcuaro, en Michoacán, que es imponente e impresionante. Y esa fiesta siempre ha estado ahí producto de la idiosincrasia de los pueblos.

Vivimos en un estado liberal, pero no en un estado de libertinaje. ¿Hasta donde las grandes empresas de comunicación tienen derecho a olvidar que tienen un compromiso con la comunidad que los mantiene? Sabemos que un alto presupuesto publicitario gubernamental se gasta a diario en los medios y ese dinero sale del impuesto que todos pagamos.

La culpa no es de los medios, ellos están en su negocio, sino de las autoridades que deberían de velar por las reglas del juego. Ni siquiera la radio y televisión cultural llegan a cumplir con el cometido que se proponen porque lo cultural, la ciencia, la historia, la hacen aburrida, sin interés alguno. No entiendo porque tiene que ser elitista el producto de buena calidad, se supone que los medios son un arma muy poderosa para acercar al pueblo con la cultura en general.

Un ejemplo, en Torreón han proliferado las escuelas musicales que abarcan diferentes estilos, entre ellos, la música clásica. Un canal de televisión se propuso hacer orquestas juveniles y lo logró con buen éxito. Cuando hay promoción, surge el interés; aquí el problema es que no existen políticas dirigidas a enriquecer ese interés. Podría promoverse desde los organismos gubernamentales, pero los cambios de gobierno y de personas dan al traste con iniciativas que en un momento dado han sido interesantes. En el caso de Torreón, la fiesta de las etnias, pudo haber sido hasta un motor de turismo y se abandonó la iniciativa.

Cuando se hablan de políticas culturales, se supone que son los pasos a seguir para conseguir ciertos propósitos. En los tiempos actuales, no sé cuáles sean nuestras políticas culturales ni a donde nos vayan a llevar. Lo que sí conozco es el desperdicio de los medios que no enriquecen; y ya ni siquiera venden. Es de extrañar muchas estaciones que no tienen comerciales. ¿Cómo se mantienen?

La información puede estar en cualquier parte, el chiste es poder acceder a ella. Nos vamos conformando con lo mínimo indispensable y lo peor. Pocas veces podemos acceder a lo nuevo. Contamos con una herramienta desperdiciada.

Nos falta materia gris, inventiva, compromiso con nuestra sociedad. Nos falta interés por rescatar lo que somos y ofrecérselo al mundo. Nos falta indagar sobre nuestra realidad, recuperar la dignidad de lo nacional y dejarnos de conformismos.

Leer más de Nosotros

Escrito en:

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Nosotros

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 1517612

YouTube Facebook Twitter Instagram TikTok

elsiglo.mx