José Antono Pagola escribió en su libro "Jesús, Aproximación Histórica":
"¿Quién fue Jesús? ¿Qué secreto se encierra en este galileo fascinante, nacido hace dos mil años en una aldea insignificante del Imperio Romano y ejecutado como un malhechor cerca de una vieja cantera, en las afueras de Jerusalén, cuando rondaba los treinta años? ¿Quién fue este hombre que ha marcado decisivamente la religión, la cultura y el arte de Occidente hasta imponer incluso un calendario? Probablemente nadie ha tenido un poder tan grande sobre los corazones; nadie ha expresado como él las inquietudes e interrogantes del ser humano; nadie ha despertado tantas esperanzas. ¿Por qué su nombre no ha caído en el olvido? ¿Por qué todavía hoy, cuando las ideologías y religiones experimentan una crisis profunda, su persona y su mensaje sigue alimentando la fe de tantos millones de hombres y mujeres?
Yeshúa - que en castellano significa Yahvé salva- es el nombre de ese hombre Dios para nosotros los cristianos y el más grande profeta que haya existido en el mundo; para los no creyentes, es el personaje que les recuerda el verdadero fin de los humanos: amar.
En su pueblo natal le conocían como Yeshúa bar Yosef -Jesús, el hijo de José- y en el resto de la Galilea le llamaban Jeshúa ha-nostrí -Jesús el de Nazaret-; todos identificaban en él al líder rebelde que llegaba para cambiar las maneras de pensar y socializar de los judíos de aquel tiempo.
Natanael le dijo a Felipe: "¿de Nazaret puede salir algo bueno?", refiriéndose a la pobreza del pueblo en el que Jesús vivió sus primeros años; aunque recuerde que él, por cuestiones del censo ordenado por el emperador Augusto y el cumplimiento de la fecha de parto de su madre María, nació en Belén de Juda.
Lo cierto es que revolucionó al mundo de su tiempo y su influencia es distintiva del mundo occidental, aunque cada vez nos distanciamos más de sus enseñanzas y entremos en una carrera desbocada por la superficialidad y el individualismo.
Curiosamente, Jesús no dejó nada escrito por su propia mano, pero sus enseñanzas corrieron de boca en boca a través de las primeras generaciones de sus seguidores, quienes llegaron a dejar escritas diferentes versiones, unificadas hasta el siglo III, cuando del 20 de mayo al 25 de julio de 325, se efectuó el Concilio de Nicea, convocado por Emperador Constantino I, presidido por el Obispo Osio de Córdoba, quien actuó en representación del Papa.
Por encargo de Constantino, los "padres de la iglesia" definieron cuales evangelios eran verdaderos; los otros quedaron marcados como "apócrifos", aceptados solo como historias de ese tiempo, algunas de ellas inaceptables. Baste recordar que según algunos autores, Jesús ¡habló al nacer!
En la "Teoría de las dos fuentes", se asientan como únicos evangelios verdaderos los de Lucas, Juan, Mateo y Marcos, siendo éste último considerado como el antecedente, base de los otros tres; también un documento llamado "Fuente Q" -del alemán quelle: fuente- que es aceptado como texto antiguo y primordial.
Lo cierto es que en los cuatro evangelistas aceptados como inspirados por el Espíritu Santo, narran el nacimiento de Jesús, más o menos con el mismo texto, que recordamos en las fechas de la Navidad. Le recomiendo relea alguno.
La información se complica cuando de fechas se trata, ya que algunos investigadores históricos -algunos no creyentes- aseguran que Jesús nació entre marzo y abril, basándose en análisis de posiciones de las estrellas en el firmamento de ese tiempo y en las condiciones climatológicas de diciembre en esa región; de cualquier forma, poco importan esos datos, que quedan en segundo plano cuando se analiza la vida y obra del también llamado "Redentor de la Humanidad".
Desde entonces, la Iglesia Cristiana ha sufrido cismas por separaciones: desde la Ortodoxa, hasta la Protestante; y en el tiempo, seguramente ha habido modificaciones por las interpretaciones de lo enseñado por Jesús, hasta llegar a confundir la visión fundamental.
Es cierto que la Iglesia Católica Romana ha sido gobernada por papas que han tenido una doble función: la trascendente, que es la instrucción de los creyentes con la orientación en los usos y costumbres; y la política, participando a nivel mundial en la toma de decisiones del rumbo que debe seguir el poder, con todos sus contenidos humanos.
No pocos papas fueron veraderos conquistadores y algunos aplicaron la fuerza física para ampliar sus reinados o influencia entre las naciones.
Esa parte de la misión dolorosa de la Iglesia es poco comprendida y por muchos criticada, con o sin razón, actuando bien o mal intencionados.
Lo que nadie puede discutir es la existencia y enseñanza de Jesús, que al recordarlo cada diciembre nos lleva a analizar lo bueno y malo de nuestras actuaciones. ¿Usted cómo ha vivido el 2017?
Feliz Navidad.
