NO SE GANÓ ZAMORA EN UNA HORA EL QUIJOTE II, 71 REFRANERO DEL QUIJOTE

Dulcinea del Toboso está encantada, víctima de un hechizo, y por ello convertida en fea labradora. Se liberará de tal encantamiento cuando Sancho Panza, de manera voluntaria, se dé tres mil y trescientos azotes.

Don Quijote le recuerda frecuentemente que se aplique esa azotaina, pero él, socarrón como es, hace poco caso. La cosa cambia cuando el caballero pone precio a cada azote y luego a petición del propio Sancho dobla la parada del precio.

Bajo tan apetitoso incentivo, Sancho procede a aplicarse numerosos azotes, todos fingidos porque don Quijote no lo observa, sino sólo oye los golpes que el escudero da al tronco de un árbol.

Temeroso entonces don Quijote de que Sancho pierda la vida y no se produzca el desencanto de Dulcinea, dice al escudero:

"Por tu vida, amigo, que se quede en este punto este negocio, que me parece muy áspera esta medicina y será bien dar tiempo al tiempo, que NO SE GANÓ ZAMORA EN UNA HORA"

Este refrán pone énfasis en el tiempo que cada cosa requiere para madurar debidamente, pues a veces proceder con precipitación produce efectos contraproducentes.

El dicho tiene su origen en la ofensiva del rey Sancho II de Castilla en el cerco a la ciudad de Zamora, que pretendía arrebatar a doña Urraca, su hermana.

J.A García Villa

@jagarciavilla