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Construir una agenda ambiental

A la ciudadanía

GERARDO JIMÉNEZ GONZÁLEZ

Son muchos e importantes los avances globales, nacionales o locales en la construcción de una agenda ambiental que conjunte esfuerzos y recursos para contrarrestar el deterioro del ambiente, se han obtenido resultados en la regulación de los diferentes usos y en políticas públicas en una sinergia, incipiente y sinuosa, pero creciente, con la sociedad civil. Sin embargo, también hay pendientes o pasivos que continúan expresando ese deterioro y los grandes retos para frenarlo y revertirlo con directrices y acciones que conduzcan a una relación más equilibrada entre naturaleza y sociedad.

El problema ambiental de escala global más importante en este momento es el calentamiento de la tierra, consecuente de cambios que ocurren en el sistema climático provocados por las actividades humanas. Estas generan e incorporan nuevas o mayores partículas químicas que las existentes en la atmósfera, contaminado el aire que circula a través de esta capa de la superficie de la tierra al presentar este valores superiores a los permisibles de los organismos vivos, entre ellos el hombre; el cambio se expresa en un aumento en las concentraciones de elementos y compuestos químicos superior al previo en que recibe estas emisiones atmosféricas, y ese aumento afecta la salud de la población humana. Esto es una clara manifestación de deterioro ambiental.

Resulta que estas alteraciones en la composición química del aire atmosférico no sólo impactan la salud humana o de otros organismos vivos, también tiene efectos en otros sistemas naturales. Uno de los impactos más graves son las emisiones de dos compuestos químicos (gases) que han saturado el aire atmosférico, el Dióxido de Carbono (CO2) y el Metano (CH4), formando una barrera artificial que dificulta la salida de los rayos ultravioleta que provienen del sol, reteniendo parte de esa energía en la atmósfera; una variable del clima, la temperatura, sufre un cambio al modificarse sus promedios históricos.

El calentamiento provocado por esa energía reflejada en la atmósfera se le conoce como Efecto Invernadero. Decíamos que esto provoca una alteración del sistema climático, la cual se mide a través de las variables que componen el clima: temperatura, precipitación, humedad y evaporación, etcétera, durante un prolongado período. Los gases de efecto invernadero, el Dióxido de Carbono y el Metano, son uno de los factores principales que están propiciando un aumento en la temperatura del planeta.

El Dióxido de Carbono se emite a la atmosfera producto de la combustión del carbón, el gas y el petróleo, principales recursos energéticos que se han usado en la industrialización desde hace tres siglos. El Metano resulta de la descomposición de materia orgánica en forma natural o inducida por el hombre.

Los expertos en esta materia señalan que el aumento en las concentraciones de Dióxido de Carbono y Metano es provocado por la intensificación en el uso de combustibles fósiles como fuente energética que impulsó el proceso de industrialización que ocurre inicialmente en los hoy llamados países desarrollados y recientemente en los ahora llamados emergentes.

Este asunto ha sido tratado a escala global por la Organización de la Naciones Unidas estableciendo acuerdos importantes que disminuyan las emisiones de gases de efecto invernadero; el más importante es el firmado en París el año pasado en que los países que lo suscriben aceptan regular las fuentes de emisión y reducir la presencia de esos gases en la atmosfera a un límite de menos dos grados. La salida de Estados Unidos de este Comité de las Partes puede afectar estas previsiones debido a que es uno de los principales países contaminantes del planeta.

Estos acuerdos para enfrentar el cambio climático deben continuar y cada país hacer lo suyo. Este fenómeno inducido por las actividades humanas es un problema que debe ser enfrentado en todas las escalas de vida y organización del gobierno y la sociedad para adoptar y aplicar las medidas de adaptación y mitigación que se recomienden; requiere un reordenamiento de los ecosistemas antropizados y la protección y mayor cuidado de los ecosistemas naturales. Recuperar el equilibrio de los sistemas naturales de los cuales depende la vida en el planeta es el reto central que debemos proponernos los ciudadanos.

Aunado a regular y reducir la emisiones de contaminantes del aire atmosférico, en particular de los gases de efecto invernadero, realizar una gestión integral de los residuos sólidos es un reto obligado que se deberá enfrentar con proyectos y acciones de mayor alcance a los actuales, de igual forma que con las aguas residuales, ambos desechos humanos que deben ser tratados hasta reducirlos a su menor expresión; recuperar los balances hidráulicos en los acuíferos, es otro reto para asegurar volúmenes de agua dulce en el futuro; proteger y conservar los ecosistemas naturales es otro factor de equilibrio en la naturaleza, lograrlo significa asegurar los servicios ecosistémicos principales que brindan a la población.

En el último medio siglo nos dimos cuenta de la magnitud de los daños que hemos provocado al ambiente, algunos originados desde hace unos siglos, el recuento de daños y alternativas es lo que nos está permitiendo construir una agenda ambiental. Continuemos, agreguemos más esfuerzos y recursos, ciudadanicemos esta preocupación, no nos queda de otra.

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