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SIN LUGAR A DUDAS

PATRICIO DE LA FUENTE

Corro, vuelo, me acelero…

“Sus derechos como militante están intactos”, aseveró Manlio Fabio Beltrones refiriéndose a Humberto Moreira, quizá queriendo zanjar el asunto de una vez por todas. Un “estamos contigo pero de lejitos” y hasta ahí. Sin embargo, la rehabilitación política del profesor se vislumbra complicadísima -si no es que imposible- en lo que resta del sexenio.

Aunque varios afirmen que aspira a ser alcalde de Saltillo y podría lograr la candidatura ya sea por el PRI o a invitación expresa de otro partido, no habrá tal cosa, intuyo. Sería inconveniente y costosísimo hasta para su hermano Rubén, a quien la detención y proceso judicial en España le complicó gravemente el proceso sucesorio en Coahuila. No hablemos ya de la situación financiera que le legó.

En medio de aguas alebrestadas, lo último que necesita el gobernador Moreira es a familiares agitándole el engrudo de cara al 2017, y menos a un hermano con el que mantiene evidentes flancos de tensión tanto en lo personal como en lo político.

No, Don Humberto no será alcalde, ni nada, si es que la pretensión del PRI es conservar el poder en el estado mediante “candidaturas de unidad”, fórmula que hasta hoy le ha resultado exitosa.

Hay lujos que ni el tricolor se puede permitir en tiempos de fuerte escrutinio público. Si otros le tienden la mano a Humberto, allá ellos, pero para el PRI Moreira resulta un lastre muy pesado no obstante los favores recibidos.

En tanto, desde España, Humberto Moreira se dijo a merced de su director de tesis doctoral. “Estoy muy contento, muy tranquilo, muy en paz y voy a ver a mi familia ahora”, aseguró en entrevista banquetera. Es más, al momento seguramente ya llegó al país en el avión de Aeroméxico que vuela desde Madrid, váyase usted a saber a qué. Dice que viene “a visitar a la familia”.

Según él está limpio, pero la opinión pública ya lo condenó aunque hoy se encuentre entretenida en otros menesteres como la visita del Papa Francisco o los embates del mosquito portador del virus del Zika.

Apoyos tiene Humberto Moreira, me queda claro. La señora Felicitas, entrevistada en Saltillo por nuestra compañera reportera Lucía Pérez Paz, definió en una frase la tolerancia endémica hacia una clase política a la cual se le justifica tropelías y abusos basándonos en índices de popularidad o en el número de obras que realicen.

“Me dolió mucho cuando me enteré que lo agarraron. Si lo están culpando de algo, aquí todos somos culpables. ¿Cuándo han visto un gobernador como Moreira? Hizo mucho por la gente. Dicen que robó, pero él salpicó”, justifica Doña Felicitas.

“Me pega porque me quiere”, “Robó pero hizo mucha obra”, “Fue un hijo de la fregada pero es que precisábamos de un cabrón”, “México no está preparado para la democracia, más bien lo que necesita es un dictador”, y otras muchas frases que buscan detallar la picaresca nacional. Hasta el propio presidente acuñó una memorable, esa que dice que la corrupción es un fenómeno cultural, quizá pretendiendo explicar nuestro extravío y desgracias

Quienes no soltarán el asunto, estoy seguro, son varios influyentes panistas de Coahuila. Sea por cálculo –vienen elecciones a la vuelta de la esquina- o por justicia, pero el caso Moreira y la deuda serán un son muy tocado en los siguientes meses y ya hacia 2017, de plano se escuchará mucho más fuerte.

De eso a que el profesor se vea cara a cara con la justicia en México, existe un largo trecho. Se me hace que ese vals nomás no lo vamos a escuchar…

Nos leemos en Twitter y nos vemos por Periscope, sin lugar a dudas: @patoloquasto

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