ENTRADA.- Se trató de un verdadero linchamiento público tanto en los medios como en las llamadas redes sociales, las que algunos investigadores califican, por el mal uso que de ellas hacen algunos, como "cloacas sociales".
El linchamiento de Nicolás Alvarado es sin lugar a dudas un suceso excepcional e inédito. Nunca en este país y pienso que en ningún otro del mundo, un periodista escritor con más de 27 años en su profesión, había sido víctima de una censura y reprobación abierta y pública como la que nos ocupa.
SOPA.- Más que el contenido del artículo censurado, que para mí pasaría a segundo término, nos preguntamos cuál es la razón, causa o motivo por la que un simple artículo de dos cuartillas provocó una hiperreacción, que ni siquiera la toma de Palacio Nacional por parte de Donald Trump, hubiera causado tan desproporcionada reacción en el imaginario colectivo de nuestra sociedad.
Muchos se preguntan cuál fue la causa, razón o motivo que dos simples cuartillas publicadas en un periódico, que aunque siendo importante, no tiene un tiraje como para llegar hasta los últimos rincones del país, de repente aparece censurado y reprobada por millones de personas que nunca la leyeron realmente y que con toda seguridad accedieron a un texto fraccionado o en partes, a raíz de su repetición en las redes sociales y publicitación en los medios.
Nos preguntamos muchos cuál es la razón o motivo para que algunos medios y las redes sociales se hayan erguido de manera multitudinaria como los grandes censores de un artículo periodístico de dos cuartillas.
PLATO FUERTE.- ¿Que fibra tan sensible de la sociedad le fue ultrajada a este país como para que se haya desarrollado una campaña de linchamiento de tal magnitud contra Nicolás Alvarado? ¿Qué significan esas dos míticas palabras que son usadas a diario por millones de mexicanos de todos los niveles sociales, para que ahora escritas y aplicadas a la vestimenta de un ídolo motivaran un linchamiento público?
Si en los Estados Unidos de Norteamérica un articulista hubiera escrito a la muerte del famosísimo pianista Liberace que éste era gay y además naco en razón de la estrambótica ropa que usaba en sus presentaciones, estamos seguros de que jamás se hubiera generado un linchamiento público contra aquel escritor.
Para un estudio sociológico y psiquiátrico la reacción del imaginario colectivo mexicano en el caso que nos ocupa. Desde el momento que esas dos palabras (jotería y naco) solamente dos palabras que son usadas diariamente por millones de mexicanos fueron suficientes para originar esta ira irracional al ser referidas al tipo de atuendo o vestimentas usadas por el enorme cantaautor Alberto Aguilera.
Las redes sociales y los medios tratan ahora esconder o simular el descarado atentado a la libre expresión de las ideas, con el peregrino argumento de que siendo Nicolás Alvarado funcionario de la UNAM no tenía derecho ni era correcto que escribiera irónicamente sobre un ídolo e ícono nacional.
Esto nos trasladaría a la discusión de que la manifestación de las ideas no se lleva con los cargos burocráticos y como consecuencia, que puede haber diferentes y diversos derechos con relación a la manifestación de las ideas, un tema sin duda con muchas aristas.
POSTRE.- Lo que más dolió a quienes ahora se han erigido como los nuevos censores de la moral pública, fue el haber puesto en el texto las palabras "jotería" y "naco". Aquí caemos nuevamente en esa doble moral que ejercitan muchos mexicanos. Por una parte, los mismos fanáticos y fanes de Juan Gabriel se arrogaban el derecho de señalarlo burlonamente como gay y además de naco por la extraña y aparatosa vestimenta que usa en sus espectáculos. Pero ahora resulta que esos mismos mexicanos que a diario señalaban irónicamente al ídolo, ahora se rasgan las vestiduras porque alguien se atrevió a escribir y publicar lo que ellos dicen todos los días en privadito respecto del enorme artista mexicano.
DIGESTIVO.- Lo único a reconocerse sería que el artículo fue quizá publicado inoportunamente o fuera de tiempo; pero esa inoportunidad nos pone de manifiesto la terrible censura real que ejercen los millones de cibernautas. Por otra parte, nos llevaría a reconocer la terrible doble moral de los mexicanos y cuestionarnos además, cuando es oportuno o no hacer valer el derecho a la libre expresión de las ideas. ¿Tiene este derecho temporalidad u oportunidad?
Ahí les dejo el tema para que lo comenten.