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LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA

No es correcto enseñarla

La oreja es nuestro órgano exterior de la audición. La palabra oreja viene del latín auricula, y más pomposa y correctamente se le llama "apéndice auricular", apéndice porque está adherida a nuestra cabeza y auricular porque es parte del aparato que nos sirve para captar sonidos.

En sentido figurado, hay otras orejas como las del zapato, que sirven para ajustar las cintas o agujetas al empeine del pie o las agarraderas de algunas vasijas. Coloquialmente, se le llama también oreja al individuo que espía a sus compañeros de trabajo para llevarle chismes y rumores al patrón.

Hay también expresiones que aluden a la oreja como "parar la oreja", que es aguzar el oído para escuchar algo; "planchar la oreja", que significa dormir y "enseñar la oreja", que es mostrar bajos sentimientos o no portarse a la altura de las circunstancias.

Por otro lado, le confieso que me es difícil hablar de orejas y no referirme al pintor holandés Vincent Van Gogh, que vivió en la segunda mitad del Siglo XIX, un sujeto muy fecundo -pintó 900 cuadros y 1600 dibujos- pero también muy conflictivo.

A pesar de lo abundante de su obra, en toda su vida Van Gogh solamente vendió un cuadro que le compró su hermano Theo y eso por el afán de ayudarlo a resolver un poco su situación económica apremiante.

A los veinte años, viviendo en Londres sufrió el primer rechazo amoroso, por lo que se volvió un tipo cada vez más solitario. Después de desempeñar varios trabajos, hacia 1880 descubrió en la pintura su auténtica vocación, a la que consideraba una vía para consolar a la humanidad de todas sus desgracias.

Su hermano le presentó a varios pintores de la época. "Su paleta se tornó entonces definitivamente colorista y su visión, menos tradicional, le dio forma a su personal visión del postimpresionismo".

En una ocasión, viviendo con Gaugin, tuvieron una pelea y una versión de los hechos dice que Van Gogh, enajenado mentalmente, se cortó el lóbulo de una oreja, y llevó la parte cortada hasta un burdel y se lo ofreció como regalo a una prostituta.

Después de varios arranques como éste, cuando los doctores ya lo consideraban plenamente curado, sumido en una profunda angustia, Vincent Van Gogh se disparó una bala en el pecho, acción que dos días más tarde le ocasionó la muerte.

Escríbale a Don Juan Recaredo. Su correo es [email protected].

PREGUNTA DEL PÚBLICO:

José Lucio: ¿La palabra Méjico se puede escribir con J?

RESPUESTA:

Sí. En ese caso, la X se pronuncia igual que la J.

Me retiro con esta frase: Cualquier cosa que el hombre gane debe pagarla cara, aunque no sea más que con el miedo a perderla. ¿Cómo dijo? LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA.

Por: Juan Recaredo

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