
Adiós.Ayer en la Ciudad de México se realizó el sepelio del escritor mexicano Ignacio Padilla.
Nacho no lo creería, seguro sonreiría con su mirada clara y su amplia y delgada sonrisa, pero es verdad, sus restos mortales abandonaron la funeraria en medio de unos goterones que pronto se convirtieron en una tupida lluvia.
Así, con el cielo "llorando" fue sepultado en el Panteón Francés La Piedad, y despedido por su padre Francisco, por sus hermanos Francisco y Rodrigo; y sus hijos, Constanza y Rodrigo. Al escritor de 47 años, que murió el pasado sábado en un accidente automovilístico, lo sobrevive su obra compuesta por más de 30 libros y una trayectoria académica y literaria sólida, que fue destacada por amigos, compañeros y funcionarios, quienes acudieron a despedirlo. "Fue una gente fuera de serie", dijo su padre, don Francisco Jerónimo Sebastián de Aparicio Padilla.
Fue él quien en representación de la familia dijo que la muerte de Nacho, como le decían sus amigos, es una gran pérdida "no nada más para la familia, considero que para mi patria, México, también es una gran pérdida", señaló el hombre de quien sin duda el escritor heredó su humor y bonhomía. "Estás loco", recuerda don Francisco que fue la frase que le respondió a Nacho, su hijo, cuando éste le dijo que quería ser escritor.