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¿A qué viene Francisco?

No hagas cosas buenas...

JOSÉ SANTIAGO HEALY

Todavía no inicia el Papa Francisco su primera visita a México cuando ya han dado rienda suelta a las más disímbolas e imaginarias especulaciones en torno a los fines de su travesía.

Esto ocurre igual entre colegas periodistas y de paso en altos círculos del poder, sin faltar desde luego en las mesas de café en donde se tejen las más aventuradas historias.

Para los más optimistas, Su Santidad vendrá a nuestro país a resolver en -apenas cinco días de estancia-los más intrincados problemas que vivimos de varias décadas atrás.

Tal teoría dejaría en ridículo al expresidente Vicente Fox, quien en plena campaña política apostó a que resolvería el conflicto de Chiapas en sólo quince minutos.

Otros analistas trasnochados se han dedicado a amarrar navajas entre los diversos actores de la política y la religión en México.

Que Francisco vendrá a desnudar el gobierno fallido de Enrique Peña Nieto; otros argumentan que los jefes de la Iglesia Católica están intrincadamente divididos de ahí que la visita papal servirá para recomponer los tejidos de la curia eclesiástica.

Algunos más proclaman que el Santo Padre viajará a México en su calidad de sacerdote jesuita para agitar a los grupos más desprotegidos y marginados de México, tal como en su tiempo lo hizo en Chiapas el obispo Samuel Ruiz, además de otros religiosos progresistas.

Quizá la versión más irrisoria es la que niega todo lo anterior y que por el contrario asegura que el Vicario de Cristo dará un espaldarazo al régimen priista -en momentos que más lo necesita, por cierto-de tal manera que emitirá mensaje en apoyo a los candidatos del tricolor para los próximos comicios estatales. Hágame pues el favor.

Como el león que cree que todos son de su condición, así sucede con tales profetas del surrealismo que gozan creando historias de fábula, fascinantes unas y otras francamente grotescas, pero finalmente el objetivo es sacudir las aguas para distraer a la sociedad de un suceso histórico y trascendente.

Pero, ¿a qué realmente viene el Santo Padre a México? ¿Cuáles son los motivos de esta visita tan esperada que seguramente hará vibrar a México?

En un reciente encuentro con mexicanos en Roma, el Papa expresó que "yo voy a México no como un Rey Mago cargado de cosas para llevar, mensajes, ideas soluciones a problemas… Yo voy a México como un peregrino, voy a buscar en el pueblo mexicano, que me den algo".

Con su acostumbrada sencillez, Francisco explicó que "voy a buscar contagiarme de esa riqueza de fe, tengo ganas de ir a México para vivir esa fe con ustedes… voy con el corazón abierto para que se llene de todo aquello que ustedes me pueden dar".

Sobre los momentos difíciles que vive el país, Francisco fue enfático al señalar que "el México de la violencia, la corrupción, el tráfico de drogas y los cárteles, no es el México que quiere la Virgen de Guadalupe. Quiero ser un instrumento para lograr la paz en este país", enfatizó.

"Yo no quiero tapar nada de eso, al contrario, exhortarlos a la lucha de todos los días contra la corrupción, contra el tráfico, contra la guerra, contra la desunión, contra el crimen organizado, contra la trata de personas", añadió el Sumo Pontífice.

Días atrás Francisco externó su deseo de venir a México para consagrar a la Virgen de Guadalupe al Año de Misericordia que proclamó el pasado mes de diciembre y para pedir junto al pueblo mexicano que "la Guadalupana les regale la paz del corazón, de la familia, de la ciudad, y de todo el país".

La visita papal será ante todo pastoral y apostólica, como bien lo dijo Francisco no ocultará los problemas que aquejan a los mexicanos como tampoco los resolverá.

Su misión llana y propia de un líder religioso será solidarizarse con la gente, rezar para que salgan adelante, atender sus peticiones y predicar el Evangelio con la esperanza de que más mexicanos se acerquen a Cristo y a su verdad.

Lo demás es politiquería y ganas de confundir a los mexicanos.

APUNTE FINAL

Casi casi en calidad de héroe regresó a México el exgobernador Humberto Moreira tras librar en España un arresto y acusaciones por lavado de dinero, organización criminal y cohecho. Con especial cinismo el político coahuilense declaró que el gobierno español manchó su honor y que le hizo un daño a él y a su familia. ¿Y quién defiende el honor de los coahuilenses a quienes dejó en bancarrota al finalizar su gobierno?

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